Un apuñalamiento y disparos en el barrio de La Piñera: un nuevo ajuste de cuentas sacude Algeciras
Un enfrentamiento entre dos familias por un asunto de drogas deja un herido por arma blanca y varios disparos sin víctimas durante el domingo
Condenado a ocho años de internamiento un menor por el homicidio doloso de Jesús Maya en Algeciras
En La Piñera, cuando el sol del domingo apenas empezaba a calentar los tejados, las viejas cuentas volvieron a pasar factura. Eran las 10:30 del 5 de octubre: en las inmediaciones de la calle Duero de Algeciras, un hombre resultó apuñalado. La víctima, miembro de la familia Maya, fue trasladada de urgencia al Hospital Universitario Punta Europa. La Policía Nacional investiga lo ocurrido, pero todavía no ha trascendido la gravedad de la lesión ni si se han producido detenciones.
El rumor del ataque corrió rápido por la barriada. Y con él, la amenaza: “Nos vamos a liar a tiros”. Horas después, ya de noche, la promesa se cumplió. Varios disparos resonaron entre las calles de La Piñera. Los Maya habrían disparado contra la casa del supuesto agresor, en un acto de venganza que no dejó heridos.
La escena se repite, casi como un ritual trágico. No es la primera vez que esta zona del sur de Algeciras, con sus bloques agrietados y su aire de abandono, se convierte en escenario de un ajuste de cuentas. Las causas suelen ser las mismas: robos de alijos de hachís, conocidos en el argot como vuelcos. En el mundo del narcotráfico, si hay una norma, es que las deudas siempre se pagan. A veces con dinero, otras con sangre.
La Piñera, donde viven unas 11.000 personas al otro lado del puente del Matadero, carga con el peso de la exclusión. En sus recovecos se mezclan el desempleo crónico, el menudeo diario y una resignación aprendida a golpes. Allí, los domingos se parecen poco a los de cualquier otro barrio: la calma siempre es provisional.
Curiosamente, el suceso llega apenas dos días después de que se cumplieran tres años del asesinato de Jesús Maya Márquez, de 19 años, también vecino de La Piñera. Aquel 3 de octubre de 2021, un menor ceutí le asestó dos puñaladas mortales en el abdomen. Otro domingo de sangre, otra herida abierta en un barrio donde la violencia parece tener memoria.
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