Coronavirus

Cáritas: la mano tendida de la iglesia para ayudar en la pandemia

  • La organización incrementa en Algeciras el número de usuarios entre un 30 y un 50% por la crisis sobrevenida de muchas familias

  • El Banco de Alimentos, principal proveedor de la entidad

Dos mujeres cargan con la bolsa de donativos de Cáritas y, al fondo, el resto de personas que aguardan su turno en La Palma.

Dos mujeres cargan con la bolsa de donativos de Cáritas y, al fondo, el resto de personas que aguardan su turno en La Palma. / Erasmo Fenoy

Pasta, arroz, varios cartones de leche y zumo, azúcar o latas de fruta en conserva. Los lotes están dispuestos cuidadosamente en uno de los salones parroquiales de la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, en Algeciras. Faltan unos minutos para que den las diez de la mañana y en la calle Ventura Morón acaban de repartirse los números para la entrega de las bolsas. Esta semana, en la fila vuelve a haber más personas que de costumbre.

La escena se repite a diario en todas las parroquias del Campo de Gibraltar, donde Cáritas se afana en aportar su ayuda para paliar la crisis sobrevenida que se ha recrudecido en las familias vulnerables y que, por primera vez, también ha tocado en la puerta de muchos otros hogares donde jamás pensarían que necesitarían de donativos para salir adelante. En todo Algeciras, Cáritas tiene unos 200 voluntarios

Suenan las campanas de la iglesia y la puerta se abre. De uno en uno, quienes aguardan en la fila entran con sus bolsas de rafia o carritos de la compra con los que podrán llenar parte de su despensa. "La pobreza no entiende de barrios. Aunque cada uno es totalmente distinto, en todos ha aumentado la petición de ayudas", explica José Ortega, director de Cáritas Parroquial de Nuestra Señora de La Palma. 

Miguel Carreño, coordinador de las 16 agrupaciones que Cáritas tiene en la ciudad, corrobora la impresión de Ortega. Desde el inicio del estado de alarma por la pandemia de coronavirus, las peticiones a la ONG de la iglesia católica se han incrementado entre un 30 y un 50%. Eso se traduce en 25 familias más a la semana en San José Artesano, por ejemplo, y otras 50 familias más en La Palma, que cubre la zona centro. "En La Palma teníamos habitualmente a 98 familias con sus expedientes sociales. Ahora son 150", contabiliza Ortega. 

Una docena de voluntarios, todos con más de 70 años y por tanto población de riesgo, atienden en La Palma. En muchos casos, en contra de la voluntad de sus allegados. "En nuestras familias hay quien se opone a que hagamos el trabajo porque somos población de riesgo. Pero una cosa es la razón y otra, el corazón. No podemos permanecer impasibles", reconoce Ortega. Todos se pertrechan con mascarillas, guantes y pantallas faciales. 

Dos personas recogen la bolsa con alimentos no perecederos en la parroquia de Nuestra Señora de la Palma, en Algeciras. Dos personas recogen la bolsa con alimentos no perecederos en la parroquia de Nuestra Señora de la Palma, en Algeciras.

Dos personas recogen la bolsa con alimentos no perecederos en la parroquia de Nuestra Señora de la Palma, en Algeciras. / Erasmo Fenoy

Con ellos colaboran los jóvenes de las cuatro hermandades de esta parroquia: Nazareno, Santo Entierro, la Columna y La Palma. "Porque el trabajo no es solo dar las bolsas. Hay que ir al Banco de Alimentos, nuestro principal proveedor y donde también atienden voluntarios de edades muy avanzadas que se están dejando la piel, y preparar los lotes. Hay mucho trabajo", apunta el director de Cáritas de La Palma. 

En el caso de nuevas solicitudes de ayuda, los voluntarios de Cáritas comprueban mediante el empadronamiento que se trata de una familia de la zona de influencia de cada parroquia, entre otros requisitos. "Se han sumado familias que tenían empleos precarios o autónomos que no han podido trabajar durante varias semanas por el estado de alarma", enumera Ortega. El apuro por la situación se refleja en muchos rostros: "Hay muchos que están admitiendo que pasan vergüenza por pedir. A estas personas les decimos que no han sido los culpables de nada", tranquiliza Ortega. 

José Ortega, director de Cáritas La Palma: "Hay muchos que están admitiendo que pasan vergüenza por pedir. No son culpables de nada".

Carreño apunta a otro factor que ha llevado a muchas personas a pedir a Cáritas: los retrasos en el pago de las prestaciones sociales por el aluvión de solicitudes con la oleada de ERTE en todo el país. "Se nos han planteado casos de personas que no han tenido ni nómina ni ingresos por los ERTE en marzo y en abril. Y que han agotado sus pocos ahorros. También gente que trabajaba al día, o en obras, y se ha visto sin poder hacerlo", agrega Carreño. 

Cáritas tiene en el Banco de Alimentos del Campo de Gibraltar su gran aliado. Les surte de prácticamente todos los alimentos no perecederos. También entrega víveres a entidades como Hogar Betania, la Fundación Prolibertas y otros colectivos sociales que igualmente atienden a familias en exclusión social. "Están todos los días trabajando. Cuando todo esto pase, deberían hacerles un homenaje", sugiere el director de Cáritas de La Palma. 

La pandemia del coronavirus ha reforzado la solidaridad de colectivos como las asociaciones de vecinos o la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios del Campo de Gibraltar, que han efectuado varias cuestaciones. Desde Cáritas recomiendan que estos lotes sean entregados a colectivos organizados para que la ayuda sea canalizada correctamente. "El Banco de Alimentos, Ambae, Cruz Roja o Cáritas. Cualquiera de las entidades que nos dedicamos a esto, para que los lotes lleguen a quien los necesite", apuntan.

Otras necesidades apremian. En torno a un 90% de lo que entrega el Banco de Alimentos son víveres no perecederos. La entidad completa necesidades puntuales con varios comercios asociados. "Estamos muy agradecidos al pueblo de Algeciras, que se está volcando con sus donativos. También hemos recibido aportaciones de La Caixa, APM Terminals o Acerinox", enumera Miguel Carreño.

Los gastos operativos para Cáritas también se han incrementado en un 30% en los dos meses del estado de alarma. "Esperamos que para julio se normalice un poco la situación", reconoce Carreño.

El año pasado, Cáritas atendió en Algeciras a 3.800 personas de 1.320 familias y una media de 125 almuerzos diarios en el Comedor Padre Cruceyra y tuvo unos gastos superiores a los 110.000 euros para alimentación, ayudas para suministros y recibos, medicinas y material escolar. La pandemia elevará estas cifras, por lo que desde Cáritas agradecen cualquier aporte, por simbólico que sea. 

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