Algeciras y su puerto: la fundación meriní de la ciudad (1279-1285)
Algeciras, una ciudad portuaria en el estrecho de Tarifa (siglos VIII-XIX)
La urbe se erigió en una ciudad-campamento realizada para que residieran en ella las tropas expedicionarias norteafricanas
Algeciras y su puerto: el desembarco de los meriníes en 1275

Después del frustrado asedio castellano de Algeciras de 1279 y mientras el reino de Castilla se hallaba sumido en un conflicto dinástico (por la rebeldía del infante don Sancho) que obligó a Alfonso X a sellar un pacto con los meriníes, el emir de Fez, Abu Yusuf, decidió fundar una nueva ciudad junto a Algeciras. Dicha ciudad, que las fuentes árabes denominan al-Binya, al-Bunya o al-Buniyya y las cristianas Villa Nueva, se edificó al sur de la vieja medina yazirí, al otro lado del río (actual barriada de la Villa Vieja), sobre la meseta y el altozano donde había estado asentado el ejército castellano cuando sitió Algeciras en el año 1279.
En origen se trataba de una ciudad-campamento erigida para que residieran en ella las tropas expedicionarias norteafricanas; pero, al mismo tiempo, fue una ciudad palatina que habría de contener los elementos de representación del poder: alcázar, mezquita, mexuar y los baños. Al-Binya debía representar la plasmación física del poder del sultán -aún en su ausencia- y la prueba palpable de que la presencia de los Banu Marín en al-Ándalus tenía como objetivo recuperar las tierras perdidas por el Islam en la Península y establecer un dominio sine díe en la orilla norte del Estrecho, como antes habían hecho los almorávides y los almohades.
La Dajira al-Saniyya, dice, en relación con la fundación de al-Binya: “En los días de su reinado (Abu Yusuf), construyó dos ciudades-fortaleza. Una de ellas fue la dichosa Fas al-Yadid (Fez la Nueva) que adoptó como sede de su monarquía... La segunda es la ciudad que construyó también para su propia residencia a las afueras de Algeciras... En ella moraban él, sus familiares y visires, pues sentía vergüenza de que la gente de Algeciras se viera en el apuro de tener que alojarle cuando pasaba a la Península para hacer el yihad. En ambas ciudades construyó mezquitas, alminares, alcázares, baños, acequias y puentes en los caminos”.
Ibn Marzuq, en su crónica El Musnad, refiere que (Abu Yusuf) “construyó la Ciudad Blanca de Fez la Nueva, urbanizándola y eligiéndola como residencia para sí y para sus soldados, con objeto de separarlos de la población de Fez. Cerca de Algeciras construyó al-Binya, ciudad que se le asemeja mucho”.

Tanto el autor de la Dajira como Ibn Marzuq establecen un intencionado paralelismo entre las dos fundaciones, paralelismo que era evidente para los cronistas contemporáneos que debieron conocerlas: ambas eran ciudades palaciegas y ambas servían como residencia a los miembros de la corte meriní y a las tropas del sultán. Ibn Jaldún refiere, en relación con la fundación de al-Binya: “Queriendo poseer, sobre el litoral y junto al puerto, una ciudad en la que poder instalar sus tropas y tenerlas aisladas con el fin de librar a los habitantes del país de sus violencias y exacciones, eligió un emplazamiento en las cercanías de Algeciras y dio orden de elevar en aquel lugar los edificios necesarios. Esta nueva ciudad fue construida bajo la dirección de un hombre de su confianza y recibió el nombre de al-Binya”.
Dos hechos vienen a confirmar la existencia de al-Binya como ciudad palatina y centro del gobierno y de la administración meriní en la Península Ibérica. Uno es que cuando Abu Yusuf murió, estando en Algeciras, el 20 de marzo de 1286, “fue enterrado en la mezquita de su alcázar de al-Binya”; y otro, que su hijo Abu Ya‘qub ben Yusuf fue proclamado rey el mismo día del óbito en la ciudad de Algeciras, recibiendo el juramento de fidelidad de las cabilas en la misma ciudad unas semanas más tarde. Ibn Abi Zar, dice que fue proclamado califa en Algeciras el día en que murió su padre. Refiere este cronista norteafricano que “le llegó la noticia estando en Fez y que apresuró su viaje a Tánger y encontró allí a la escuadra que le esperaba; pasó el mar y fue a Algeciras donde estaban reunidas todas las cabilas benimerines y árabes; le renovaron allí el juramento de fidelidad y convinieron en proclamarlo todas las tribus benimerines y árabes y todos los musulmanes de al-Magrib y de al-Ándalus”.

La construcción de la Villa Nueva o al-Binya debió finalizar en el año 1285. Al menos, el alcázar y los principales edificios palaciegos estaban ya terminados en el mes de octubre de ese año. Dice Ibn Abi Zar que “volvió el emir de los musulmanes a Algeciras, donde entró el 27 de sa‘bán (28 de octubre de 1285) y encontró que el alcázar que construía en la ciudad nueva, la sala de audiencias y la mezquita se habían terminado por completo”. No cabe duda de que con anterioridad a esa fecha se había construido el recinto defensivo -como refiere el Hulal al-Mawsiyya- con el foso y las puertas de ingreso.
A modo de resumen se puede afirmar que la erección de una nueva ciudad -al-Binya- junto a la vieja medina algecireña, debió fundamentarse en los siguientes motivos:
- Reforzar el prestigio personal del sultán y el de la dinastía frente a nazaríes, castellanos y los mismos jeques tribales que formaban parte del ejército expedicionario. Abu Yusuf diseña en Algeciras una ciudad palaciega al modo de la ciudad que en Gibraltar erigió Abd-al-Mu’min en 1160 o de la misma Fas al-Yadid o Ciudad Nueva de Fez. Al-Binya respondía al interés por reforzar la presencia meriní en al-Andalus utilizando la obra arquitectónica como elemento de propaganda y como plasmación física del poder.
- La necesidad de mantener aisladas a las tropas expedicionarias y librar a los habitantes de Algeciras de las “violencias y exacciones” que sufrían, como refiere Ibn Jaldún, no debió quedar al margen de los motivos que llevaron al emir a fundar la nueva ciudad. Además de ciudad palatina, la fundación meriní algecireña fue una ciudad-campamento, en la que en torno a los edificios oficiales documentados (el alcázar, el mexuar, el oratorio real y los baños) se extendían amplias zonas sin urbanizar donde se emplazaron las tiendas de campaña de los “Voluntarios de la Fe” norteafricanos.
- Tampoco debió faltar, entre las razones que impulsaron a Abu Yusuf a edificar al-Binya, las puramente estratégicas desde el punto de vista militar, tal como apunta muy acertadamente la Crónica de Alfonso X.
- Por último, habría que señalar el deseo de transmitir a los reinos vecinos -Castilla y Granada- un nítido y desmoralizador mensaje consistente en la firme resolución de permanecer en al-Ándalus que se desprende del hecho de edificar una ciudad áulica al sur de la vieja medina yazirí, proyecto que no se hubiera acometido sin la decisión muy meditada de establecer un dominio sine die sobre el territorio ocupado.

Sin embargo, los restos materiales vinculados con la ocupación norteafricana en la orilla sur del río, la ciudad palatina de al-Binya, hallados en el transcurso de las intervenciones arqueológicas realizadas en el solar que ocupó la fundación meriní, han sido muy escasos: un tramo de la muralla de tapial (en el paseo de la Conferencia) y tres torres de flanqueo conservadas en parte en el flanco meridional. Esta escasez de restos de estructuras palatinas, domésticas y objetos muebles se explica por la poca actividad arqueológica desarrollada en la zona hasta este momento y porque, como se ha referido, se trataba de una ciudad campamento ocupada, en la mayor parte de su superficie, por las tiendas de campaña de los “Voluntarios de la Fe” que llegaban a Algeciras formando parte del ejército expedicionario meriní.
No obstante se han recuperado algunos fragmentos de cerámica datados en época nazarí-meriní en la excavación realizada por los arqueólogos R. Florindo Sánchez y José MaríaTomassetti en el solar ubicado en los números 4 y 6 de la calle Carteya.
Más satisfactoria ha sido la excavación llevada a cabo en la Plaza del Coral, zona situada intramuros, cerca de la muralla norte de al-Binya por los arqueólogos Salvador Bravo y David Trinidad López. En esta intervención se documentó una atarjea doméstica que cruzaba el solar en dirección a la muralla y al río, que los arqueólogos que dirigieron la excavación dataron a finales del siglo XIII y que ha de interpretarse como una obra para el desalojo de aguas residuales o pluviales de alguno de los edificios con que Abu Yusuf dotó a su fundación.

Sin embargo, un relevante documento gráfico conservado en el Archivo de Simancas nos permite avanzar en el conocimiento de la ciudad que fundara Abu Yusuf al sur del río de la Miel. En un plano del año 1761, que completa el realizado por Jorge Próspero de Verboom en 1726, el autor representa un edificio, junto al alcázar, que denomina “baños” y dos pozos de noria, uno de ellos situado cerca de dicho alcázar, al que señala como “noria que conducía el agua a los baños” (véase la ilustración adjunta). También dibuja los cimientos de un gran edificio que dice son “cimientos fuertes de palacios o cosa semejante” y todo el recinto defensivo arruinado.
A partir de la década de los ochenta del siglo XIII, la ciudad de Algeciras estuvo constituida por dos recintos separados por el cauce del río de la Miel, uno de ellos abarcando la antigua medina y el otro, situado al sur, que resguardaba las tropas de los sultanes meriníes y donde estos tenían su residencia. Esta ampliación urbana, denominada por las fuentes árabes con los nombres de al-Binya o al-Buniyya, añadió nuevos valores poliorcéticos a la ciudad, casi duplicó la longitud de su recinto defensivo y posibilitó el incremento de la guarnición militar que debía defender el estratégico enclave portuario en el caso de nuevos asedios castellanos.
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