Prevenir el melanoma, la mejor cura
Este tipo de cáncer de piel duplica su tasa de incidencia cada década, pero se puede evitar si se consigue concienciar
Una de las mayores obsesiones en cuanto llega el verano es broncearse. Horas y horas bajo el sol, aceites que absorben las radiaciones y cabinas de rayos UVA en un caso extremo, son las soluciones a las que acuden más mujeres que hombres, sin querer reconocer el peligro que conllevan estas prácticas para la piel y mucho menos, oír hablar de la palabra innombrable.
La realidad es que los médicos la pronuncian cada vez con mayor frecuencia en sus consultas porque la tasa de incidencia se duplica a los 10-20 años. Se trata del melanoma, un tipo de tumor en la piel que resulta ser de los más letales y así lo muestran las estadísticas que indican que de cada siete muertes que se producen por cáncer de piel, seis son a causa del melanoma detectado en fase bastante avanzada. Esta es la mala noticia que los médicos pueden evitar dar si los ciudadanos se conciencian, porque el 90% se curan si el tumor se diagnostica en fases iniciales.
"Está totalmente en la mano del usuario detectarlo a tiempo porque cuanto antes sea el diagnóstico mejor es el pronóstico y las posibilidades de supervivencia", afirma el doctor Carlos García Blesa, dermatólogo del hospital Punta de Europa de Algeciras, para quien la concienciación es fundamental y debería comenzar en el colegio. "Lo cierto es que la gente no se sensibiliza hasta que no acude al médico, incluso cuando sucede -se diagnostica malignidad- les cuesta asimilarlo". Es difícil asumir que se posee una enfermedad que conlleva cierto riesgo para la propia vida pero por otra partes es muy fácil prevenirla. El doctor García Blesa habla de dos fases en las que el protagonismo es del usuario: la prevención primaria y la secundaria. Son muy conocidos los consejos de no tomar el sol entre las 12:00 y las 17:00 horas, aplicar un factor de protección superior a 15 y repetir las dosis cada 2-3 horas. Esta es la prevención primaria que está enfocada básicamente a evitar la exposición solar porque "no hay protección que tolere el sol de hoy", afirma el doctor.
Las radiaciones más dañinas son las de julio y agosto, sin embargo, las conductas más peligrosas se dan en mayo y junio, cuando los pacientes ya presentan un bronceado intenso. Cambiar la conducta y enseñar a valorar el riesgo es el principal objetivo de la concienciación.
Dentro de la prevención secundaria juega un importante rol el diagnóstico precoz. La autoexploración ayuda a detectar cambios en la Asimetría, Bordes irregulares, Color no homogéneo, Diámetro de un lunar superior a 6 milímetros y Evolución o cambios, lo que los médicos denominan ABCDE. Pero la prevención no debe significar alarma sino cautela; "no hay que crear una psicosis en torno a cualquier manchita", aconseja el doctor.
Una vez que el usuario ha hecho todo lo que está en su mano, el resto del trabajo es del médico. El melanoma comienza en la parte superficial de la piel. Una célula muta, sufre un cambio en su ADN y "se independiza" del resto del organismo haciendo su propia vida de manera descoordinada. Existen dos grupos de cromosomas, uno que acelera la reproducción de esta célula y otro que la ralentiza. Si este último, que es el que puede frenar la proliferación de la célula maligna se daña, el único que funciona es el que acelera el proceso de duplicación, por lo que el cáncer se extiende. Ante este diagnóstico, la única salida y que en principio bastaría es la intervención quirúrgica y en concreto, la extirpación. El doctor García tranquiliza y a la vez da una visión realista, "hoy en día tenemos muy buenos tratamientos y en el hospital apenas registramos fallecimientos".
Un aspecto de gran relevancia para médicos, para hospitales y para pacientes es la investigación. En el tema del melanoma está centrada principalmente en el diagnóstico pre-extirpación, con el fin de conocer la profundidad de un posible tumor antes de llevar a cabo una intervención quirúrgica. Tan esencial es el avance médico como los recursos económicos y en esta partida, dada la galopante crisis económica, ya se han reducido. El recorte del 25%, lo que supone casi 2.000 millones de euros menos destinados a la investigación, supone un palo a la sanidad. "Está todo parado porque ya no se conceden subvenciones", afirma García Blesa, quien explica que los proyectos que consiguieron financiación pública se han salvado, pero los nuevos se quedan en un cajón.
Y es que en España la financiación sanitaria es pública y privada, pero "en otros países es totalmente privada porque genera un beneficio que nosotros tenemos que pagar y es el descubrimiento de unas cosas". Que se adquiera ese "conocimiento" depende de los recursos de cada centro. El dilema moral que se plantea es hasta qué punto es importante destinar dinero a la investigación en estos momentos.
90%
No hay comentarios