Eduardo Torroja y el Instituto de Algeciras (I)
Instituto de Estudios Campogibraltareños
El Instituto Kursaal no es el proyecto de Instituto proyectado para Algeciras por Eduardo Torroja, pero sus elementos interiores hacen pensar que Trinidad Solesio introdujo sus propuestas
En un trabajo presentado en las VII Jornadas de Historia del Campo de Gibraltar, celebradas en Castellar de la Frontera en el otoño de 2002, que tuvo su base en el listado de proyectos y obras de especial interés incluido en el libro titulado La obra de Eduardo Torroja, traté en extenso, vistos desde la historia de nuestra ciudad, los tres proyectos de Torroja que aparecían en aquel listado: el mercado, la barriada de Casas Baratas y el instituto.
El primero de ellos, el mercado de Abastos —analizado en el libro citado con la extensión que la importancia del edificio merece y que ha hecho que el nombre de nuestra ciudad figure para siempre en la historia de la arquitectura— fue presen- tado a los técnicos municipales en enero de 1934, aprobado en pleno en junio del mismo año; a finales de agosto de 1935 el edificio estaba terminado y en agosto de 1936 la Comisión Gestora Municipal requería a los comerciantes que ocupasen los puestos que se les había asignado y pagasen los correspondientes arbitrios. Actualmente, declarado Bien de Interés Cultural, el mercado Ingeniero Torroja, resiste como puede el cerco a que le somete cada día el deterioro del entorno en el que se enclava.
El segundo, la barriada de Casas Baratas, la barriada inexistente, aprobado por el Pleno Municipal en septiembre de 1930, no se construyó porque, en noviembre de 1931, el Banco de Crédito Local embarga al Ayuntamiento, por impago del empréstito solicitado en 1929 para obras en la ciudad. En el proceso de negociación de un nuevo convenio para el pago de la deuda, se acuerda pagar los intereses pendientes con el fondo de la cuenta para la construcción de las casas baratas.
Por fin, el instituto de Segunda Enseñanza, único de su clase proyectado por Eduardo Torroja, que yo asocié con el actual instituto de Secundaria Kursaal, cuya primera piedra se puso el día 21 de abril de 1935.
Trabajos de Torroja para Algeciras
Desde entonces se ha producido un hecho fundamental para conocer cual fue la relación profesional entre Torroja y Algeciras: El estudio y la ordenación de la documentación proveniente de los archivos personales de Eduardo Torroja, llevados a cabo por el personal del Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo (CEHOPU), del Ministerio de Fomento. A menos que aparezcan nuevos documentos en otros archivos privados, la relación de trabajos de Torroja, realizados para instituciones o particulares algecireños, disponibles en el CEHOPU, incluye los siguientes: 1. Mercado; 2. Instituto; 3. Barriada de Casas Baratas; 4. Escuelas; y 5. Chalet.
Hay que decir, desde ahora, que sólo el mercado acabó siendo una realidad. Los restantes no pasaron de trabajos de despacho. La documentación disponible de cada uno de ellos depende naturalmente no sólo de la importancia del proyecto sino también del grado de desarrollo del mismo.
Así pues, han aparecido dos nuevos proyectos que se añaden a los tres ya conocidos: Las Escuelas y el Chalet.
El proyecto de las escuelas se realizó a petición del señor Barredo, cuyo nombre aparece en uno de los tres documentos que del proyecto se tienen y que son: un plano de las plantas, un plano de la fachada y planta de estructura y una hoja borrador de cálculos, fechados en mayo de 1935. Es un edificio de dos plantas, que ocupa una superficie rectangular de aproximadamente 120 metros cuadrados y cuya fachada, de más de veinte metros, presenta en la planta baja cuatro, y en la planta primera cinco, grandes ventanales de tres metros de ancho cada uno, uno por cada una de las nueve clases que forman el grupo escolar. La escasa documentación aparecida, y la falta de información en las actas municipales de la época en relación con el proyecto, hace pensar que no llegó a construirse.
Lo mismo puede decirse del chalet del que sólo se dispone de un dibujo y de un borrador, sin fechar, de la fachada y plantas, realizados a mano, sobre papel vegetal y sobre papel, respectivamente.
El Instituto de Algeciras
Dicho lo anterior, quiero centrar la atención de este trabajo en el proyecto del instituto, el primero en el tiempo de los realizados por Torroja para la ciudad y el más documentado de todos, si exceptuamos naturalmente el proyecto del mercado.
La documentación disponible en el CEHOPU incluye: Memoria; Pliego de condiciones; Plano general del emplazamiento; Plano de las fachadas; Plano de las plantas; Plano de las secciones; Plano de las posibles ampliaciones; Cuadro de precios no 1; Cuadro de precios no 2; Presupuesto general; Cubicaciones. Del contenido de la documentación citada se puede afirmar que este instituto no es el que hoy conocemos como Instituto Kursaal. Las razones de esta afirmación están basadas en el momento en que se elabora el proyecto, el lugar propuesto para la instalación y el propio edificio.
El 16 de octubre de 1929, en la sesión ordinaria celebrada por el Pleno del Ayuntamiento, se daba lectura a un escrito del Presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación, en el que felicitaba al Ayuntamiento por la decisión del Gobierno de su Majestad de conceder a la ciudad un Instituto Local de Segunda Enseñanza. Los antecedentes de la decisión tomada hay que buscarlos en las gestiones llevadas a cabo por el alcalde, a la sazón Laureano Ortega, ante el jefe provincial de la Unión Patriótica, José María Pemán, y ante el gobernador civil. En agosto de 1928, en una sesión extraordinaria, el alcalde informaba de que, según un telegrama del gobernador civil, estudiada la posibilidad de crear un instituto Elemental en la provincia de Cádiz, para el Consejo de Ministros “parece indicado que sea en Algeciras para servir a La Línea, San Roque, Tarifa y los Barrios”. Para ello el Ayuntamiento debía acordar solicitar la concesión, pudiendo considerar como posible ubicación de las instalaciones algunos de los edificios en desuso del Ministerio de la Guerra. En la misma sesión de pleno en la que se conoció la propuesta, “penetrados de la necesidad que existe en esta Región, tan distante de poblaciones que cuentan con institutos de segunda enseñanza, de tener un centro en que se curse, siquiera sea por ahora, el bachillerato elemental”, se acordó por aclamación elevar la solicitud, ofreciendo adaptar el cuartel de Escopeteros, mantenerlo, hacer campos de deporte, dotarlo de material científico y docente, y dedicar cada año en los presupuestos 1.000 pesetas para la biblioteca del centro. Meses más tarde, a finales de 1928, el alcalde, “en su afán de engrandecer como merece a esta población tan necesitada de ello”, proponía gestionar la concesión de un empréstito “para llevar a cabo obras de suma necesidad para Algeciras”, entre las que se incluían las de creación del instituto local. En mayo del año siguiente el Pleno aprobaba por unanimidad un presupuesto extraordinario por valor de 3.890.000 pesetas —más de tres veces el presupuesto ordinario— para ejecutar las obras del empréstito, que se adjudicaron, tras la celebración del concurso convocado para ello, en un pleno celebrado en julio de 1929. El 29 de septiembre del mismo año el alcalde firmaba con el adjudicatario de las obras el contrato correspondiente, una de cuyas cláusulas le imponía no tardar más de catorce meses para la ejecución de cada obra, que habrá de iniciarse a los quince días de la entrega del terreno en que habían de realizarse.
Cuando Eduardo Torroja firma los documentos del proyecto de su instituto para Algeciras, el día 15 de enero de 1930, hacía apenas tres meses que el Gobierno de su Majestad había concedido la creación del Instituto Local de Segunda Enseñanza, y no llegaban a cuatro los meses desde la firma del contrato que posibilitaba su construcción.
En la relación de “las obras de suma necesidad para Algeciras, que habían de engrandecerla”, además de la creación del instituto local, figuraba en primer lugar la construcción de un nuevo mercado público. Pese a que, en enero de 1929 la Junta Municipal de Sanidad, en su memoria anual, “hace constar el inmejorable estado de higiene [de la ciudad], cosa muy principalmente debido a los desvelos y cuidados insuperables de nuestra primera autoridad municipal”, en agosto de ese año, el alcalde convocaba un pleno con objeto de dar conocimiento del acuerdo adoptado por la misma Junta Municipal de Sanidad respecto a las condiciones higiénico-sanitarias de las casillas del mercado que, por unanimidad y conforme a los informes técnicos, declaraba “la insalubridad de todas y cada una de las casillas dedicadas a la venta de alimentos, freidoras y también a casas de comida” y acordaba “la clausura del referido mercado”. En el mismo pleno el alcalde daba cuenta del contenido de un informe pedido al arquitecto municipal en el que el técnico afirmaba que no eran necesarios “grandes conocimientos para poder declarar rotundamente que el estado sanitario de los referidos puestos o casillas es deplorable […] y el estado de paredes, suelos y techos, ruinoso” y finalizaba diciendo que “dado el peligro inminente para los que las ocupan procede la clausura inmediata del local”. Para terminar, el secretario general informaba al pleno que la legislación vigente permitía al Ayuntamiento ordenar la clausura del mercado y la destrucción de las casillas. Todos los concejales coincidieron unánimemente en la necesidad de dar cumplimiento al acuerdo de la Junta Municipal de Sanidad y clausurar el mercado, acordando un plazo de cinco días para su clausura y traslado, proponiendo su instalación provisional en la calle Teniente Riera, contigua a la Pescadería.
Artículo publicado en el número 36 de Almoraima. Revista de Estudios Campogibraltareños
Temas relacionados
No hay comentarios