Álex Rubio, exjugador de la Real Balompédica Linense, ha desempolvado por unos días el recuerdo de su mejor fútbol para convertirse esta semana en el héroe del ascenso de la Peña Rociera de Dos Hermanas de… Primera Andaluza a División de Honor. A pesar de que tiene solo 26 años aquel futbolista al que José Miguel González  Michel hizo debutar en Primera con el Sevilla en 2012 mata el gusanillo ahora en el subsuelo del fútbol autonómico aunque dejando, con pinceladas, el recuerdo de ese gran jugador que todo el mundo creyó ver que llevaba dentro y que le valió para disputar cinco partidos con la selección nacional sub-20.

Nacido en San Fernando empezó a deslumbrar en la cantera del Sevilla a partir de 2010, en la que bajo la dirección de Diego Martínez (el técnico que ha llevado al Granada por primera vez a Europa) conquistó la Copa de Campeones de juveniles. Álex Rubio fue el máximo goleador nacional de la categoría (empatado con el céltico Santi Mina) y dio luego el salto al Sevilla Atlético.

La decisión de marcharse a Chipre para enrolarse en el Omonia Nicosia sólo consiguió empezar a difuminarle. Un sevillista, Andrés Palop, lo rescató para el Alcoyano. Fue el primer paso antes de llegar a la Balompédica en el verano de 2016, después de ascender con el UCAM a Segunda división y con el valor añadido de haber vivido un par de años en San Roque por haber sido destinado su padre, militar, a esa ciudad y, por añadidura, conocer la zona.

En mayo de 2017 y después de que se rumorease que el desaparecido Alfredo Gallardo tenía intención de renovarle, él mismo anunció a través de este periódico que ya sabía que Julio Cobos no contaba con sus servicios. Veinticinco partidos y cinco goles jalonaron su camino por el equipo de La Línea.

De la Balona a la Peña Rociera

De la Balona se marchó al Badajoz –cuya afición le recuerda con cariño- y empezó su descenso, primero a Tercera división (Cacereño y Linares) y ya por último el pasado verano a la Peña Rociera [su familia reside ahora en Dos Hermanas] con la que ha jugado 26 partidos para anotar 16 goles.

“En el play off disputado en La Rinconada fue el gran protagonista, desde su posición en la banda izquierda, de la semifinal ante el Morón en un final de infarto”, narra Jesús Alba en Diario de Sevilla. “Con 0-1 en contra de los nazarenos, falló un penalti a falta de dos minutos para el final y cuando la eliminación se mascaba, cazó un balón para poner con la derecha el 1-1 que clasificaba al Rociera para la final por su condición de campeón. Se cruzó todo el campo en la celebración. Ya en la final, los de Juan Olea se medían al Lora, al que vencían con un gol de Diego Varela y celebraban el ansiado ascenso”.