Asier

Por su nombre de pila podría ser confundido con un jugador del Osasuna pamplonés. Por sus apellidos, con un árbitro de fútbol, al modo de Andradas Asurmedi o Undiano Mallenco. Por su corpulencia y barba, ataviado con camiseta negra, con el portero de la selección eslovaca de balonmano. Y por el aplauso unánime de varios minutos de duración que el público, puesto en pie y emocionado, le dedicó hace unos días en Algeciras, con un afamado cantante de ópera. Pero no, el oficio de Asier Unciti Broceta es el de bioquímico y de su cabeza ha salido una fórmula que, a poco que los ensayos clínicos que se desarrollan sigan su curso exitoso, servirá dentro de pocos años para combatir el cáncer de una forma mucho más eficaz, mucho más rápida y mucho menos agresiva que los tratamientos actuales.

El resultado de las investigaciones de este catedrático algecireño al frente del Edinburgh Cancer Research Centre es el NXP900, un fármaco que ha logrado un potente efecto inhibidor sobre una proteína presente en muchos tipos de cáncer. Es un paso de gigante y alternativo a las terapias presentes que, además, ha abierto la puerta a investigaciones paralelas para la curación de otras tipologías de la enfermedad. De hecho y como Unciti desveló a Europa Sur, acaba de patentar otra fórmula para actuar ante otra proteína. “Será la siguiente gran revolución para los pacientes oncológicos", afirma con una sonrisa plena de seguridad.

Años más tarde que Asier pasó por las mismas aulas del colegio Mediterráneo Abdellah El Haj, el 'Messi del hachís', aunque con diferentes resultados académicos y laborales

Ejemplo de constancia y esfuerzo, Unciti se crio en La Piñera, un barrio humilde donde los haya, y estudió durante sus primeros años de vida en el colegio Andalucía. Tras mudarse con su familia a San José Artesano, prosiguió estudios en el Mediterráneo. Su padre, Luis, era el director y tan buena labor hizo que, tras jubilarse, el centro educativo fue rebautizado en su homenaje como Mediterráneo-Unciti. Contrastes de la vida: años más tarde que Asier pasó por las mismas aulas Abdellah El Haj, el Messi del hachís, aunque con diferentes resultados académicos y laborales.

Tras cursar Biológicas en la Universidad de Granada y también el doctorado, gracias a una beca extraordinaria de la Fundación Ramón Areces (fundador de El Corte Inglés), nuestro investigador marchó a Edimburgo. Tras unos años de estancia -y a diferencia de en España, donde habría topado con la burocracia, una beca de casi subsistencia y medios limitados- Unciti encontró en Escocia la confianza, el respaldo y la financiación para desarrollar sus ideas. En una entrevista personal, logró exponer sus planes a los cinco máximos responsables de la universidad, quienes, tras escucharle, le crearon la plaza de investigador ese mismo día, pasada apenas hora y media.

Este insigne catedrático comenzó su trabajo con un ayudante y hoy dirige seis grupos de investigación, dedicados a descubrir otros fármacos contra el cáncer. Un contrato firmado por anticipado con la farmacéutica de EEUU Nuvectis Pharma le permite financiar de sobra todos esos trabajos y muchos más en el futuro.

El pasado lunes, en su visita a la redacción del periódico, dejó constancia por escrito de su agradecimiento por haber contribuido a difundir su trabajo desde 2010, dibujó la fórmula genial del NXP900 y anotó un año: 2027. “Quedaos con esta fecha”. Si todo avanza según lo previsto, dentro de dos años, ese garabato formado por átomos y enlaces estará salvando vidas. Será entonces cuando aquel niño de La Piñera, que creció entre cuadernos y sueños posibles, verá materializada su mayor certeza: que el talento, cuando encuentra el terreno adecuado para germinar, puede cambiar el mundo. Ese día, entre titulares y reconocimientos, acaso recordará el momento en que, en una redacción de su tierra, escribió sobre un papel una fórmula y una promesa.