La campaña para luchar contra los taxis piratas arroja un balance positivo

La pasada semana concluyó la segunda fase de la campaña informativa de los negocios ilegales practicados en el puerto, iniciativa de la Autoridad Portuaria de la ciudad. El balance del programa de prevención ha sido positivo, pues se ha visto mermado el número de taxis pirata que operan en los alrededores del muelle.

Según Manuel Alcázar, responsable de la Autoridad Portuaria, este año la competencia de seguridad del puerto ha visto la necesidad de informar a los usuarios del riesgo que corren de encontrarse ante una situación en la que personal no autorizado intente sucumbirlos para, una vez fuera del puerto, poder realizar negocios ilícitos, como son el servicio de transporte ilegal y la venta de billetes en lugares no autorizados.

El problema de estas incidencias es que, al quedar estas prácticas fuera de la competencia de la seguridad del puerto, los usuarios, por creer que así ahorran dinero comprando los billetes en lugares de venta no oficiales, podrán ser engañados o timados.

Cuando se identifica a una persona realizando la actividad de captación de clientes de forma ilegal y reiterada, se tramita un expediente sancionador y la policía portuaria interpone la correspondiente denuncia por realizar una actividad no autorizada, quedando el cliente inmune. Estos, ante la indicación de la policía, en la mayoría de los casos adquieren los billetes en lugares autorizados dentro del puerto.

La policía portuaria actúa en conjunto con la local para evitar el intrusismo tanto en el negocio de la venta de billetes como en el servicio de taxis. Fuera y dentro de las instalaciones del puerto, velan por la seguridad de los usuarios y realizan, también juntos, las campañas de concienciación necesarias.

La picaresca y la búsqueda de dinero fácil lleva a que determinadas personas, aunque en un número reducido, lleguen a vender billetes falsos creados por ellos mismos, a viajeros desinformados.

El problema de los taxis pirata es más complicado, ya que es muy difícil identificarlos. Para interponer la sanción correspondiente, los clientes ilegales deberán confesar que han pagado al conductor particular por el servicio de transporte. Esto pocas veces ocurre, aunque gracias a un seguimiento específico y a personal preparado, desde el año pasado se han tramitado 15 expedientes a la consejería de Transporte. La dificultad reside en determinar si el conductor está recogiendo a un amigo o familiar, o si está realizando un servicio fuera de la ley.

Ante esto, los taxistas afirman que no pueden hacer nada. Aunque intuyan la existencia de un conductor particular ilegal, no pueden demostrarlo. Como bien aseguraron, no solo les repercute directamente ya que realizan menos trayectos, sino que tienen menos control de los taxistas que hay ocupados o no, por lo que condiciona su horario y prácticas laborales.

Las campañas realizadas hasta ahora han consistido en la situación de señalización vertical en las instalaciones del puerto, y además, la entrega de trípticos con información en español, frances e inglés para poner en conocimiento de los usuarios las situaciones en las que podrían verse envueltos. Las campañas han tenido una duración de 15 días, y se prevé retomarlas próximamente.

Los encargados de buscar víctimas para el negocio ilegal siguen un perfil de personas determinado que puede ser más fácil de convencer. Normalmente los españoles no acceden a estas prácticas, ni tampoco los grupos de turistas que vienen sobreavisados o guiados por profesionales.