A. Sanluqueño - R. Balompédica | La crónica

(1-0) Balona, mientras sea así...

  • Los albinegros cosechan, en Sanlúcar, su primera derrota pero con la cabeza alta

  • Los visitantes perdonan en el 19' y el Atleti marca en su primer acercamiento (25')

  • El árbitro se decanta por los de casa en las tres jugadas polémicas del choque

Captura del momento en el que el balón impacta en la mano de Peli en el 54'

Captura del momento en el que el balón impacta en la mano de Peli en el 54' / Footters

Iba a llegar y El Palmar es un campo propicio para cualquier equipo coseche su primera derrota. La Balona, que tuvo lagunas en la segunda mitad del primer tiempo, falta de puntería y un árbitro que precisamente no le ayudó, regresó de vacío de Sanlúcar. Un revés que no mereció. Tuvo, antes de encajar el tanto y en el segundo periodo, incluso con diez hombres, ocasiones para haber sumado un punto –que seguramente hubiese sido lo más justo– pero Isamel Gil cuajó un partido casi perfecto. Kaya debutó como titular y Forján se estrenó en liga. Ni uno ni otro tuvieron un día para recordar.

Ya no está invicta. Ni esta semana se postulará a la menos batida de España. Pero de momento los que andan esperando tendrán que dejar las palas en los armarios, porque esta Balona sigue tercera, empatada con su próximo rival. A ver si alguien se pensaba que no iba a perder nunca.

La Balompédica cayó en un campo que sabe a fútbol, siempre áspero para los rivales. Como tiene que ser. Cayó, sí, pero después de demostrar más argumentos que el rival durante 60 minutos. Incluso con diez. En inferioridad por culpa de una decisión disparatada del árbitro. Que no fue la única.

Esta vez el equipo de Roger salió centradito. No como en Mérida. Adaptándose a un campo con un piso infame, en el que el balón a ratos parecía una liebre. Imponiendo el tiempo del juego en manos de Manu Molina. Eso sí, sin chutar a puerta.

Hasta el 19’. Fue uno de los momentos que determinan quién gana un partido. Hasta tres veces disparó a bocajarro el equipo celeste. Los ramates de Carrasco y Dopi de esos que parece más fácil que acaben dentro que cualquier otra cosa. No entró. Sencillamente no entró. Y el que perdona lo paga.

Cinco después el Atleti se personó por primera vez en el las inmediaciones del área. Y como no hay peor cuña que la de la misma madera el centro decisivo salió de las botas de Luis Madrigal. Quizás rozó en Jordan Sánchez, que venía de atrás, pero el caso es que Nando Quesada le arrebató la cartera a Carrasco y remató en una posición imposible. Su testarazo mandó el esférico a un sitio... al que ni Javi Montoya es capaz de llegar.

Está demostrado que a la Balona no le va ponerse por detrás. El 1-0 le dejó noqueada. El Atleti le metió una marcha más y en lo que restaba de primer tiempo el equipo de La Línea lo pasó entre regular y mal. Sobre todo en los diez minutos finales. Dos veces tuvo que aparecer el meta riojano y una más a Álex Geijo se le fue una cuarta a la derecha en medio de un resoplido.

En ese tramo final la Balona solo se dejó ver una vez. En el único error del meta local el balón lo tuvo fuera del área Tito Malagón, pero se lo dejó atrás.

El descanso sonó a tiempo muerto. A tomen aire. La Balona que volvió de la caseta era otra. Con ganas de buscar la portería contraria, más vertical. Más osada.

En el 54’ llegó la primera jugada polémica. En una rebullasca la mano de Peli tocó el balón. El movimiento que hace el jugador para evitar el impacto invita a pensar que éste se produce dentro del área, que fue la sensación que dio en el campo. Pero ni parando la imágenes en plan Var es posible garantizarlo. En cualquier caso el árbitro no estaba por hacer concesiones y decidió que estaba fuera.

Roger empezó a mover el árbol en busca de soluciones. Metió a Koroma y adelantó a Tito, mientras Isma Gil se cruzaba otra vez en el camino de los que vestían de celeste. Esta vez de Manu Molina.

El campo se dobló. Ya solo atacaba la Balona. Y el Atleti hacía de Balona. Jugaba exactamente como le gusta hacerlo al equipo de La Línea: defendiéndose y esperando una contra para sentenciar. Tan legítimo eso de tener mucha gente detrás del esférico como cuando lo hacen los albinegros.

En el 75’ a Bandaogo se le fue la mano en una entrada dura, muy dura, a Luis Martínez. De esas que normalmente acaban con el árbitro enseñando la amarilla y mirando malamente al futbolista como diciéndole “te has salvado en tablas”. Pero Conejero ante la duda, como ya había hecho en el 54’ con la mano de Peli, veía siempre en verde y blanco. Roja. Una pasada.

Con diez la Balompédica tiró la casa por la ventana. Acabó defendiendo con dos. Y con Carrasco haciendo de Alexanco. Precisamente el capitán fue el protagonista de la tercera acción arbitral del partido. Recibió una patada cuando estaba dentro del área. Ahí Footters no deja dudas. Y Conejero, como en su día Gorostegi, dijo aquello de “siga, siga” que deja tantas tropelías [futbolísticas] deja sin condena.

De lo mejor que se puede decir de esta Balona es que no tiró la toalla hasta que el ¿árbitro? pitó el final. Diezmada aún tuvo dos ocasiones. Un tiro de Koroma que sacó... Ismael Gil. Y un balón que le llegó a Forján, que no supo qué hacer.

El pitido final deja un fuerte sabor a frustración, pero al mismo tiempo de calma. La Balona perder tiene que perder. Pero si lo hace dando la cara hasta el final, con decisiones arbitrales todas en su contra y con ocasiones... como muy poco se merece un inmenso voto de confianza. Que fue lo que le concedieron los hinchas que habían viajado hasta Bajo Guía con aplausos antes de que entrasen en vestuarios.

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