Orihuela CF - Real Balompédica | La crónica

La Balona sella la permanencia (1-2)

Pitu pide disculpas a la afición local tras anotar el 0-1

Pitu pide disculpas a la afición local tras anotar el 0-1

Hasta para certificar la permanencia en Segunda Federación -y de paso mirar con el rabillo del ojo a la Copa del Rey o en su defecto, a la Copa Federación- ha sido rara esta temporada la Real Balompédica. El conjunto de La Línea ha sellado su salvación en el momento en el que menos crédito le quedaba y ante un rival, el mejor de la segunda vuelta, cuyos números intimidaban. Justo ahí, cuando todo parecía abocado al partido con el filial del Cartagena, la Balona venció 1-2 en Orihuela, haciendo un partido serio, muy serio (de los mejores, si no el mejor, de la temporada en el apartado defensivo), y evitando más sabores amargos a su hinchada, que ya sabe que la próxima campaña seguirá en la cuarta categoría nacional. Hicieron bien los integrantes de la plantilla en no celebrarlo en exceso sobre el campo. Tampoco hay que hacer de esto una gesta. Pero bueno, nunca hay que torcer el gesto ante una buena noticia.

No es precisamente que sorprendiese, pero Fernández Rivadulla planteó el partido sin nueve puro. Con Fran Carbià y João Pedro como hombres más avanzados y con significativo banquillazo a Nando Copete incluido. Metió a Rafa Ortiz en el eje de la defensa y situó al multiusos Sergi Monteverde en el centro del campo, que por cierto cuajó un partido bárbaro en tareas defensivas.

En los primeros doce minutos no sucedió nada. Los dos equipos parecían analizarse como los boxeadores en un primer asalto. Y de repente la Balona -que apenas se había desdoblado- llegó a la frontal del área rival. Nani condujo y dejó un poquito atrás. Llegó Pitu y soltó un zapatazo que se coló justo por donde dicen los clásicos que asoman la cabeza los topos, por mucho que nunca se haya visto alguno. Condicionado por su pasado en el equipo de casa -no tan lejano- el atacante decidió no celebrar.

En ventaja la Balona se parapetó en su medio campo, pero con intención de dar otro zarpazo a la contra. De hecho en el 24' pudo llegar el 0-2, pero el disparo cejado del tarifeño Pepe Greciano -que empieza a ser habitual en el once- lo detuvo el meta local Aitor Arias... con el pecho.

El equipo de La Línea tenía controlado lo que se suele llamar el ritmo del partido. El Orihuela tenía el balón, pero era incapaz de encontrar la vía de agua de la poblada zaga albinegra.

Hasta los diez últimos minutos. Por dos veces pudieron igualar los escorpiones. En la primera (37') Rafa Ortiz interceptó casi sobre la línea de meta un disparo de Kamal que se había encontrado solo en el punto de penalti. En la segunda (39') Brian Pallarés intentó una exquisitez con el tacón que a duras penas lograron abortar los albinegros en la misma línea de cal.

Nada más reanudarse las hostilidades se podía predecir cómo sería la segunda mitad. Un poquito más de lo mismo. El Orihuela ejerciendo un control que nunca se convirtió en asedio. Es verdad que tuvo dos o tres acercamientos con intención, pero ocasiones, lo que se entiende por ocasiones, ni una.

Poco a poco el equipo de casa se precipitaba hacia arriba en busca del gol que casi le daba la clasificación para el play-off. El entrenador local, Sergi Guilló, movía el banquillo para despoblar su retaguardia y de inmediato replicada Fernández Rivadulla, que daba entrada a Jorge Morcillo para jugar con cinco atrás. Si le llega a salir mal lo trufan a críticas con eso del mensaje a los jugadores y de meter el equipo atrás. Pero este bendito deporte solo entiende de resultados y además el experimentado zaguero estuvo muy acertado en el juego aéreo. También se lo merecía el entrenador gallego, que se ha comido un marrón de mucho cuidado y no ha torcido el gesto ni una vez.

En el 73' y 75' hubo intercambio de golpes. Pudo empatar Hamsa, cuyo disparo se fue una cuarta junto al marco, y hacer el 0-2 João Pedro, cuyo disparo abajo rechazó Aitor Arias con muchos apuros. Las dos quedaron en intentonas.

Precisamente en el momento en el que parecía que el partido se tumbaba para los escorpiones llegó el 0-2. Y ojo, en una acción a balón parado. Apartado en el que han mejorado mucho los linenses en las últimas semanas. Fran Carbià (es fácil entender que tenga tantas novias incluso en Primera Federación) remató en una postura nada fácil y anotó.

Con esa renta apareció Facu Ackerman. Para desquitarse del monumental susto que la pasada semana le llevó al hospital. Cazó un córner envenenado, se hizo grande en un balón a la espalda de la defensa y se vistió para la foto en un lanzamiento desde la frontal, que el hombre también tenía derecho a su segundo de gloria. Bien por el uruguayo.

Con el tiempo cumplido llegó el 1-2. No fuera a ser que acabara la afición un partido tranquila. Un centro lateral. No llegó Morcillo y Nani ni se enteró de que el veterano Florian llegaba por detrás para cabecear de manera inapelable (1-2).

No hubo para mucho más. La Balona logra uno de esos triunfos de prestigio, que además le da la permanencia y que, paradojas de la vida, casi deja sensación de indiferencia. Mangas verdes que dirán algunos. Bueno, pues mejor mangas verdes que otras dos semanas de sufrimiento ¿O no?

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