“Me aterra eso de la Inteligencia Artificial porque no vamos a saber distinguir lo natural”

ENTREVISTA | EVA YERBABUENA, BAILAORA

La bailaora, coreógrafa y referente internacional del flamenco pone punto final este viernes a la IX edición del Festival Internacional de Guitarra Paco de Lucía

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Eva Yerbabuena, bailaora, coreógrafa y referente internacional.
Eva Yerbabuena, bailaora, coreógrafa y referente internacional.
Fernando Silva

06 de julio 2023 - 10:30

Eva Yerbabuena, nombre por el que es conocido en el arte Eva María Garrido García, cerrará la IX edición del Festival Internacional de Guitarra Paco de Lucía, en el parque María Cristina de Algeciras, con su forma de sentir el flamenco, con una selección de sus coreografías. El espectáculo lo titula Yerbagüena, así, tal cual, y se anuncia como un “espectáculo único y, al mismo tiempo, son mil espectáculos”.

-¿Quién le acompañará en Algeciras?

-Paco Jarana a la guitarra, con Daniel Suárez en la percusión, Segundo Falcón, Miguel Ortega y Antonio El Turry al cante, y el bailaor José Manuel Ramos, El Oruco.

-Todos hombres.

-Sí, igual que la serie de televisión llamada Los hombres de Paco, pues en este caso Los hombres de Eva.

-¿Qué quiere contarle al mundo con su baile?

-No se trata de contar, sino de hacer sentir. Ocurren muchas cosas feas en esta vida y lo que siempre he pretendido es hacer sentir con mi arte, a partir de lo que yo siento y expreso en el baile. Y así crear la mejor experiencia al público, la mejor sensación.

-¿Siente todavía que tiene más misiones por delante que cumplir?

-Claro que sí. Queda mucho por delante. Yo me siento una privilegiada por muchas razones, y una de ellas es por tener la oportunidad de trasladar momentos para disfrutar con lo que una sabe y otros sienten.

-Creo que fue una tía suya la que le comentó a su madre que usted era muy graciosa y apuntaba maneras para el baile.

-Mí tía Encarnita, hermana de mi madre, esa fue la visionaria. No paraba de decirle a mi madre que yo tenía que ir a una academia. Murió joven. Entonces yo era muy espabilada, y me movía hasta con un cepillo en la mano, de los que usaba mi madre que era peluquera.

-¿Qué supuso para usted unir a su condición de gran bailaora la formación temprana en Cuba como coreógrafa?

-Mucho, cómo entendían el baile y cómo organizaban su estructura y su enseñanza. Me influyó muchísimo. Tengo un recuerdo permanente de aquel tiempo.

-¿Y su encuentro con Pina Bausch, la maestra alemana de la danza contemporánea?

-Lo más. Era la expresión vanguardista de la danza y el teatro. Vivimos experiencias muy bonitas que me han influido, y mi relación con ella me permitió conocer a otros grandes artistas.

-Todo artista evoluciona con el paso de los años y en el flamenco la mayoría se inicia en conocimientos puros y después se transforman presentando propuestas más transgresoras. ¿En su caso es curiosidad por lo desconocido o atracción por un crecimiento en su concepción del baile flamenco?

-Es todo combinado. No hay una sola razón que explique lo que bailo, es el conjunto de muchas cosas unidas. Paco de Lucía, por ejemplo, nos abrió muchas puertas nuevas y yo también estoy en ese camino.

-¿Y cuánto hay que sufrir, como decía él, para conseguir lo que se quiere?

-La vida no es fácil, y no es fácil el flamenco. Se sufre mucho, sí, pero también en otras artes como la pintura, la arquitectura, en todo lo que es expresión.

-La aportación musical de su pareja, el tocaor Paco Jarana, suponemos que es fundamental en su trayectoria, ¿no?

-Es la banda sonora de mis días en todos los sentidos. Me siento muy afortunada. Es de lo mejor que me ha pasado en mi vida. Cuando le conocí era ya un grande, y había trabajado con los mejores, Mario Maya, Matilde Coral... Me infundía un respeto tremendo, y me enamoré. Ahí seguimos, encantados. Hemos llegado a un punto que él sabe cómo estoy solo con mirarme.

Retrato a carboncilla de Irene Vélez, obra expuesta en el Centro Documental José Luis Cano en la muestra 'Nuevos valores del flamenco'
Retrato a carboncilla de Irene Vélez, obra expuesta en el Centro Documental José Luis Cano en la muestra 'Nuevos valores del flamenco'

-¿Qué opinión le merece el estado del baile flamenco en la actualidad y su tremenda evolución en los últimos 20 o 25 años?

-Habría que hacer un análisis profundo, la verdad, pero están pasando muchas cosas y demasiado deprisa. Sobre todo con tantas redes sociales, donde casi nada es permanente. A mi me aterra eso de la Inteligencia Artificial. Vamos a llegar a un punto que va a ser muy difícil ver y sentir la diferencia entre lo que es natural y lo que no lo es. Me preocupa mucho también por los jóvenes. Es muy importante que la gente tiene que seguir yendo al teatro y vivir la experiencia del espectáculo. Eso no puede cambiar. No debemos permitir que eso cambie.

-¿Qué supuso para usted, como artista flamenca, la concesión en 2001 del Premio Nacional de Danza, un valioso reconocimiento a su trayectoria, un punto de inflexión?

-No hay premio pequeño, así lo siento. Como decía mi padre, de bien nacidos es ser agradecidos. El premio más mínimo que te puedan dar tiene que tener su espacio en tu memoria. Soy una persona superagradecida, ya reciba lo más mínimo o lo más poderoso.

-Como bailaora con grandes reconocimientos en el mundo del flamenco y de las artes escénicas, ¿qué le queda por hacer?, ¿dónde la queda por actuar?

-Ay omaita. Muchas veces tengo la sensación de que me falta vida. Recuerdo a un cubano, cuando estábamos a punto de coger un avión allí, que yo le gritaba a mis compañeras, “chiquillas que no llegamos, que va a salir el avión”. Teníamos prisa y había que llegar. Y ese cubano me dijo: “Ay mi alma, si hay más tiempo que vida”. Si, el tiempo que Dios me haya deparado para mí lo voy a aprovechar al máximo.

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