Consenso y disenso

Aun ritmo febril, muy agitados, casi a mediados de febrero, vivimos días intensos, desosegados, dominados por unas acciones partidistas que no cuidan la contención en la conducta. La política se refiere al gobierno y a la organización de las sociedades humanas, siendo una actividad necesaria para ocuparse de los asuntos públicos. Pervertir y viciar el terreno político puede producir un desgaste lento y paulatino de nuestra convivencia democrática.

El Estado de Derecho tiene herramientas correptoras para enmendar los errores. Después de tantas reprimendas, solo cabe enmendarse y que los comportamientos se ajusten a nuestro Estado social y democrático de Derecho. No vendría mal un poco de consenso a la hora de salir de la actual situación económica, política y social. Relacionarse a través de un disenso permanente, con desacuerdos extremos entre personas que tienen ideas, sentimientos y opiniones diferentes, no puede conducir a la coherencia lógica de un discurso que busque algo de unidad, aunque sea en pequeña medida o cantidad.

Dentro del contexto económico recesivo de la Unión Europea, conviene poner fin a las prácticas más rechazadas en todos los sondeos de opinión. Corregir lo que se ha hecho mal puede traernos la tranquilidad necesaria para conseguir un desarrollo de la economía más normal, ajustado a un crecimiento que sea capaz de crear empleo algo más adelante. Cuando los asuntos económicos no andan bien, todo parece desordenarse. Por eso, en las épocas de vacas flacas, seguramente vendría bien actuar con la prudencia adecuada.