Imágenes de advocaciones marianas de gloria de Algeciras (y II)
Observatorio de La Trocha
Doce advocaciones marianas que se unifican en una sola persona: Miriam, María, la adolescente judía nacida sin mancha por voluntad Dios para ser madre virginal de Jesús
Imágenes de advocaciones marianas de gloria de Algeciras (I)
Según la leyenda, en el siglo XIV un hombre iba de caza cuando observó entre unos matorrales y zarzas la imagen de la Virgen sobre el tronco de un árbol en el lugar de La Rocina, en el término municipal de Almonte, Huelva. En aquel sitio se construyó una ermita para venerar la milagrosa imagen de la Virgen.
En la iglesia de San García Abad se venera, en su presbiterio, la imagen de Nuestra Señora de Gracia, una Inmaculada del siglo XVIII proveniente del antiguo hospital de la Caridad, que se salvó del asalto a la capilla de la Caridad en 1931 al ser camuflada como una enferma.
En la parroquia de la Santísima Trinidad, desde 2021 se encuentra en su altar mayor la imagen de Nuestra Señora del Buen Remedio. Esta advocación tiene una bonita historia: En el siglo XII era enorme el número de cristianos prisioneros por los moros, de tal manera que los franceses San Juan de Mata y San Félix de Valois fundaron la orden de la Santísima Trinidad en 1193 y la pusieron bajo la protección de la Virgen María. Su fin era rescatar a aquellos cautivos y luego liberarlos en tierras cristianas. Se cuenta que en cierta ocasión San Juan de Mata sufría graves problemas económicos, así que se encomendó a Nuestra Señora para rogarle su ayuda. Esta se le apareció en persona y le entregó una bolsa con monedas, con las que pudo rescatar a millares de prisioneros de yugo musulmán. En agradecimiento honró a la Virgen con la advocación de Nuestra Señora del Buen Remedio.
En la iglesia de la barriada de El Saladillo se venera la advocación mariana que recibe el nombre de Nuestra Señora de El Saladillo, en referencia la mencionada barriada, que tomó esta denominación por un arroyo que discurría por la zona antiguamente y era conocido así; por lo tanto, es una advocación sui géneris de nuestra ciudad.
Como broche de oro de este artículo me referiré a nuestra Patrona y alcaldesa perpetua, Nuestra Señora de la Palma. Su imagen preside desde 1999 el altar mayor de la iglesia de la que es titular. Es una escultura de medianas proporciones esculpida en mármol, que data del siglo XVIII, de procedencia italiana. No se sabe con certeza cuándo arribó a las costas algecireñas ni desde cuándo se encuentra en dicha iglesia. Sufrió graves daños en los sucesos anticlericales de 1931, pues fue arrojada al suelo y destrozándose la cara, entre otros daños.
Al retirarse los agresores, la mutilada imagen fue rescatada, no pudiendo ser restaurada hasta 1934. De forma harto discutible: ha circulado la leyenda de que el escultor cortó una lasca de la parte trasera de la imagen para tallar sobre ella un nuevo rostro. Esto es completamente falso, pues en una restauración realizada hace dos décadas se constató que la placa aplicada era ¡de mármol veteado! eso sí, recubierto por una pasta de mármol utilizada por los escultores desde tiempo inmemorial.
Según una tradición muy arraigada en la ciudad, en el siglo XVIII la imagen era trasportada en un barco desde Italia hasta Cádiz o hasta las Islas Canarias, pero un fuerte temporal de levante obligó a la nave a buscar refugio en el fondeadero de Algeciras, entonces carente de cualquier tipo de muelle pero algo protegido por las filas de arrecifes paralelos que, partiendo de la Isla de Las Palomas (en contra de lo que se dice, la denominación actual no empezó a utilizarse hasta fines del siglo XVIII, y se debe a un gran hidrógrafo, el Brigadier Tofiño, quiso poner orden, eliminando una de las cuatro “palomas” del Estrecho: Isla de Las Palomas en Algeciras, Islote de Las Palomas, cerca de Punta Carnero; Isla de las Palomas de Tarifa e incluso una Punta Paloma, mas allá de Tarifa. Este “palomar” podía crear confusiones para la navegación, y algún erudito sugeriría que la isla de Las Palomas de Algeciras podría ser la Isla Verde, que habia dado nombre a la ciudad en la Edad Media, y que en realidad pudo pertenecer a la primitiva desembocadura del rio de la Miel, de carácter deltaico y con seguridad presentaría dos o más brazos, como el cercano rio Palmones. Las embarcaciones ligeras se acogían al tramo de cauce previo a la desembocadura del río.
El caso fue que cada vez que el citado barco intentaba hacerse a la mar, un temporal se lo impedía, y en el último debió sufrir serios daños pues la carga se desembarcó, posiblemente para realizar reparaciones, si es que la embarcación no resultó irreparable. Para sorpresa de los algecireños, entre la carga figuraba una imagen de la virgen de la Palma, que fue rescatada y llevada a la iglesia de la Plaza Alta, donde quedó entronizada. La Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Palma, regresó a su ciudad tras más de trescientos años de ausencia para proteger a los algecireños que en ella buscan amparo y consuelo.
Según Gómez de Avellaneda, la imagen en realidad formaba parte de un monumento desmontado por piezas, que se transportaba desde Italia, tal vez desde Nápoles, pues su escuela escultórica religiosa fue muy importante en el Cádiz del S. XVIII, y además pertenecía a la corona española, o bien de una vieja aliada, la republica de Génova, gran exportadora de mármoles labrados al sur de España.
El monumento consistía en un pedestal con volutas e inscripción, organizado en dos piezas iguales, de las cuales se conserva la delantera, con una inscripción latina, sobre este elemento, una columna de fuste acanalada, de la cual se conserva un fragmento en posesión de una familia algecireña y todo coronado por la imagen de la virgen en sí. Probablemente la pieza más grande, el fuste, se rompió en el último de los temporales o al embarrancar la nave en la orilla algecireña, y eso impedía la función original de conjunto.
Se trata de un “triunfo” un tipo de monumento religioso, en este caso en su forma menos barroca, propio de Italia y que pasó a España, siempre para ser instalado en exteriores y del cual hay muchos ejemplos en la baja Andalucía, en especial en Cádiz. Esto explica la anomalía, pues en la zona siempre fueron utilizadas imágenes de madera y es completamente insólito el mármol, en una imagen instalada en interior y sobre una estructura lignea. Este aprovechamiento casa muy bien con los modestos medios económicos de aquellos emprendedores algecireños, que heroicamente, levantaron una ciudad partiendo de otra en ruinas…
En 1923, el papa Pío XI nombra a Nuestra Señora de la Palma copatrona de la ciudad de Algeciras junto al patrón San Bernardo. A mediados de los años cincuenta del pasado siglo se talló una copia en madera, que hasta el año 2018 salió en procesión después de muchos años sin hacerlo.
A finales de los años noventa se talló otra imagen de esta advocación para ser vestida, que quedó para su veneración en la capilla del antiguo hospital militar, luego sede de la facultad de Derecho, y ahora dependencias municipales. Solo salió en procesión en 1998. Actualmente se halla en la iglesia de Santa María de El Saladillo; fue rebautizada como Nuestra Señora de El Saladillo, posteriormente recuperó su advocación original, ya que en el presbiterio de esta iglesia ha sido entronizada una imagen del siglo XVIII, de la Escuela Levantina, bajo esta advocación que da título a la parroquia. No obstante, en 2023 volvió a cambiar de advocación y ahora se venera como Nuestra Señora de El Carmen.
También, en 1954, se erigió una columna coronada con la imagen de Nuestra Señora de la Palma, cerca de la desaparecida playa de Los Ladrillos, en la actual rotonda de Ave María, que por eso se llama así. Estaba en un espacio muy despejado, del cual era el centro visual en la confluencia de varios ejes, como el del paseo marítimo y el del antiguo paseo del cementerio, actual avenida Pérez Arriete. Resultaba una composición tan sencilla como afortunada y es muy discutible el cambio de emplazamiento, que en todo caso debía haber significado una mejora, pero desgraciadamente no fue así, pues en todo caso lo pertinente hubiera sido situar el monumento en el eje central de la actual avenida de Blas Infante, tal vez en la confluencia de esta con la calle Ancha, prolongada en la Avenida de las Fuerzas Armadas.
Actualmente la imagen sobre la columna esta en un lugar muy discutible, pues se localiza en el cruce entre la avenida de Blas Infante y la calle Inmaculada. Se trata de un lugar totalmente inapropiado para la erección de un monumento de estas características, pues además de carecer de perspectiva panorámica, el conjunto queda empequeñecido por el volumen del cercano ambulatorio de la Seguridad Social y por un absurdo e inútil elemento, a modo de pérgola
Esta imagen dieciochesca vino a sustituir, casi cuatro siglos después, a la imagen gótica que entronizó el rey Alfonso XI en la cristianizada mezquita aljama, tras la conquista de Las Algeciras, un Domingo de Ramos del año de 1344. La reconquista de la ciudad por el rey andalusí de Granada, Mohamed V, en 1369 provocó el exilio de aquella imagen medieval, cuyo paradero aún se desconoce. Se especula con que pudiera haber sido trasladada a Tarifa o a Jerez; pero todo son conjeturas de difícil comprobación.
Esta advocación alude a la entrada triunfante de Jesús en la ciudad de Jerusalén a lomos de un borrico, puesto que las palmas son símbolo de triunfo, victoria, paz e inmortalidad desde la más remota antigüedad.
En la urbanización Villa Palma podemos ver una imagen de esta advocación mariana, tan vinculada con nuestra ciudad. Por último, hay que añadir que Nacho Falgueras esculpió una pequeña imagen de Nuestra Señora de la Palma que se mantiene bajo las aguas de la playa de El Rinconcillo, de la cual emerge cada 15 de agosto en una original romería marítima.
Doce advocaciones marianas que se unifican en una sola persona: Miriam, María, la adolescente judía nacida sin mancha por voluntad Dios para ser madre virginal de Jesús.
Juan Carlos Martín Matilla. Licenciado en Filología, vocal de Patrimonio de la Asociación Cultural La Trocha. Consejero de número del Instituto de Estudios Campogibraltareños y miembro de su Sección 2ª (Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura).
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