70 años tallando la memoria: el compromiso de Grupo Écija para hacer lápidas únicas

David Tsé le hizo una promesa a su hermano pequeño Raymond. Le juró que, cuando obtuviera el carnet de conducir, le regalaría un coche de lujo. El destino, sin embargo, fue cruel y Raymond falleció con solo 15 años en 1981. David no quiso romper su palabra. Encargó en Nueva Jersey una réplica exacta de un Mercedes-Benz 240 Diesel de 1982. Lo hizo tallar en un bloque único de granito de 36 toneladas para sellar ese vínculo fraternal eternamente.

Los artesanos tardaron 17 meses en esculpir aquella mole de piedra. La obra cuenta con todos los detalles imaginables. Se aprecian los tubos de escape, la parrilla del radiador y hasta los limpiaparabrisas. Solo faltan los espejos retrovisores y el emblema del capó, omitidos deliberadamente para evitar el vandalismo. Este es un ejemplo brutal y poético de cómo el arte funerario puede materializar un sentimiento que trasciende a la propia muerte.

Es cierto que esta historia es una excepción poco habitual, pero refleja una verdad universal. Las familias buscan un símbolo único y digno que represente a su ser querido. Y ahí es donde entra la maestría de la personalización y el oficio, ya que la inmensa mayoría de familias buscan algo distinto: lápidas que hablen de la persona perdida sin estridencias, que combinen dignidad con personalización, que resistan el paso de décadas manteniendo intacto el mensaje grabado.

En conseguir estos objetivos trabaja, desde 1955, Grupo Écija, empresa dedicada a crear esas obras que la mayoría necesita: únicas sin ser monumentales, personalizadas sin perder sobriedad, duraderas sin sacrificar estética. Casi 70 años tallando memoria en granito han enseñado a estos profesionales del arte funerario que cada vida merece un homenaje diferente, y que la piedra puede contar historias cuando se trabaja desde el respeto y la técnica depurada. Con la elección de Granitos Écija para lápidas es posible crear ese homenaje singular sin necesidad de obras faraónicas.

Siete décadas al servicio del recuerdo

Cuando Grupo Écija inició su actividad en 1955, España comenzaba a transformarse. El sector funerario mantenía tradiciones centenarias con cambios mínimos: lápidas estandarizadas, inscripciones repetitivas, opciones limitadas. Setenta años después, la sociedad ha cambiado radicalmente su relación con la muerte y el duelo, pero algunos principios permanecen inalterables en esta empresa: el respeto absoluto hacia el difunto y la familia, la calidad que no admite atajos, y el compromiso con crear espacios donde familiares y ser querido se reencuentran.

La longevidad de casi siete décadas en un sector tan delicado no se consigue por casualidad. Requiere adaptarse a nuevas sensibilidades estéticas sin perder el norte de lo esencial, incorporar avances técnicos sin abandonar la artesanía tradicional que marca las diferencias, y entender que cada familia que cruza la puerta trae una historia que merece ser escuchada antes de tallar la primera letra en piedra.

En este sentido, el objetivo al tallar una lápida es que el familiar, al visitar el cementerio, sienta que ese lugar conecta realmente con la esencia del difunto. Es una labor que exige empatía y una escucha activa de las necesidades de cada cliente.

Nueve granitos para infinitas expresiones de memoria

Los granitos utilizados en Grupo Écija para lápidas suman un total de nueve variedades diferentes. De este modo, el Quintana, granito gris claro de la región española homónima, ofrece una sobriedad elegante con vetas más oscuras que añaden profundidad sin estridencias. Es la elección más frecuente para quienes buscan respeto a lo clásico y una discreta modernidad.

Por su parte, el Negro Tezal, con su textura granular y motas más claras, proporciona un contraste atractivo que lo ha convertido en favorito de diseños contemporáneos. Para familias que buscan atemporalidad con toque distintivo, el Negro Sudáfrica añade ese lujo discreto que resiste modas pasajeras: su capacidad para resistir el desgaste garantiza que dentro de décadas mantendrá la misma presencia imponente .

El Blanco Castilla representa la opción luminosa. Este granito blanco o blanco-grisáceo de Castilla combina belleza, durabilidad y versatilidad en un material que sugiere pureza sin resultar frío. Funciona especialmente bien en zonas con mucha luz natural, donde su superficie refleja sutilmente el entorno creando presencia viva en lugar de masa inerte.

Para quienes buscan conexión con la naturaleza, el Verde Oliva ofrece tonos desde oliva claro hasta oscuro con vetas que generan textura visualmente interesante y versátil. El Azul Vizag, procedente de la India, añade originalidad con sus tonos entre azul y morado salpicados de puntitas rojas.

El Labrador Sueco introduce reflejos iridiscentes sobre tono predominante claro, creando una apariencia elegante y luminosa que añade sofisticación. Para quienes prefieren negros profundos, el Negro Intenso o Negro Galaxy indio ofrece tono negro sólido con superficie pulida.

Cuando la piedra se convierte en lenguaje

David Tsé necesitó 32 toneladas de granito para expresar su amor fraternal. La mayoría de familias expresan ese mismo amor con proporciones más modestas pero con un mensaje igualmente potente. Grupo Écija lleva 70 años demostrando que no es el tamaño ni el coste lo que hace memorable un homenaje, sino la capacidad de capturar en piedra la esencia de una vida única.

Los nueve granitos del catálogo, las opciones de personalización, la experiencia de siete décadas y el compromiso con la calidad, rapidez y garantía construyen la propuesta de valor de Grupo Écija, donde cada familia encuentra la forma de decir lo que las palabras no pueden: que la memoria perdurará tallada con respeto y corazón.