El rebelde Quijote en Vespa vuelve a alzar la bandera palestina en Algeciras
La estatua, símbolo del idealismo y la tolerancia, amanece de nuevo con el estandarte verde, blanco, rojo y negro en su lanza. Nadie sabe si esta nueva aventura durará más que la anterior
La Policía Local retira la bandera palestina del Quijote en Vespa de Algeciras
Don Quijote ha vuelto a cabalgar. Lo ha hecho sobre su Vespa metálica, en los jardines de la Escuela de Artes y Oficios de Algeciras, y con una bandera palestina en la lanza. Desde la madrugada del martes 7 de octubre, el caballero errante, que aquí no combate molinos, ondea de nuevo un símbolo de resistencia.
No es la primera vez. A mediados de septiembre, el mismo estandarte verde, blanco, rojo y negro amaneció ondeando en su lanza, como un gesto mudo —y quizá clandestino— de solidaridad con Gaza. Pero aquella vez la aventura duró poco: la Policía Local acudió al día siguiente, pidió que se retirara el símbolo y la Escuela aclaró que no sabía quién había sido el responsable. “No era una protesta oficial”, insistieron entonces a este periódico.
Ahora, el caballero vuelve a las andadas. O quizá lo han devuelto otros, anónimos y persistentes, convencidos de que incluso las estatuas tienen derecho a opinar. La bandera ondea como una herida sobre el metal, una especie de grito contenido entre la rotonda de la Fuente del Ave María y la brisa del Estrecho.
Izquierda Unida Algeciras, por su parte, no entiende la prisa por silenciar al Quijote. Su secretario de organización, Andrés del Río, mostró el rechazo de la formación a la intervención policial: “No alcanzamos a entender qué legislación u ordenanza municipal incumplía la bandera palestina desplegada, y que justifica que agentes de la Policía Local instaran a su retirada”. IU pidió entonces explicaciones al alcalde, José Ignacio Landaluce, sobre el marco legal que amparaba aquella actuación.
El Quijote en Vespa, convertido desde hace dos décadas en un icono de Algeciras, fue creado en 2005 por el profesor Carlos Alfonso Ortega y sus alumnos para conmemorar el IV Centenario de la primera edición de la obra cervantina. Nació como ejercicio de metalistería artística, pero con el tiempo se volvió símbolo. “La obra representa la tolerancia y el idealismo de todos los caballeros andantes que trabajan por la cultura y el saber”, explican desde la escuela.
Y quizá por eso, aunque el héroe sea de hierro, su gesto parece humano: seguir enarbolando, contra todo y todos, la bandera del ideal.
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