(0-4) Una Balona imperial aniquila al líder
Cádiz Mirandilla - Real Balompédica Linense | La crónica
Los albinegros entierran sus dudas, tornan a equipo grande, golean al Mirandilla con un hat-trick de Pepe Rincón y un gol de Cascajo que les permiten volver a las plazas de play-off
Las fotos del triunfo de la Balona sobre el Cádiz Mirandilla (0-4)
Así, sí. Golpe de efecto. Puñetazo (chanquetazo, que dijo en su día José Antonio Asián) en la mesa. Todos los tópicos resultan insuficientes para valorar la exhibición de la Real Balompédica Linense, que al fin fue ese equipo gigantesco que exigía su hinchada. Los albinegros vencieron en el campo del Cádiz Mirandilla, al que de un fogonazo bajaron del liderato y dejaron sin su condición de invicto. No contentos con eso, lo hicieron a lo grande, endosándole cuatro goles a una escuadra que en las doce jornadas precedentes había recibido sólo siete. La Balona no sólo derrotó al filial cadista: lo noqueó.
Para que nada faltase Pepe Rincón, mucho más que sobresaliente, anotó un hat-trick, lo que se traduce en que al fin llegó la solicitada aportación anotadora de aquellos que no son Diego y Juaniyo. Y como última consecuencia positiva de un día grande, de esos que marcan el devenir de una temporada, el resultado implica que el equipo de La Línea vuelve a la zona de play-off. Que no es determinante a estas alturas, pero que gusta, para qué engañarse.
Al fin llegó la Balona. O mejor dicho, la Balona que todos esperaban. Por presupuesto, por plantilla… por todo este equipo tenía la necesidad de ir mucho más allá de una racha más o menos larga de jornadas sin perder. Esta Balona de Tercera Federación no puede contabilizar y menos aún contentarse con empates. Está gestada para ganar con voracidad, como lo hizo en Puerto Real, donde literalmente aniquiló a un Cádiz Mirandilla al que minimizó hasta hacerlo casi desaparecer. Durante muchos minutos el de La Línea no parecía siquiera un equipo de la quinta categoría nacional.
David Sánchez introdujo cuatro cambios con respecto al once del día del Ciudad de Lucena. Señal inequívoca de que —aunque como corresponde defendió a los suyos de puertas hacia afuera— él tampoco quedó demasiado contento con lo que vio. A veces es bueno toparse con ese tipo de partidos para que se produzca una llamada al orden y aumente la autoexigencia.
Quizás por eso el albinegro fue en El Rosal desde el pitido inicial un equipo implicado, solidario. Pero también exquisitamente ordenado. Y por encima de todo, ambicioso. Presionando arriba. Sin dejar que la condición de líder del rival le crease dudas. Yendo a por el partido sin hacer concesiones. Marcando la diferencia. Que es lo que hace feliz a su gente. Estaría feo repartir tantos elogios y no hacer mención a la labor de Adrián Moyano, que todo lo que hizo, lo hizo bien.
Llegó el primero
Desde el pitido inicial de la jerezana Lorena Trujillano (al fin un árbitro en Tercera RFEF con criterio) se palpaba que esta Balona de la jornada 13 estaba conectada. Intensa. Los de atrás no concedían una. Y arriba en el minuto nueve ya pudo llegar el 0-1. Pero dos disparos a bocajarro de Pepe Rincón y Sergio Pérez los abortó con eficacia Fer Pérez. Por medio de esa misma acción una caída en el área de esas que despiertan sospechas. Pero dado el marcador final, resulta hasta de mal gusto ahondar en la autopsia de lo sucedido.
La presión alta de la Balompédica ahogaba a un Mirandilla que logró por unos momentos sacudirse la angustia. Dos o tres acciones a balón parado no defendidas con la suficiente contundencia por los forasteros parecían la señal de que las fuerzas se equilibraban. Era un espejismo. En el 27’ Sergio Pérez (colosal hasta que se quedó sin gasolina y tuvo que ser relevado) mandó un centro de esos que van queriendo ser gol desde que salen de la bota y Pepe Rincón le robó la cartera a la defensa y anotó desde cerca. Un gol de pillo. De pillo y de buen futbolista.
En lo que quedaba de primer tiempo llegó la única ocasión/ocasión del Mirandilla en toda la calurosa mañana. Chey, que había tenido que ser atendido, estaba fuera del campo por mor del protocolo que sigue a los golpes en la cabeza. Nadie acudió a cubrir ese hueco y Sergio Niza se plantó solo ante Antonio Hermosín. El meta se hizo grande y achicó espacios y eso fue lo que propició que el atacante tuviese que ajustar tanto… que su disparo se fue a la madera. El único ufff del día. Pero un ufff muy gordo.
La Balona, paciente
Después del intermedio el Mirandilla quiso dar un paso adelante. Incluso lanzó un par de veces desde fuera como queriendo demostrar que se seguía vivo. Pero fue entonces cuando la Balompédica aprobó otra de sus asignaturas pendientes, posiblemente una de las que más le estaba pesando: por fin supo madurar un partido. Por fin no tuvo prisas. Se sintió superior y supo esperar porque entendió que era cuestión de tiempo.
Fruto de esa espera voluntaria y bien administrada, en el 72’ llegó el 0-2. Un balón largo al borde del área. Y Pepe Rincón, que sabía que era su día, fue a por él cuando casi parecía un acto de enajenación transitoria. Todo lo contrario: llegó un segundo antes que el meta local, con un leve toque se llevó el esférico y marcó a puerta vacía. Lo dicho, pillo y buen futbolista... y abnegado.
Aún andaba el equipo de casa tambaleándose cuando llegó el 0-3. No había pasado ni un minuto y Pepe Rincón completaba su actuación estelar al poner firma a un hat-trick.
Parecía que lo que quedaba era un mero trámite. Llegaron los cambios y con ello, las interrupciones, la falta de ritmo. Daba la sensación de que los dos habían firmado una especie de armisticio y que se contentaban con dejar pasar los minutos.
Pero esta vez los que entraron en la Balona mantuvieron el nivel, aportaron. Y en el añadido primero Lanzini pudo hacer el 0-4, pero el meta local le arrebató el esférico de los pies. Aún andaba el mediocampista con las manos en la cabeza cuando un centro de Zaki lo controló con maneras de jugador de élite Cascajo, que se quitó de encima al defensa y fusiló para redondear el marcador. Literalmente no hubo tiempo para más.
La Balona sale relanzada de su partido en un escenario que la historia dice que se le da particularmente bien. Pero por encima de datos estadísticos, lo que hizo el equipo albinegro fue matrimoniarse de nuevo con una hinchada que pedía a gritos una exhibición como ésta. Quedarán partidos más indigestos. Sin embargo ahora existe la certeza indubitable de que este equipo está realmente capacitado para todo.
Ficha técnica
Cádiz Mirandilla (0): Fer Pérez; Juan Díaz, Carreira, Samu Almagro (Insúa, 81’), Noah (Tinoco, 72’); Ismael Álvarez, Raúl López, Pajarón (Mario Vela, 72’), Sergio Niza (Nico de la Carrera, 81’); Luis Simón y José González (Marlon, 61’)
Real Balompédica Linense (4): Antonio Hermosín; Chey, Julio Algar, Diego Domínguez, Pedro Morillo: Pepe Rincón (Lanzini 78’), Boateng (Zaki, 64), Adrián Moyano, Sergio Pérez (Juaniyo, 78’), Álvaro González (Cascajo, 60’) y Diego (Aschalew Sanmartí, 64’).
Árbitro: Lorena Trujillano Gallardo, tinerfeña adscrita al colegio de Jerez. Un oásis en la mediocridad arbitral de la Tercera Federación. Mostró criterio, dialogó con los jugadores y los errores de apreciación fueron mínimos e intrascendentes.
Tarjetas: Amarillas a los locales Samu Almagro (45’) y a los balonos Boateng (25’), Álvaro González (29’) y Cascajo (77’).
Goles: 0-1, Excelente centro de Sergio Pérez que Pepe Rincón aprovecha con acierto entrando desde atrás (27’). 0-2, Pepe Rincón le gana la acción al borde del área a Fer Pérez y marca a placer (72’). 0-3, Pepe Rincón redondea su hat-trick (73’). 0-4, Cascajo, tras un control extraordinario (94’).
Incidencias: Encuentro de la decimotercera jornada del grupo X de Tercera Federación, disputado en horario matinal en el Ramón Blanco, campo principal de la Ciudad Deportiva Bahía de Cádiz, en Puerto Real. Algo más de un centenar de espectadores.
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