La Audiencia Nacional ratifica la prisión preventiva del exjefe de la UDEF por el "evidente" riesgo de fuga

La detención de Óscar Sánchez Gil se produjo tras la incautación de 13 toneladas de cocaína en Algeciras, el mayor alijo de esta droga en la historia de España

La Policía Nacional tendió una trampa al exjefe de la UDEF para lograr su detención gracias al alijo de cocaína de Algeciras

Operación de Aduanas y la Policía Nacional contra el tráfico de cocaína.
Operación de Aduanas y la Policía Nacional contra el tráfico de cocaína. / E.S.

Algeciras/La Audiencia Nacional ha confirmado este viernes la permanencia en prisión provisional del inspector jefe Óscar Sánchez Gil, exresponsable de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) en Madrid, al considerar que existe un "evidente" riesgo de fuga. El tribunal ha desestimado el recurso de apelación presentado por la defensa del alto mando policial, detenido por su presunta implicación en una red de narcotráfico y en cuyo domicilio se hallaron cerca de 20 millones de euros en efectivo.

En un auto emitido por la sección tercera de lo Penal, los magistrados subrayan que "la supuesta integración en una organización delictiva y las elevadas cantidades de dinero que parece manejar posibilitarían su desplazamiento al extranjero o su ocultación en España". El fallo añade que el arraigo familiar del investigado "no constituiría un freno importante para evitar ese riesgo, dadas las consecuencias sociales y profesionales que puede acarrearle una condena por hechos de tal gravedad".

De cazador a cazado: la Operación "Augur"

La caída en desgracia de Sánchez Gil, apodado El Anodino por sus compañeros y Aduana por los narcotraficantes, comenzó con la interceptación de un cargamento de 13 toneladas de cocaína en el puerto de Algeciras durante la madrugada del 14 de octubre de 2024. Se trata del mayor decomiso de esta sustancia realizado hasta la fecha en España y el segundo mayor en Europa.

Lo que para muchos resultó sorprendente fue que este policía, hasta hace pocos meses considerado uno de los más competentes en la lucha contra el crimen organizado, cayera atrapado en una elaborada trampa tendida por sus propios compañeros. La Operación Augur, que llevaba años gestándose, fue ejecutada por agentes de la Udyco Central en colaboración con Asuntos Internos, quienes habían detectado irregularidades en las actividades del inspector jefe.

Un contenedor que cambió su destino

El contenedor que desencadenó la caída de Sánchez Gil procedía de Ecuador y transportaba aparentemente frutas bajo el nombre de la empresa Abadix Fruits. Este cargamento formaba parte de los 16 envíos que el exjefe de la UDEF debía controlar, según la investigación. Sin embargo, desconocía que la operación había sido diseñada específicamente para observar sus reacciones y obtener pruebas concluyentes de su implicación.

La reacción de Sánchez Gil ante la noticia de la incautación resultó reveladora. Según consta en el sumario, el inspector manifestó su enojo ante su comisario por no haber sido informado previamente sobre el operativo, una conversación que terminó siendo crucial para confirmar sus vínculos con los narcotraficantes.

Un imperio criminal oculto tras el uniforme

Los registros realizados por la policía en las propiedades de Sánchez Gil arrojaron resultados impactantes. En su domicilio principal se encontraron cantidades "extraordinariamente altas" de dinero en efectivo escondidas en dobles fondos en techos, paredes y compartimentos ocultos. Según detalla el auto judicial, el volumen de billetes era tan grande que fue "imposible de cuantificar con exactitud con los medios disponibles en aquel momento".

Además, en su segunda residencia se hallaron 448.110 euros, y en los muebles que utilizaba en la Jefatura Superior de Policía de Madrid otros 896.400 euros. En total, se estima que el patrimonio oculto superaría los 20 millones de euros, una cifra que "difícilmente puede corresponder a la percepción de su retribución como funcionario", según señala la Audiencia Nacional.

Una red de corrupción de proporciones colosales

La investigación, que se prolongó durante años, reveló que Sánchez Gil no actuaba solo. Su principal socio era presuntamente Ignacio T., líder de una organización criminal que operaba a través de los puertos españoles. Las comunicaciones entre ambos, interceptadas por los investigadores a través de la aplicación Signal, pusieron al descubierto el modus operandi de la red: los contenedores con droga pasaban sin revisión gracias a la intervención del exjefe de la UDEF, quien ordenaba la anulación de los controles.

A cambio de estos servicios, Sánchez Gil habría recibido comisiones que alcanzaban el 40% de los beneficios del narcotráfico. La investigación también implicó a su esposa —también policía— y a su cuñada, quienes presuntamente colaboraron en el blanqueo de las ganancias ilícitas. Mientras que estas dos últimas fueron puestas en libertad junto a otros cinco investigados, el tribunal ha ratificado la prisión para el exjefe policial y otros cuatro presuntos colaboradores.

El auto judicial detalla que Sánchez Gil está siendo investigado por delitos de tráfico de drogas en cantidad de notoria importancia cometido por funcionario público, pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales y cohecho. La gravedad de estos cargos podría suponer largas condenas de prisión para quien, paradójicamente, dedicó gran parte de su carrera profesional a combatir estos mismos delitos.

El caso continúa bajo investigación mientras el exjefe de la UDEF permanecerá entre rejas a la espera de juicio, en lo que se ha convertido en uno de los mayores escándalos de corrupción policial de las últimas décadas en España.

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