"Él sabía lo que había ocurrido y que estaban muertos": la desgarradora acusación de un familiar en el juicio del Rúa Mar
Los familiares de los seis tripulantes fallecidos reclaman justicia en la quinta sesión del juicio contra el armador Pedro Samuel Maza, mientras los cuerpos de cuatro marineros siguen sin aparecer
Guardias civiles y agentes de Aduanas acorralan a Pedro Maza con pruebas que vinculan el naufragio del Rúa Mar con un alijo de hachís
"¿Dónde están los cuerpos de esos marineros?". Entre sollozos, Mercedes Gallego Álvarez ha interpelado así a la sala de la Audiencia Provincial de Cádiz donde se celebra el juicio por el naufragio del Rúa Mar. Es la hermana de Daniel Gallego Álvarez, uno de los seis tripulantes fallecidos, y su dolor se ha convertido en el grito de todas las familias que buscan respuestas.
La quinta sesión del juicio, celebrada este martes en la Sección Séptima con sede en Algeciras, ha transcurrido entre las declaraciones y reclamaciones de indemnización de los familiares afectados, y el testimonio de un guardia civil presentado por la defensa. Pedro Samuel Maza, el armador del palangrero acusado, apenas ha levantado la cabeza durante la vista, salvo para solicitar nuevamente que le retiraran las esposas.
"Que se pudra en la cárcel"
Desde primera hora de la mañana, viudas, madres e hijos de los afectados aguardaban a las puertas del edificio. "Que se pudra en la cárcel, que no salga nunca más. Quiero que pague y que lo cumpla íntegro, no que lo echen pronto", sentenció Mercedes Gallego antes de entrar a la sala. "Él sabía lo que había ocurrido y que estaban muertos", añadió con contundencia.
Durante la sesión, hacia el final, repitió las mismas palabras y reveló que su padre había fallecido hace seis meses sin conocer el paradero de su hijo. El drama de las familias va más allá del juicio: cuatro de los seis marineros continúan desaparecidos.
Los fardos de hachís y la investigación paralela
La vista comenzó con el testimonio de un agente de la Guardia Civil que no pudo comparecer en la sesión anterior. Al igual que el último testigo, ahondó en la desvinculación de los fardos de hachís hallados en Barbate con el Rúa Mar. Una investigación paralela atribuyó esos bultos a la embarcación El Gallo, nave perteneciente al supuesto narcotraficante conocido como El Bulería.
En respuesta al Ministerio Fiscal, el guardia civil confirmó que las pesquisas nunca pudieron establecer relación entre El Gallo y los fardos hallados, pese a que la tripulación del barco tenía antecedentes por tráfico de drogas y había tirado parte de sus efectos personales por la borda. Sin embargo, no hubo ninguna imputación relativa a dicha embarcación.
"Siempre llevaba el teléfono"
El resto de declaraciones correspondieron a las viudas y familiares de los seis tripulantes. El Ministerio Fiscal monopolizó la atención de los testigos, mientras que la defensa se abstuvo de plantear cuestiones durante toda la sesión.
La primera en declarar fue Milagros de los Dolores Figueroa Leiva, viuda de uno de los tripulantes y una de las personas más beligerantes con el acusado. Entre miradas hostiles hacia Maza, explicó que recuperó el teléfono móvil de su marido un año después, a través de su hermana, quien lo había obtenido del propio armador.
La viuda no sabía por qué su marido no llevaba el teléfono ese día. "Él siempre lo llevaba", aseguró. Figueroa Leiva sigue un tratamiento psiquiátrico que le impide recordar detalles precisos, pero sí recuerda lo fundamental: cuándo salió a faenar, cómo fue la orden de salir y a qué hora iban a volver. Su marido era avisado normalmente "de un día para otro", incluido el día del naufragio. El 21 salió a faenar "e iban a regresar sobre las 12:00 de la noche". Nunca volvieron.
El cambio de barco y el "trile" del armador
A José Damián Maza Serrano, hijo del patrón Antonio Javier Maza, la noticia de la desaparición le pilló en el instituto, a pocos minutos del inicio de las clases. Aunque era menor, recuerda algunos detalles. Su padre era patrón de la embarcación El Saladillo, pero zarpó en el Rúa Mar, supuestamente "por la baja del patrón" habitual.
Su madre, Desirée Serrano, recuerda que Pedro Samuel Maza llegó de madrugada para comunicarles la desaparición del pesquero. A pesar de los intentos por conocer más noticias, hasta las 12:00 del día siguiente no supo nada más. Tras horas de desamparo e incomunicación, se personó en el puerto y se encontró "aquello lleno de gente".
La esposa de Antonio Javier Maza, esclareciendo la figura de su marido como patrón experimentado, explicó que pasó "desde los 14 a los 57 años" faenando. "Era normal que llevara el teléfono", apostilló. Ese día no pudo comunicarse con él, hecho que atribuía a la cobertura, un problema habitual.
Como su hijo, tampoco sabe a ciencia cierta por qué hubo un cambio de barco. "El otro patrón estaba enfermo", concluyó. Sin embargo, la Policía Nacional reveló durante la tercera sesión que este cambio de barco y tripulación respondía al modus operandi de Pedro Samuel Maza: "Hacía trile", apagaba las balizas de posicionamiento en barcos pesqueros y cambiaba tripulaciones entre embarcaciones —como ocurrió con el Rúa Mar y El Saladillo— o los hacía salir y volver a entrar a los puertos.
Las indemnizaciones y los cuerpos que no aparecen
Los familiares de uno de los dos tripulantes que aparecieron fallecidos con claros signos de ahogamiento, el peruano Óscar Maquera, no pudieron estar presentes en la vista por encontrarse en Perú. Sus letrados pidieron igualmente las indemnizaciones pertinentes.
El resto de afectados solicitaron sus respectivas indemnizaciones, sin recibir preguntas adicionales por parte de la Fiscalía. El juicio se retomará este miércoles, 1 de octubre, con las declaraciones de los peritos.
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