Algeciras

Rocío Alcalá deja su buen hacer flamenco en el Casino de Algeciras

  • La cantaora brilla por malagueñas y bulerías en el último recital del 2019

Rocío Alcalá canta por bulerías acompañada por Satorre, al toque, y su hermana Mercedes y otras familiares a las palmas en el Casino

Rocío Alcalá canta por bulerías acompañada por Satorre, al toque, y su hermana Mercedes y otras familiares a las palmas en el Casino / JMS

La cantaora Rocío Alcalá (Algeciras, 1976) comenzó a formarse como artista en el momento clave y de ebullición que las décadas de los 80 y 90 supusieron para la Sociedad del Cante Grande de su ciudad natal. Ahora lleva veinte años afincada en Málaga. Y por eso cada regreso resulta tan especial. Aquí la esperan siempre su familia, con su hermana la bailaora Mercedes Alcalá a la cabeza, y muchos recuerdos de aquellos maestros que para estos artistas fueron los desaparecidos Antonio Rubio y Andrés Rodríguez

Alcalá cantó en el Casino de Algeciras ante cerca de cien personas en una noche de temporal imponente, entre semana y con fútbol televisado de Copa del Rey. Muchas dificultades que ella resolvió con un oficio a prueba de bombas. Brilló especialmente en las malagueñas de apertura y en el cierre por bulerías. 

La artista llegó de la mano del III Circuito Andaluz de Peñas Flamencas y el suyo, si exceptuamos las zambombas que se reparten por distintos locales de ocio y fiestas, ha sido el último recital oficial flamenco del 2019 en Algeciras. La cantaora dispone de una voz muy potente. Poderosa. Y está cargadita de compás. La acompañó a la guitarra José Satorre, muy poco conocido en el Campo de Gibraltar pero cuya sonanta sorprendió. 

Los presentó a ambos José Vargas, presidente honorario de la Sociedad del Cante Grande de Algeciras, quien trazó una breve semblanza de una Rocío Alcalá especialmente emocionada. Vargas leyó una carta del flamencólogo malacitano-algecireño Luis Soler. La misiva estuvo llena de referencias a los años antes mencionados

Varias familiares y amigas de la cantaora subieron al escenario para acompañarla en la clausura por bulerías haciéndole compás con sus palmas. Pero ninguna se atrevió a bailar. Otra vez será

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