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Las bibliotecas municipales de Algeciras

Papeles de la Villa Vieja

Las bibliotecas Pérez-Petinto y Esteban Valdivia permanecen cerradas como bibliotecas públicas y funcionan únicamente como espacios de servicios sociales

Las capillas olvidadas de Algeciras

El Centro Documental José Luis Cano de Algeciras. / Céfiro
Céfiro

Algeciras, 21 de diciembre 2025 - 02:45

Hoy vamos a repasar la realidad de las bibliotecas municipales de Algeciras. Existe una biblioteca central, dentro del edificio conocido como Centro Documental José Luis Cano, bajo el nombre de Cristóbal Delgado. Desde este recinto central se coordina todo el servicio municipal y lleva el nombre de quien fuera cronista oficial de Algeciras y director de la misma, Cristóbal Delgado Gómez, un ilustre algecireño que fue escritor, músico, profesor de modelado en la otrora Escuela de Artes y Oficios y muchas cosas más.

Resumiendo esta libresca historia, esta primera biblioteca se creó en 1925, en la planta baja de la sede actual del Ayuntamiento, por otro cronista oficial de Algeciras, Manuel Pérez-Petinto y Costa. En 1966 se construyó, por iniciativa de Delgado, una nueva sede en la actual calle de Salvador Allende. Desde 2015 esta biblioteca se encuentra dentro del Centro Documental José Luis Cano, edificio proyectado por el arquitecto Pedro Pérez-Blanco, ocupando las plantas segunda y tercera. Cuenta con unas instalaciones adecuadas, pero insuficientes desde el inicio, con una capacidad muy limitada para el volumen de libros y demás materiales que no pudieron trasladarse a la nueva sede en su totalidad. Por ejemplo, el número de usuarios de la sala de lectura es mayor que la capacidad que tiene.

En cuanto a bibliografía, apenas hay renovación de libros ni se reciben remesas por parte de ningún organismo. La última vez que hubo un ingreso fue en 2023, un lote de mangas (cómics japoneses). Y la última vez que se recibió un pedido de publicaciones de la Junta de Andalucía fue alrededor de 2016. El personal está muy justo y hace su trabajo de la mejor manera que puede, lo cual es de agradecer. Hubo un tiempo que tuvo un aparato que, de forma interactiva, mostraba una biblioteca virtual del flamenco. La máquina la envió la Junta de Andalucía, pero se averió, nunca se arregló y ya está desaparecida.

En la web del Ayuntamiento figuran otras dos bibliotecas: la Pérez-Petinto y la Esteban Valdivia y Cabrera. La Biblioteca Pérez-Petinto hace referencia al secretario del Ayuntamiento y cronista oficial de Algeciras, Manuel Pérez-Petinto y Costa, quien también fue escritor, historiador y poeta. Como ya apuntábamos antes, a su iniciativa se debe que en 1925, por fin, Algeciras contara con una biblioteca pública. Fue nombrado Cronista Oficial de Algeciras en 1948, cargo que ocupó hasta su muerte en 1953. Creo que está justificado que un erudito de su talla tenga una biblioteca a su nombre.

El edificio de la biblioteca Pérez Petinto.

Pero aquí el problema consiste en que esta biblioteca está cerrada al público desde hace años. Ocupa un local en la algecireña Avenida de las Flores de La Granja. Este local también alberga las oficinas de la Delegación de Igualdad y Bienestar Social de zona norte de la ciudad; servicio tan necesario a la ciudadanía que sí funciona y por este se mantiene el local abierto y en uso. Pero no por el servicio de la biblioteca. Por eso, resulta “curioso” que la web del Ayuntamiento se haga referencia a la Biblioteca Pérez-Petinto de esta forma:

“El extremo norte de la ciudad engrandece su relación con la cultura gracias a este pequeño rincón que, además de albergar una aceptable colección literaria, sirve de punto de encuentro para jóvenes que, cada tarde, se zambullen en las procelosas aguas de Internet”. Por las tardes estas instalaciones están cerradas y el servicio de biblioteca no existe. Si Pérez-Petinto levantara la cabeza y viera como es la biblioteca que lleva su nombre...

La otra biblioteca municipal está en el Saladillo y lleva por nombre Esteban Valdivia y Cabrera. Hace referencia al escritor y periodista algecireño Esteban José Valdivia y Cabrera y se le vincula con la Generación del 27, destacando sobre todo en poesía, aunque también publicó novelas, teatro, cuentos, artículos periodísticos... Se da la circunstancia que fue más apreciado en Hispanoamérica que en España, donde recibió distinciones y reconocimientos. En Algeciras se le concedió la Medalla de la Palma, el nombre a una calle y también su denominación a esta biblioteca municipal, que desde 2005 se rotuló con su nombre. Es, por tanto, un merecido reconocimiento a este escritor algecireño, tan polifacético como poco conocido por el público en general. El edificio se encuentra en la calle Miguel Hernández y, según la web municipal, así se describe esta biblioteca:

“Grandes bloques conforman el paisaje de la barriada de El Saladillo. A sus pies, un pequeño ratón gris que consigue distinguirse de los gigantes blancos, un edificio singular por su arquitectura y por sus entrañas, recubiertas de libros de arriba abajo”.

La biblioteca de El Saladillo. / Céfiro

Sí que tiene un diseño singular el edificio, en una distribución cómoda y en una sola planta. Tiene un auditorio para unas 60 personas, ideal para presentaciones de libros y animación a la lectura, por ejemplo. Pero como pasaba con la biblioteca anterior, no está en servicio como tal, sino que viene siendo empleada por la Delegación de Igualdad y Bienestar Social. Se realizan allí diversos talleres de dicha Delegación y esto mantiene el edificio “vivo” y con utilidad pública, hay que reconocer la labor que se está desarrollando. Están muy bien estos talleres, ayudan a cohesionar el barrio, pero es una pena que el local, nacido como biblioteca pública, no sea utilizado como tal.

Este es el panorama de las bibliotecas municipales que dependen de la Delegación de Cultura, aunque dos de ellas están siendo aprovechadas por ser la Delegación de Igualdad y Bienestar Social que, de esta manera acerca sus servicios a los ciudadanos. No así la Delegación de Cultura, que ha retrotraído el servicio a la Biblioteca Cristóbal Delgado y mantiene la “ficción” de las tres bibliotecas.

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