Perversiones gastronómicas

Candilazo frente al mar

  • Se cumple un año de la apertura de uno de los bares más sugerentes de Cádiz

Fachada del Candilazo.

Fachada del Candilazo. / DC

Cuando la pandemia sea historia, no solo quedarán los mejores sino los que mejor se adapten. Estamos viviendo un proceso darwinista de selección natural y de mortalidad de los negocios hosteleros. Antes de la crisis, había bares que tenían hasta colas para poder entrar y cuya clientela foránea ocupaba todas sus instalaciones. Muchos de ellos han cerrado.

Sin embargo, hay otros establecimientos que no solo no han acusado la crisis sino que han nacido en la misma. ¿Cuál es la fórmula del éxito de un bar para crecerse ante las adversidades?

Existe una medida clave para que funcione un negocio hostelero: entenderse con la ciudad en la que vive. Si solo montamos negocios para el turismo que nos visita, que dicho sea de paso son bienvenidos, estaremos creando un ambiente ajeno a la misma ciudad.

El antropólogo Sergio Gil, responsable de Restaurantes Sostenibles, sostiene que los bares representan mucho más que el desahogo, descanso o parada, la celebración o la despedida. Son la seguridad de hallar al semejante, al correligionario, al espejo que necesito para no ser invisible. Su función social es por supuesto estructurante y su papel cultural es energía para economías familiares, políticas mentales, relaciones humanas y equilibrios espirituales.

Hay quien llama al bar, cariñosamente, Old Glories

Existe una memoria de los bares porque están cargados de nostalgia y tienen un sitio en nuestras vidas. Es el local, la oferta gastronómica, el personal que nos atiende, los valores que se comparten y la narrativa.El Candilazo es el ejemplo perfecto de todo esto. Ubicado frente al mar, en la Avenida Fernández Ladreda de Cádiz esquina a la Plaza de la Almudaina, acaba de cumplir un año y parece que lleva con nosotros toda una vida.

La iniciativa empresarial es de tres socios: Xenia Casanova, Jesús Barón y Nico Lucero que saben repartirse los cometidos y le han dado al Bar un perfil de tapas, copas y puestas de sol. El Candilazo responde al nombre que le otorgan los meteorólogos al arrebol crepuscular, es decir a esas impresionantes puestas de sol que son rojizas, de multitud de tonos ocres, cobrizos y dorados que se disfrutan desde ese punto de Cádiz.

Higaditos de pollo. Higaditos de pollo.

Higaditos de pollo. / DC

La participación de Nico, hijo del querido Salvador Lucero del Bar Bahía, ha traído calidad a la cocina recuperando las añoradas recetas tradicionales de su padre: Salchichas al ajillo, costilla en adobo, sangre en tomate o sus recordados higaditos de pollo que se pueden tomar en tapas o platos.

Es fantástico el pollo mozárabe o el hindú. Las innovadoras tortillitas de camarones negras, las croquetas de carabineros o la aclamada mini hamburguesita de atún con mayonesa de teriyaki. Es recomendable comenzar por la ensalada “Candilazo” y no se olviden del atún en salsa de almendras o del San Jacobo casero. También hay sitio para carnes ibéricas como el secreto, el lagarto, presa y chacinas, quesos y montaditos.

La participación de Nico, hijo del querido Salvador Lucero del Bar Bahía, ha traído calidad a la cocina recuperando las añoradas recetas tradicionales de su padre

El precio medio es muy competitivo, entre 15 o 20 euros por persona y una magnífica carta de vinos entre los que destacan los jereces y vermuts de Lustau o hallazgos tan originales como la manzanilla Viva La Pepa de Romate.

El Candilazo tiene un ambientazo y esto se ha conseguido no solo porque den bien de comer sino porque han sabido crear un clima especial, difícil de encontrar en los alrededores. Hay quien llama al bar, cariñosamente, Old Glories, porque en él se dan cita clientes ilustres de otras épocas y personas que se conocen aunque no se hayan saludado nunca.

El verano tiene un compás diferente. Cierran de 5 a 8 y la playa determina los tempos. Sin embargo, llegado el largo otoño gaditano sus fines de semana permiten alargar las sobremesas y las copas largas proporcionan un ambiente lounge de miradas cruzadas, amores platónicos imposibles y puestas de sol irrepetibles…

Uno intuye cuando llega al Candilazo que allí ocurren cosas interesantes. Amigos, copas, buenas tapas y proyectos de futuro. Sus socios ya piensan en programar catas, jornadas gastronómicas y eventos especiales para convertir al Candilazo en uno de los bares más sugerentes de Cádiz.

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