La jornada del 24, marcada de nuevo por los límites de la Ley Antibotellón
Los miles de jóvenes que se echaron a la calle en Nochebuena se dividieron entre la carpa del Llano Amarillo y las calles Sevilla, Convento y Trafalgar · La Policía Local advirtió de no consumir en la vía
Un 24 más tras la Ley Sobre Potestades Administrativas, conocida como leyantibotellón, el segundo año, y una nueva jornada para la polémica por la prohibición de dispensar bebidas fuera de los establecimientos, y su consumo en la calle. Esta fue parte de la crónica de la fiesta de Nochebuena, que se desarrolló en dos escenarios muy distintos.
El primero, en la carpa del Llano Amarillo, donde se congregaron miles de jóvenes para beber, siguiendo las instrucciones del decreto de 2006 en virtud del cual se estableció que el único sitio habilitado para el consumo de bebidas en la calle era el citado recinto. Del otro lado, los establecimientos de las calles Convento, Sevilla y Trafalgar, donde la gente se agolpó dentro y fuera de los bares. Y es justo en este punto donde comienza el debate.
Un grupo de agentes de la Policía Local, siguiendo las instrucciones de la ley, advirtió a los propietarios de locales que no podían dispensar bebidas que se consuman en la calle. Ante la presencia policial, la gente optó por marcharse o meterse dentro del establecimiento en cuestión, cosa no fácil debido a la cantidad de gente que se junta en los mismos sitios. Comenzaron a llegar las críticas.
Martín, que tiene 34 años, llegó de Sevilla para pasar la Nochebuena en Algeciras: "Me parece de muy mal gusto que en esta ciudad, que tiene pocas opciones, te terminen echando de los bares porque no se puede tomar una cerveza en la calle. Esto no pasa en ningún sitio". Jesús, 30 años, algecireño: "Estas medidas son antipopulares". Otro Jesús, 34 años, también algecireño: "A mí me parece que si lo de la calle Sevilla ya se rompió y en lo que ha terminado el 24 es en una carpa con música de fiesta, esta tradición terminará perdiéndose". Javi, de 37 años, aportó otro punto de vista: "No he visto este año a jóvenes haciendo botellones o tirando botellas por ahí, pero entiendo que el 24 debería ser una fiesta a respetar porque es algo que no se hace en casi ningún sitio. A las personas que son cívicas y saben convivir no hay que prohibirles nada. Además, creo que es bueno para los empresarios que llevan todo el año pagando sus impuestos y que hoy tienen un buen día".
Opiniones cómo éstas y otras que no han sido expuestas daban vueltas a un debate sobre la ley antibotellón y sus difíciles aristas. La clientela habitual de los establecimientos se pregunta por qué si a diario sirven bebidas en la calle, tras una barra o mostrador, por qué no un día tan señalado como el 24. Maribel, otra asidua a la fiesta de Nochebuena, se preguntó: "La carpa no ha existido nunca y ahora lo legal es estar en la carpa, pero no en la puerta de un bar. No tiene sentido".
Ya advirtió Cristina Garrido, concejal de Seguridad, que serían flexibles con la ley siempre que no se alterara el tráfico o el orden público. De ahí la propuesta de uno de los propietarios de un bar de la calle Convento: "Les he dicho que pongan vallas y así no se corta la calle, que es lo que no quieren". Más tarde, las vallas fueron colocadas para intentar, al parecer, apaciguar un poco los ánimos.
Como puede comprobarse, la fiesta del 24 no estuvo exenta de polémica, pero también hubo tiempo para divertirse con los amigos, cantar algún que otro villancico, colocarse un gorrito de Papá Noel e, incluso, jugar al gato y al ratón con los agentes de la Policía Local. "Quien hace la ley hace la trampa -comentó otra chica- y nos sacan de un bar pero nos vamos a otro sitio hasta que vuelven a venir". Pasados esos momentos de tensión, llegaron los de la diversión.
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