José Luis Bonet, presidente Cámara de Comercio de España | Entrevista

"El Ramal Central hace falta no solo por el Campo de Gibraltar, sino por España"

José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España, con el Puerto de Algeciras a sus espaldas.

José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España, con el Puerto de Algeciras a sus espaldas. / Jorge del Águila (Algeciras)

Bonet, (Barcelona, 1941) compaginó durante varias décadas su carrera empresarial, fundamentalmente en Freixenet, empresa que dirigió y de la que ahora es presidente de honor, con la académica, como profesor titular de Economía política y hacienda pública en la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona. Máximo responsable desde 2014 de la Cámara de Comercio de España, optará a un tercer mandato “si quieren los demás y estoy en condiciones”, pero también porque entiende que continuar en el cargo es “una obligación moral en un momento clave” marcado por el aprovechamiento de los fondos europeos para la recuperación tras la pandemia. Su primera visita a Algeciras ha tenido como fin mostrar su apoyo al Ramal Central ferroviario: “España debe ser el hub logístico del sur de Europa y para que eso sea posible es imprescindible que el tren llegue al Campo de Gibraltar”.

-Sigue con ganas de seguir en la brecha.

-Es que es un momento crucial y muy interesante, en el que uno tiene que echar el resto. España puede dar un salto si se hacen las cosas bien. Es un absurdo que, personas que quieran y estén en condiciones no puedan seguir activas. Es una malversación de recursos. Yo estoy jubilado en la universidad desde hace más de diez años y puede que haya dado de mí más en este periodo que en los anteriores. Un profesor a los 70 años puede estar en plenitud y no tendría por qué jubilarse.

-Usted compatibilizó muchos años la empresa y la universidad.

-La universidad era mi vocación, pero nací en el seno de una empresa familiar en la que, si no tienes vocación, te la meten a base de desayunos, almuerzos, meriendas y cenas hablando de ella y de la economía. Empecé estudiando Derecho, pero me di cuenta de que me interesaba más el juego que las reglas del juego. Tengo la teoría de que los empresarios y los directivos de alto nivel debieran ser profesores ‘per se’, asociados a la universidad, sin cobrar, y que los profesores universitarios a tiempo completo debieran estar cada año quince días en una empresa.

-Habría más conocimiento por ambas partes.

-Sí, porque falta ese engarce entre la universidad y la empresa. He vivido muchas etapas y algunas fueron peores… Los años 70, por ejemplo, fueron nefastos, pero queda terreno por delante. Una de las misiones de la universidad es la transmisión de conocimientos a la empresa.

"Los españoles son más resilientes de lo que parece y, cuando se ponen, se ponen"

-¿A que se refiere cuando afirma que España puede dar un salto? ¿A los fondos Next Generation de la UE para superar la crisis de la pandemia?

-Este país ha dado saltos a lo largo de su historia. Yo he vivido algunos de ellos. Durante la autarquía, uno tenía que pedir permiso para todo y todo eran trabas para abrir una empresa, lo cual empezó a arreglarse en 1959 con el Plan de Estabilización, que supuso una primera transición económica y social. El segundo salto se produjo durante la Transición y la incorporación de España a la CEE, a pesar de que algunos economistas lúgubres pronosticaron que Europa nos iba a aplastar, que iba ser un desastre.

-Y no fue así.

-Es que los españoles son más resilientes de lo que parece y, cuando se ponen, se ponen. Curiosamente, cuando pasa, suele haber un consenso político que permite una estabilidad institucional. En el 59, con la dictadura, queda claro que el consenso estaba impuesto, pero en la Transición hubo un acuerdo amplio, aunque ahora algunos digan que no fue tan importante. Empezamos un camino que está lejos de recorrerse por parte de algunos.

-¿Y en el momento actual?

-Podríamos dar otro salto después de un momento muy desgraciado. Como dice la directora del FMI, Kristalina Georgieva, se nos ha venido una crisis encima de otra: una financiera e inmobiliaria en 2008, la del Covid en 2020, cuando empezábamos a recuperarnos, y ahora la provocada por el señor Putin con su mala idea de invadir Ucrania. El contexto no es bueno, lo que pasa es que la UE, a diferencia de 2008, cuando no hizo lo que tenía que hacer, se ha puesto las pilas. Y ahí tenemos los fondos Next Generation, que para España son 140.000 millones de euros, una cifra absolutamente extraordinaria.

José Luis Bonet, durante la entrevista. José Luis Bonet, durante la entrevista.

José Luis Bonet, durante la entrevista. / Jorge del Águila (Algeciras)

-Esa cifra casi triplica los 56.000 millones del anterior marco de apoyo comunitario, de 2014 a 2020.

-Sí, sí, lo que indica que es una oportunidad histórica. El Next Generation viene además condicionado por una guía, unas pautas sobre a qué proyectos deben ir destinados esos fondos para ir a una transformación del tejido empresarial del país.

-¿Estamos preparados a nivel político y empresarial para cumplir esas pautas?

-Creo que sí. La sostenibilidad hay que hacerla sí o sí, con una cierta flexibilidad, que es lo que creo que va a pasar. Segundo: la digitalización. Esto es de máxima urgencia, hay que adaptarse a las nuevas tecnologías sí o sí. Y tres: la formación, el talento, que es lo más importante. Y añado dos líneas estratégicas más que son fundamentales: la internacionalización. Países como Francia, Alemania o Italia ya la han hecho, nosotros no. Tenemos algunos que se han adelantado, incluso con posiciones importantes, líderes en el mundo, pero son los menos. El recorrido que queda por delante es extraordinario. Si a esto le juntamos que España es un país de pymes, los que tienen que dar el salto son las pymes, especialmente las empresas medianas.

-¿Y tienen capacidad para ese salto?

-Uno de los programas clave de la Next Generation es la digitalización de las pymes. Eso son 3.067 millones y lo va a gestionar red.es, una empresa pública al frente de la cual hay personas muy preparadas e incardinada en el Ministerio de Economía de Nadia Calviño. Esto no son los Pertes [Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica], que manejan las grandes empresas y que están muy bien, pero este es un país de pymes. Por tanto hay que lograr que las pymes se transformen.

"La pandemia ha sido disruptiva y ya nada va a ser igual que antes, luego uno tiene que transformarse, reinventarse"

-¿Qué consejo le daría en este ámbito a un señor que posee, por ejemplo, una tienda de ultramarinos?

-Vamos por partes. Uno de los aciertos del programa es que los planes van por segmentos y uno de ellos es el de las empresas que cuentan con entre diez y cincuenta trabajadores, es decir, las medianas, que en España son 117.000. Las ayudas a la digitalización por empresa son limitadas, unos 12.000 euros, pero ya hay más de 53.000 que han levantado la mano para acogerse a ellas, lo cual indica que tienen inquietud por hacer cosas.

-¿La pandemia ha acelerado un cambio de actitud en las empresas?

-La pandemia ha sido disruptiva y ya nada va a ser igual que antes, luego uno tiene que transformarse, reinventarse en función de las exigencias que se van imponiendo: la globalización, las nuevas tecnologías, la formación… Las empresas empiezan a decir que no encuentran a gente cualificada. Las pymes, hasta las más pequeñas, tienen que hacer su propia reinvención. Yo hablo de las tres aes: aglutinar, porque son tantas que alguien las tiene que agrupar y liderar; ayudar, porque necesitan apoyo para llevar a cabo sus planes, y, finalmente, acompañar, porque necesitan asesoramiento para hacer la transformación total de su negocio.

-¿Ese acompañamiento debe hacerlo la administración o las patronales?

-¡Tutti quanti! Para eso estamos las cámaras de comercio, las patronales, la red bancaria, los agentes digitalizadores como las empresas de telefonía… Esto debe ser una revolución que nos permita hacer otro salto como país. Hay algo que puede estropear el invento hasta cierto punto, no del todo porque lo más importante son las empresas y los empresarios, que sería la falta de consenso. España ha avanzado cuando ha habido consensos.

-¿Cree que lo hay?

-En este momento no lo parece, pero deberían ponerse de acuerdo.

José Luis Bonet, durante la entrevista. José Luis Bonet, durante la entrevista.

José Luis Bonet, durante la entrevista. / Jorge del Águila (Algeciras)

-¿PSOE y PP, como partidos mayoritarios?

-Es que el reto al que nos enfrentamos es clave y superarlo es el objetivo fundamental: la transformación del tejido empresarial. Hay que aprovechar la oportunidad histórica que suponen 140.000 millones de euros encima de la mesa. ¿Puede hacerse? Sí. Los españoles han demostrado una y otra vez que son capaces.

-¿Y hay garantías de que la ejecución de esos fondos vaya a ser eficaz? Entre 2014 y 2020, España se situó a la cola de la UE en la gestión de los fondos comunitarios.

-Mi experiencia en las cámaras, como uno de los agentes gestores de esos fondos, es que también se ha dado un salto y ha mejorado notablemente lo que se estaba haciendo. A esto le sumo el impacto que la Covid ha tenido en la gente y en las empresas y soy optimista.

-¿Por que la pandemia les ha puesto las orejas tiesas y en alerta?

-Porque los empresarios han visto lo que hay que hacer. Las pymes son, en su inmensa mayoría, empresas familiares en las que está el padre, que manda, y uno o dos hijos. Eso va a producir una transición generacional, no porque el padre deje de mandar, pero sí porque va a dejar a los hijos más cancha. Y estos están más relacionados con el mundo de las tecnologías, lo digital, etc.

"El otro día alguien de una cámara que me dijo que con el ayuntamiento iban perfectos, pero que con la Generalitat… Alguno dirá que le interesa más no sé qué entelequia, pero estará equivocado"

-¿Las administraciones, en el ámbito nacional, autonómico y local están facilitando las cosas?

-En lo que a mí me ha tocado, esto funciona perfectamente. Yo soy totalmente partidario de la colaboración público-privada y es cierto que hay sitios en lo que esto no es así y la cosa no va.

-¿Por ejemplo?

-Hombre, yo no quisiera hablar de mi tierra...

-¿De Cataluña?

-Sí. El otro día alguien de una cámara que me dijo que con el ayuntamiento iban perfectos, pero que con la Generalitat… Espero que lo reflexionen y que se den cuenta de que el objetivo no es que tengan que ir a no sé dónde, sino que se transforme el tejido productivo catalán. Alguno dirá que le interesa más no sé qué entelequia, pero estará equivocado.

-¿Se refiere a una entelequia independentista?

-Ahí hay un extravío: en vez de ir al objetivo principal, que es el que le he dicho, no se dedique a lo otro, que es perder el tiempo. Respeto que cada uno piense lo que quiera, pero uno tiene también que situarse en la vida.

"¿Acaso no es bueno que haya más trabajadores fijos? Si no fuese bueno no hubiera sido posible el acuerdo"

-¿La reforma laboral está siendo positiva?

-Llevamos poco tiempo. He aplaudido la gestión de Antonio Garamendi [presidente de la CEOE] cuando le criticaron por defenderla. ¡Pero si tenía toda la razón! ¿Acaso no es bueno que haya más trabajadores fijos? Si no fuese bueno no hubiera sido posible el acuerdo. Ahí están los números de entrada, falta ver cómo se van desarrollando.

-¿Al empresario no le importa tener más trabajadores fijos que temporales o depende?

-Mire, soy empresario y he estado en una empresa más de 50 años. ¿Es que no hemos entendido el concepto de cuasifamilia? Nosotros lo hemos entendido perfectamente. ¿Que ha habido momentos de tensión? Naturalmente. Pero que se han impuesto los intereses de la empresa, de eso doy fe absoluta. Si no lo hubiera vivido no hablaría con esta rotundidad.

-Oyéndole, no sé si alguno de sus compañeros va a querer reelegirlo en el cargo.

-Mi experiencia no puede ser más gratificante. Cuando hablo de mi empresa, hablo de una cuasifamilia. Los trabajadores han llegado a un grado de compenetración muy grande, se han sentido de la empresa. Las cámaras, y esto no es baladí, representan a las empresas, no a los empresarios. El empresario es el líder de la empresa, pero las cámaras representan al conjunto, lo cual quiere decir a todo el país. Vivimos en una economía social de mercado en la que la empresa es la célula básica, el motor clave.

-¿Y los sindicatos?

-Deben existir, lo dice la Constitución.

-Me refiero al papel que desarrollan en el día a día.

-Tienen que representar y defender los intereses de los trabajadores, sin ninguna duda, pero sin perder de vista que el interés de los trabajadores es el interés de la empresa. Lo que yo he vivido ha funcionado; seguro que ha habido momentos de tensión, pero se han superado y nos hemos tomado una copa de cava cuando se han superado.

-He leído declaraciones suyas felicitándose por las medidas puestas en marcha por el Gobierno para paliar la pandemia desde una perspectiva económica, como los ERTE o las ayudas a los autónomos, aunque ha criticado la presión fiscal sobre las empresas.

-Si tuviera que poner algún pero a cómo se han llevado las cosas, hablaría del ámbito fiscal, que tiene dos patas: el gasto y el ingreso. En el gasto, hay que ver cómo se está gastando. Gastar por gastar es una mala práctica porque el dinero lo tienes que sacar de la gente, a la que están apretando mucho. Dicen que la presión fiscal es de las más bajas de Europa, pero que miren el esfuerzo fiscal que hacen las familias y no la presión fiscal. Si el IRPF es un impuesto progresivo que hace pagar a quien más tiene, pues que miren qué se hace en cada autonomía. El Estado de las autonomías es un buen invento porque todas las autonomías han florecido. Ahora bien, cuando alguna se ha comportado con deslealtad…

-¿Está pensando en alguna?

-Me refiero a mi país…

-A Cataluña.

-A Cataluña, donde se saltaron la Constitución a la torera y hubo que poner el 155 en marcha.

-Por un momento pensaba que se iba a referir a la competencia fiscal entre comunidades, al dumping que algunas de ellas ejercen sobre otras.

-No, no, hay que hilar fino. ¿Quién es el desleal? ¿El que está sobrecargando con impuestos a la gente o el que los baja y van bien?

"¿Quién es el desleal? ¿El que está sobrecargando con impuestos a la gente o el que los baja y van bien?"

-Bueno, habría que preguntar a los cántabros, por ejemplo, respecto a los impuestos que pagan sus vecinos en el País Vasco.

-Hay resistencia a moverse en materia fiscal. Están sobrecargando a la gente con el IRPF. No son lo mismo 50.000 euros de hace cinco años que ahora y si usted no cambia la escala de retenciones, pues se está llevando más de la cuenta.

-Los periodistas campogibraltareños solemos hacer una pregunta con segunda intención a las personas que nos visitan. ¿En qué medio de transporte ha llegado a la comarca?

-En avión hasta Jerez y en coche hasta aquí. Usted me habla de los corredores ferroviarios Atlántico y Mediterráneo. No entiendo cómo no están hechos ya. El Campo de Gibraltar es un ejemplo máximo. Ustedes darían un salto extraordinario hacia delante con los corredores. Y lo mismo le pasa a Almería, donde también he ido a pedir el corredor. El tren es básico porque está relacionado no solo con el consumo, sino con la producción.

-El de Algeciras es el primer puerto de España por tráfico de mercancías, el cuarto de Europa, el segundo del Mediterráneo después de Tánger-Med… ¿En que cabeza cabe que esté conectado con el resto de la península por una sola vía, sin electrificar y con un trazado del S.XIX?

-Si he venido es para ponerme de su lado. Esto hace falta no solo por el Campo de Gibraltar, sino por España. Por eso critico a los políticos que están buscando independencias raras cuando lo que tienen que hacer es cambiar el tejido empresarial.

-Las infraestructuras del transporte son básicas en el desarrollo de los territorios. ¿Es necesario un reequilibrio de las inversiones que se han llevado a cabo hasta el momento en España?

-En el caso de los corredores, sí. Totalmente de acuerdo, empezando por el Mediterráneo y siguiendo por el Atlántico, especialmente en el Ramal Central.

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