Campo de Gibraltar | Crisis del coronavirus

La cara y la cruz del cierre perimetral

El Café Modelo, en la calle Real de La Línea, se dispone a cerrar poco antes de las 18:00

El Café Modelo, en la calle Real de La Línea, se dispone a cerrar poco antes de las 18:00 / Erasmo Fenoy

El cierre perimetral de todos todos los municipios de la comunidad autónoma decretado por la Junta de Andalucía mediante decreto el pasado día 8 se está constituyendo en un auténtico calvario para los hosteleros de determinadas zonas del Campo de Gibraltar y, paradójicamente, ha supuesto una pequeña luz al final del túnel en La Línea, y no solo para ese sector, sino para todo el comercio en general. El hecho de que los gibraltareños puedan circular libremente por la Verja pero no puedan salir de La Línea, al menos hasta el día 23, les convierte en clientes potenciales.

Desde el pasado martes, el cierre de sus establecimientos a las 18:00 ha situado al límite, si es que no lo estaban ya, a los hosteleros del Campo de Gibraltar, como al del resto de Andalucía. Pero la particularidad de esta comarca, con enorme interrelación entre las diferentes poblaciones, ha convertido al cierre perimetral en un enemigo aún más grande si cabe. El sector se movilizará este jueves para reclamar ayudas y soluciones, pero ya se ha adelantado solicitando que exista libre circulación entre los diferentes municipios.

Uno de los lugares más afectados por esta medida que impide viajar de un pueblo a otro es, sin duda, el arco de Palmones y Guadacorte, en Los Barrios, por cierto, uno de los pocos puntos en los que se han podido observar exhaustivos controles policiales para limitar el acceso injustificado al polígono y su entorno.

El primero de estos núcleos no se conoce por casualidad como el comedor del Campo de Gibraltar. Pero su número de habitantes es reducido y gran parte de la clientela de sus numerosos bares y restaurantes procede de los municipios del entorno, principalmente de Algeciras, San Roque y Algeciras.

La reacción a las medidas del Gobierno andaluz no ha tardado en conocerse: algunos de ellos ya han echado el cierre y otros, que además se han visto obligados a reinventarse en unos casos en oferta y en otros en horarios, se comprometen solo a seguir abiertos hasta el día 23, pero amenazan con rendirse -con lo que eso supone en cuanto a la destrucción de puestos de trabajo- en caso de que la Junta prorrogue la actual situación.

En el apartado contrario se encuentra La Línea. Sus alrededor de 70.000 habitantes, que además tienen una cultura de vivir en la calle, son más que suficientes para sostener la oferta local, que además demuestra una enorme versatilidad. La prueba es que ya se puede desayunar en establecimientos en los que hasta hace bien poco era habitual despedir la madrugada.

Por si fuera poco, la libre circulación en ambos sentidos por el paso aduanero que separa la ciudad de Gibraltar  se ha convertido en un aliado para todo tipo de establecimientos. Los residentes en la Roca pueden llegar a La Línea, pero no salir de ella, así que los gastos que suelen realizar en España –muchas veces en la Costa del Sol o en otros puntos de la comarca- beneficiarán a los linenses.

Santiago Macías, portavoz Alaho (Asociación Linense de Autónomos de Hostelería) asume que la particular situación de los vecinos gibraltareños, en buena parte con un alto poder adquisitivo, supone un balón de oxígeno para la economía de los bares y restaurantes linenses: “Dentro de las malas noticias que nos llegan últimamente hay que admitir que ésta es un rayito de esperanza”, comenta en Radio Algeciras de la Cadena Ser.

“Sabemos que el gibraltareño es un cliente potencial que cuando sale suele gastar dinero y si pueden cruzar la Verja, pero se tienen que quedar en La Línea, reforzará mucho la oferta que existe ahora a medio día”, vaticina.

“No es una solución, porque no compensa el cierre de las noches, pero no deja de sumar un poco”, abunda.

Este beneficio se hace extensivo a otro tipo de ofertas (tiendas de diferentes características, supermercados e hipermercados, mercado de abastos) porque los gibraltareños tendrán que adquirir en ellos todos los productos con los que suelen regresar al Peñón después de cada una de sus visitas a España.

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