El mundo de ayer
Rafael Castaño
Una línea en la pared
Cádiz Norte, Cádiz Sur | Francis Quintanilla Hernández
Nació en febrero de 1935 en el barrio sevillano de Triana, hijo de un padre extremeño y una madre de Linares. También vivió en Jerez hasta establecerse en Cádiz, en el número 43 de la calle Santo Domingo. Tras estudiar en La Mirandilla, trabajó con su padre en un taller de arreglos de somieres, donde también se elaboraban flores artificiales. Luego cogieron un puesto en el exterior del Mercado Central, montando después junto a su mujer una tienda de ropa de bebé en la calle Hospital de Mujeres, antes de llegar a la esquina con Sagasta, llamada ‘Caperucita’. A la vez, Francis era viajante de comercio. Luego, la tienda se trasladó a la esquina con José de Dios. Se llamaba ‘Francis viste a los niños’. Ahora, la tienda, llamada Malvarrosa, la regenta su hija Amparo. También tiene un hijo, Manuel. Y dos nietos: María y Laura. Francis está casado con Remedios Leonardo Santos. A principios de los 80 fundó la asociación cultural La Gaviota, referente en la ciudad durante veinte años y organizadora de grandes actos carnavalescos.
Llega Francis Quintanilla al encuentro con el redactor portando una maleta de las antiguas. De las buenas, pero con sus años encima. Cargada de recuerdos. Apuntes, fotos, libros. Lo que ocurrió en su vida durante unos 30 años, en los que fue presidente de la peña La Gaviota, luego constituida en asociación cultural. “Aquello fue mi delirio”, admite. Una entidad que tuvo mucho peso en Cádiz. Ser invitado a sus actos era entonces sinónimo de estar en candelero en la ciudad. Recuerda que La Gaviota “nació en una reunión de amigos que teníamos en el bar Merodio. También parábamos en el bar Mi Cava”. Del gremio de comerciantes, como Francis, partió la idea. “La montamos para vivir, para jugar, para realizar actividades, como lugar de ocio. Siempre en la calle Barrocal”, apunta. En los tiempos en los que el movimiento de las peñas en la ciudad tenía mucha fuerza, a finales de los 70 y principios de los 80. En julio de 1980 se constituyó y la inauguración de la sede se produjo el 14 de febrero de 1981. “Le pusimos La Gaviota por la piedra del mismo nombre que había en el mar frente a la Cárcel Vieja”, destaca.
Ese mismo 1981, en julio, fallecía José María Pemán. La Gaviota, con la intención de perpetuar su nombre, decidió crear un galardón carnavalesco. “Pedimos permiso a la familia del escritor”, explica. Con el tiempo, el premio Pemán se convirtió en uno de los más deseados por los autores, que cada año debían dedicar una copla a la persona homenajeada. La primera edición, en 1982, se dedicó al literato gaditano y hasta la última edición, en 2001, dedicada a Manuel de Falla, la entidad rindió homenaje a Celestino Mutis, Juan Muñoz, Bartolomé Llompart, Paco Alba, Fletilla, Fernando Quiñones, Enrique Villegas, Chano Lobato, Pericón de Cádiz, Hijas de la Caridad, Camarón de la Isla, Antonio Burgos, Rafael Alberti, Carlos Cano, Antonio Muñoz, Curro Romero, Rocío Jurado y Manuel Concha. Una pléyade de distinguidas personas en sus diferentes facetas, algunas de ellas difíciles de convencer para que llegasen hasta Cádiz. “No sé cómo lo hicimos, pero conseguimos traer a Rocío Jurado, a la que le dedicamos el premio un año, y a Alberti... Aquello fue un despliegue enorme”, reconoce. El premio fue la niña de los ojos de los peñistas. El propio Francis no cesó en el empeño de recoger las 20 ediciones en un libro editado por La Gaviota y patrocinado por la Diputación Provincial.
En la entrega de los premios Pemán se otorgaban también las gaviotas de oro y plata. Profesionales liberales, empresarios, comerciantes... de lo más granado de entonces se daba cita en la sede de la asociación. Años después, la entidad también instauró los premios Corazones de Oro, que se entregaban con motivo del Día de San Valentín (precisamente el día en el que se inauguró la peña en 1981) a conocidos matrimonios. Francis, un hombre muy generoso aunque con carácter, llevaba el timón con firmeza. “Siempre estuve rodeado de buena gente”, dice. Y nombra a su lugarteniente, Manuel Selma, y otros como Rafael ‘Chicla’, Manolo Pecino, el maestro Salvador Guerrero, Antonio Muñoz, Ruiz Castro, Joaquín Fité, Antonio García Saltares... y muchos más que de momento no es capaz de recordar. Con especial mención a Juan Valdés, el pintor pacense que dibujó a los veinte personajes homenajeados en el premio Pemán.
No hace muchos años que cerró La Gaviota. “Me quedé con dos o tres colaboradores. Era mucho trabajo ya”, lamenta Francis. El movimiento asociativo de la ciudad vino a menos y la falta de relevo generacional acabó con la historia de esta peña.
Muchos de los no tuvieron la posibilidad de ver a Francis en su salsa, en su asociación del alma, sí le recuerdan de su tienda de ropa de bebé. Francis viste a los niños, se llamaba. En Hospital de Mujeres esquina a José de Dios. Allí sigue, aunque regentada por su hija Amparo y llamada ahora Malvarrosa. “Hubo momentos para todo, pero casi siempre buenos. Tenía colas para comprar porque era un establecimiento muy conocido”, señala quien compaginó en los primeros años la tienda con la representación comercial, por toda España. Se jubiló en el año 2000, aunque siempre ha estado echando “una miradita” a la tienda.
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