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El Museo de Cádiz destaca el poder de las sacerdotisas romanas mostrando esta pieza

Al hilo del 8-M, la pinacoteca exhibirá esta semana en sus redes varias obras como este pedestal de la que fue una escultura en honor a la sacerdotisa Aelia Domitia Severiana

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El Museo de Cádiz exhibe piezas curiosas sobre el papel de la mujer en la historia en redes
V. León

02 de marzo 2024 - 19:46

Llega el 8-M y el Mueso Provincial de Cádiz saca a relucir piezas curiosas sobre el papel de la mujer en la historia y la antigüedad. Para empezar, de la sala de estatuaria romana sacan a la luz una pieza muy singular.

Se trata de una obra que suele pasar desapercibida, al tratarse de un pedestal fragmentado, pero su epigrafía en latín dice cosas muy interesantes. Según fuentes del Museo, se trata de un pedestal que sería usado como base para albergar una estatua (según la inscripción), realizada en plata de cien libras de peso. "La escultura estaba consagrada a Juno Augusta y se erigió en honor de Aelia (o Alfia según otro especialista) Domitia Severiana, flamínica perpetua por decreto del senado local (ordo) de Barbesula (yacimiento de San Roque)". Añaden la curiosidad de que esta "sacerdotisa se representase 'bajo el disfraz de la diosa”.

El lado mejor conservado es el derecho, que en el centro tiene una figura femenina con un niño en brazos, que podría identificarse con la Ivno Lvcina, versión de la diosa como protectora del parto y símbolo de la fecundidad, patrona de las Flaminicas. Sólo las cabezas están gastadas, conservándose bien el resto de la talla. El costado izquierdo está muy mutilado, pudiendo distinguirse restos de la cabeza y la parte inferior de una figura labrada en relieve.

El papel de la mujer romana

Las mujeres en la sociedad romana estaban relegadas al ámbito doméstico y a las labores propias de la matrona romana, pero había excepciones, como era conseguir ser sacerdotisa flamínica y tener un papel importante en la esfera pública. Tenían una posición de poder muy alejada de las demás mujeres y muy parecida a la que disfrutaban los sacerdotes masculinos.

Existen pocos documentos de la indumentaria que llevarían en los actos religiosos pero según algunas esculturas conservadas, como la de Licinia Flavilla (@museeromanite_nimes ) llevaban una diadema y las “infulae”, una especie de bandas que rodeaban la cabeza y de la que colgaban dos cintas. Constituía un signo de inviolabilidad.

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