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El reino taifa Hammudí de Algeciras

ALGECIRAS MUSULMANA Y CRISTIANA (SS. VIII-XIV)

Las guerras en que se vieron envueltos los reyes independientes de Algeciras empobrecieron el pequeño reino y lo debilitaron militarmente

El reino Taifa Hammudí de Algeciras hasta su conquista por los ‘abbadíes de Sevilla en el año 1055.
Antonio Torremocha

27 de abril 2019 - 11:37

Tras la muerte de Almanzor en el año 1002, al-Andalus entró en una etapa de deterioro institucional (descrédito de la figura del Califa, incapacidad de los hijos de Almanzor de establecer un poder legítimo, división ocasionada por el enfrentamiento entre las facciones bereberes, árabe-andalusíes y saqaliba o eslavos que formaban el ejército, pérdida de prestigio internacional, etc.) y de decadencia política y social. El Califato entrará en descomposición y se desmembrará en numerosos reinos de taifas, quedando definitivamente extinguido hacia el año 1030.

Algeciras y Málaga serán las principales ciudades de uno de estos reinos taifas, el que se fundó en torno a la familia, de origen norteafricano, de los hammudíes. Lograda su separación respecto de Málaga en 1035, la antigua cora de Algeciras, como reino independiente, gobernada primero por Muhammad y después por Al-Qasim ben Muhammad como emires, tendrá una existencia efímera, puesto que en el año 1055 sería absorbida por los ‘abbadíes sevillanos.

Dos dinares acuñados en Ceuta en el año 1032 hallados en el transcurso de la excavación realizada en el nº 20 de la calle General Castaños de Algeciras. / Museo Municipal

Pero antes de que los hammudíes lograran establecer el reino independiente en al-Yazira al-Jadrá, en el mes de abril del año 1011, las tropas bereberes mandadas por uno de los pretendientes al trono califal, Sulaymán al-Mustaín, entraron en la ciudad, mataron a muchos que hallaron en ella, demolieron sus casas, cautivaron a sus hijos y tomaron los bienes de sus moradores. A continuación Sulaymán dio orden de juntar a todos los prisioneros en las atarazanas y, tras concederles el perdón, les dio la libertad. Algunos se dirigieron a Málaga y parte de las mujeres se casaron con los hombres de la tropa. Pero Algeciras había sufrido una terrible devastación. La ciudad que se viera beneficiada por las largas estancias en ella de Almanzor, con la llegada de funcionarios, jefes militares, jeques de las tropas bereberes, abastecedores del ejército, comerciantes, etc., quedó tan afectada que, cuando quince años más tarde se instalaron en ella los hammudíes, éstos no pudieron usar como residencia el alcázar de la ciudad ―sin duda saqueado e incendiado durante el asalto de los bereberes― sino que tuvieron que adoptar como morada las atarazanas.

Son escasas las referencias que se poseen de la ciudad para el período de las taifas. No cabe duda de que su puerto continuó ejerciendo de lugar se paso obligado con el Norte de África y que sus arsenales siguieron funcionando, aunque habían dejado de ser la base de la flota andalusí. Las guerras en que se vieron envueltos los reyes independientes de Algeciras empobrecieron el pequeño reino y lo debilitaron militarmente, hasta el punto de que en el año 1055, al-Mu‘tadid, rey de Sevilla, reconociendo que al-Qasim ben Muhammad de Algeciras era ―refiere Ibn ‘Idari― el más débil de los emires bereberes en poderío y el más escaso de ellos en hombres, se dirigió contra él y lo sitió. Este autor dice en otro lugar de su obra que al-Qasim no tenía sino unos doscientos jinetes en su caballería. Envió entonces al-Mu‘tadid a su ejército contra Algeciras por tierra y por mar, y puso al frente de sus tropas a su visir ‘Abd Allah ben Sallam.

Viéndose en inferioridad de hombres y de medios, al-Qasim ben Muhammad solicitó el auxilio de sus antiguos aliados de al-Andalus y de Suqut, señor de Ceuta, los cuales fueron demorando su ayuda hasta que el emir de Algeciras, falto de abastecimientos, perdió toda esperanza de ser socorrido y se vio obligado a solicitar la rendición. Pactó la entrega de la ciudad con el visir de al-Mu‘tadid, logrando un salvoconducto para sí, su familia y sus cortesanos.

Entre los años 1055 y 1086, el territorio de Algeciras formó parte del reino taifa de Sevilla. Sabemos que los ‘abbadíes sevillanos rehabilitaron su puerto y sus arsenales, estableciendo en la ciudad algunos barcos de guerra con los que poder controlar el paso del Estrecho. Después de conquistar Algeciras, al-Mu‘tadid ben ‘Abbad envió la flota sevillana a su puerto con el fin de preparar el ataque contra la ciudad de Ceuta y con el objetivo, como había hecho ‘Abderrahmán III al principio del Califato, de dominar el mar y asegurarse el control de las dos orillas. Sin embargo, en esta ocasión la escuadra andalusí fue rechazada por Suqut al-Bargawati, señor de la ciudad.

Pero las aspiraciones ‘abbadíes de tomar Ceuta y dominar las rutas comerciales que en ella confluían, no acabaron con aquel fracaso. En el año 1065 estalló la guerra entre Sevilla y la ciudad del Estrecho originada por un conflicto comercial. Los andalusíes equiparon una potente flota en Algeciras con el fin de controlar el paso marítimo y tomar la ciudad africana. Después de varios encuentros navales, al-Mu‘tadid dio por finalizado su proyecto de dominar la otra orilla y se retiró.

Mientras tanto, en África, los almorávides habían comenzado su expansión hacia el norte desde las costas del Sahara.

Hace unos años de exhumaron, en el transcurso de la intervención arqueológica realizada en la calle General Castaños nº 18 y 20, en niveles correspondientes a la taifa yazirí, tres dinares ocultos en una jarrita. Dos de ellos acuñados en Ceuta en el año 1032 y uno de la ceca de al-Andalus batido en Sevilla en el año 1063.

Durante los reinados de Muhammad y al-Qasim está documentada la existencia de una ceca en Algeciras. En la excavación llevada a cabo en 2003 en los solares números 13-15 de la calle Alférez Villalta Medina se documentaron estructuras murarías y superficies de uso datadas en el periodo taifa. En el solar cercano, en los números 6 y 7 de la misma calle, aparecieron algunos restos de paredes enfoscadas y pintadas de rojo cortadas por una fosa con materiales del siglo XII y de la misma época taifa deben ser los restos aparecidos en la excavación realizada en el nº 5 de la calle Comandante Gómez Ortega. Todo ello evidencia una ocupación de la zona con construcciones de cierta importancia cuya función no es posible determinar.

En cuanto a sabios que nacieron y residieron en Algeciras en la época taifa o que, sin ser originarios de la ciudad, ejercieron durante algún período de su vida algún cargo de cierta importancia, hay que citar a ‘Abd al-Jaliq ben Marzuq, alfaquí que hizo la Peregrinación y murió en el año 1056; ‘Alí ben Raya’ al-Yazirí, literato y poeta que murió en 1054; ‘Abd Allah al-Azdí, hijo del famoso biógrafo Ibn al-Faradí, que fue magistrado en Algeciras; Sulaymán ben Hazm al-Yazirí, alfaquí que se especializó en la transmisión de obras de derecho malikí; Mahmud al-Ma‘afirí, nacido en la ciudad, donde se había instalado su abuelo, y donde fue el mismo alfaquí y Nafi ben Riyad al-Yazirí, poeta y literato algecireño que se trasladó a Córdoba donde se dedicó a componer panegíricos para la nobleza de la ciudad.

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