Joni Jiménez sobresale en la noche de guitarra y baile

XI Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía

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Joni Jiménez, con la guitarra en el centro, en la tercera sesión del Encuentro Internacional Paco de Lucía.
Joni Jiménez, con la guitarra en el centro, en la tercera sesión del Encuentro Internacional Paco de Lucía. / Erasmo Fenoy

Tercera sesión de muchos contrastes en el XI Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía. Primera parte para tres músicos y amigos, con el guitarrista Joni Jiménez a la cabeza, que expuso su maestría y su delicadeza en el toque. Segunda mitad para el baile de Antonio Canales y su elenco, que completaron una noche flamenca que se alargó más que las dos anteriores.

El guitarrista venía precedido de muy buenas críticas sobre su interpretación de la taranta, y por ahí empezó su concierto. La soledad, el silencio , el rasgueo de las cuerdas. Había que degustarlo como buen principio de una sesión que prometía ser diversas en sensaciones.

Cobró intensidad y buen gusto conforme los dedos se aproximaron a la boca del instrumento, explicando por qué, además de la coincidencia de las crónicas, Jiménez coincidió el Bordón Minero de La Unión el pasado año.

El madrileño hizo sonar su guitarra sabiendo que estaba en Algeciras, claro, y lo hizo en solitario también en su segunda pieza, una Soleá tocada con la cadencia y limpieza que permitía disfrutarla mucho, con unos aspegios muy buenos con su mano derecha, avivando el ritmo con maestría en su parte final, tal como quedó heredado para muchos tocaores desde que Paco de Lucía presentó su Plaza Alta.

Ya con el pianista José Ramón Jiménez y el flautista Juan Parrilla sobre el escenario, el trío encaró una Malagueña, con remate de Fandangos. Convite se definió como espectáculo en una celebración de los tres músicos, y a buena fe que demostraron cómo se conocen. Parrilla sacó de su flauta los quejíos de Camarón en Mar Amargo, mientras Jiménez ponía notas con limpieza y compás. Todo sonó con elegancia.

La actuación de los tres amigos supo a corta. Se despidieron con una composición muy bella tocada con tino. Algunos esperaban su versión de Spain de Chick Corea, pero se quedaron con las ganas.

Antonio Canales, en el parque María Cristina.
Antonio Canales, en el parque María Cristina.

Soleado

Los cantaores Miguel Lavi, primero, y David El Galli, a continuación, abrieron con sones de cantes sevillanos de Trilla y de pregones cantados al modo de Macandé, con el toque de David de Arahal, que honró con su guitarra a Paco de Lucía. Así comenzó la parte de Canales, presentando su espectáculo Soleado.

Este montaje de Antonio Canales se reconoce como una compendio de su experiencia flamenca, cargada de fuerza, madurez y sensibilidad. El sevillano se ganó prestigio como bailaor, bailarín, coreógrafo. Esas dotes las enseñó en su paso por el escenario algecireño del parque María Cristina, aunque el tiempo y las circunstancias nunca pasen en balde.

Lo hizo en principio buscando la emoción con el movimiento de su cuerpo, con su mirada al público, que lo acogió con el silencio que desprende el respeto a una figura grande en el flamenco y en la danza. Compás al taconeo, siempre mirando a la platea, buscando el pellizco.

"Hay que trabajo me cuesta quererte..." enunció Canales para empezar su segunda pieza, con movimientos controlados, apelando a los que le observaban. La intensidad desapareció, puede que hace tiempo, pero el sentimiento y la capacidad del gran bailaor siguen estando ahí, y aparecen en algunos momentos.

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