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Aquellas murallas medievales de Algeciras y su entorno

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Aunque hay limpieza periódica, no han fructificado los proyectos anunciados desde hace más de cinco años para mejorar el entorno de las murallas

Las murallas de Algeciras. / Céfiro
Céfiro

Algeciras, 07 de diciembre 2025 - 04:00

Paseando por el centro de Algeciras encontramos las murallas medievales, también conocidas equivocadamente como “murallas meriníes”, ya que el nombre suscitó cierto debate entre los investigadores de la historia. Sin entrar en este debate, ya ampliamente discutido, diremos que “meriní” se refiere a sólo una época histórica (principalmente los siglos XIII-XIV) dentro del período medieval de Algeciras. Por tanto, meriní sería una parte dentro del todo, una etapa en la época medieval (siglos V al XV).

Dicho esto, la construcción y mantenimiento de estas murallas se dio durante un tiempo mayor, que traspasaba al período meriní (mariní, merínida o benimerín; todas estas formas son correctas para su denominación). Es preferible hablar de “murallas medievales”, porque tiene orígenes castellano, meriní y nazarí. Hasta que llegamos al año 1379, cuando el rey de Mohamed V de Granada termina por destruir Algeciras, ante su inminente pérdida frente a los castellanos, dejando sólo cenizas y escombros a las tropas castellanas.

Hoy en día, al llegar a estos restos materiales de nuestro pasado, podemos leer un cartel que indica que estamos en el “Complejo Arqueológico de las Murallas Medievales. Puerta de Gibraltar”. Este complejo abarca los restos de murallas, torres, un puente bien conservado y un foso. Además, existe enfrente un “Centro de Interpretación de la Cultura Andalusí” (CICA) que lleva años cerrado.

Y aquí empiezan los problemas. Centrándonos en el CICA, está ubicado en un local de unos 205 metros cuadrados, distribuido en dos plantas, situado en la avenida Blas Infante, en los bajos de los edificios de plaza Verboom. Se creó un espacio museístico que mostrabala etapa bajo medieval de Algeciras, que ya en aquel momento era una de las ciudades más importantes de Al-Andalus, por su posición estratégica. A lo largo de la exposición permanente, el visitante podía conocer diversos aspectos de la vida en la ciudad en la época andalusí. Se trataba de una exposición breve pero bien montada, didáctica y amena. Era interesante observar allí piezas inéditas halladas en algunas de las excavaciones de la ciudad. Existían también recursos audiovisuales e interactivos, además de una biblioteca especializada en publicaciones de la época andalusí y un aula para acoger a grupos escolares y visitas concertadas y realizar actividades.

Todo este proyecto del CICA se ha convertido en una erial, un lugar sin cultivar, sin desarrollo, ya no existe. Era un centro de interpretación, era un espacio musealizado, era una biblioteca, era un aula de actividades, era un reclamo turístico y cultural, era un bonito proyecto que debería haber crecido y no mermado.

El Centro de Interpretación de la Cultura Andalusí, cerrado. / Céfiro

En cuanto a los restos arqueológicos, se limpian periódicamente y están abiertos al público para su visita. En septiembre de 2025 se hicieron labores de limpieza por parte del Ayuntamiento. Y como bien señaló entonces la teniente de alcalde delegada de Cultura y Patrimonio Histórico, Pilar Pintor, este enclave “forma parte esencial de nuestra identidad y de la riqueza cultural de la ciudad” e hizo un llamamiento a la ciudadanía para que“adopte un comportamiento cívico que contribuya a su conservación”. Lástima que aún reconociendolo como esencial, aquí tampoco haya sido capaz esta teniente de alcalde y parlamentaria andaluza de desarrollar un plan para su mejor conservación, como en origen se proyectó. Ha habido varios proyectos para esta zona arqueológica, sin que ninguna hay fructificado.Ya en 2020 se anunció un proyecto que pretendía mejorar la interpretación de la fortificación a partir del recrecimiento puntual de determinadas estructuras como las murallas y torres, siguiendo la información histórica y arqueológica recuperada en los últimos años, y cambiar algunos aspectos de la urbanización del recinto como el acceso principal por otro de mayores dimensiones que facilite la entrada o la sustitución del solado actual, a base de adoquines y grava, por un pavimento de piedra crema y la creación de una amplia zona ajardinada con césped natural. Pues bien, tras 5 años desde este anuncio todavía no hay nada ejecutado aún.

Vista de las murallas medievales de Algeciras. / Céfiro

El Ayuntamiento de Algeciras, volviendo periódicamente sobre el asunto, solicitó, a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Secretaría de Estado de Turismo del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, la "financiación íntegra" del coste del proyecto de restauración y puesta en valor de las murallas medievales, en el año 2023. Ya pronto nos comeremos las uvas de la suerte y pediremos un deseo: a ver si para el año 2026 se inicia el proyecto y, lo que también es importante, se pueda ejecutar hasta el final. Porque esa es otra, cuántos proyectos, obras, reformas y demás se van dejando por el camino sin acabar, sin rematar, sólo con soluciones “provisionales”, que luego se quedan así eternamente.

Y ya puestos a pedir, incluso soñar con ver más bonita la ciudad, se podría haber contemplado una integración con el vecino parque María Cristina. Realizar un gran “anillo verde”, que fuera desde el parque María Cristina, las murallas medievales, la rotonda de García Lorca, el parque del Lago Marítimo, la rotonda del Ave María, subiendo por la Escuela de Arte y la calle Fray Tomás del Valle y el solar que ahora ya está construido delante del Centro Documental, tapándolo, para llegar de nuevo al parque.

Por último, esperemos que para 2026 podamos ver alguno de estos proyectos en marcha. Creo que el más fácil de recuperar sería abrir de nuevo el CICA y que los visitantes y turistas, tras pasar por el Centro de Interpretación Paco de Lucía, bajaran por la avenida Blas Infante y pudieran acercarse al CICA y a la zona arqueológica situada enfrente. Y luego disfrutar de la oferta gastronómica de la ciudad. Cultura, ocio y turismo podrían ir de la mano. ¿Os parece que esta idea sea mala o difícil de realizar?

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