Pieza del mes: Exvoto Ibérico

Museo de Algeciras

La pieza, de 5,6 cm. de altura, procede de las sierras de Almería y fue depositada en el Museo por la familia Ortiz Velasco

Exvoto ibérico.
Exvoto ibérico.
Salvador Bravo Jiménez
- Doctor en Historia y arqueólogo

01 de julio 2022 - 05:00

Pieza de indudable interés, por ser única en el Museo y que además entraña en sí misma una carga sentimental muy grande: si como parece fuese un exvoto, se pusieron en él un sinfín de esperanzas que no sabemos si realmente llegaron a cumplirse o no.

Un exvoto se define como un don u ofrenda que los fieles dedican a una divinidad en señal y recuerdo de un beneficio recibido. Suelen colgarse en los muros o techumbres de los templos. Por tanto, es una pieza de agradecimiento y, en la actualidad, es fácil visitar pequeñas ermitas donde los fieles cuelgan todo tipo de objetos desde piezas ortopédicas, dentaduras, trenzas de pelo, señales de tráfico, ecografías, etc.

Sin embargo, en un mundo tan espiritual como la antigüedad, el exvoto no cumple solamente una misión “a posteriori”, sino que se utiliza para invocar el poder de los dioses antes de conseguir el don.

Habría que hablar más que de exvotos, de figuras votivas o sencillamente de Bronces Figurados, como los nombra el investigador Gerard Nicolini.

La mayoría de las figuras broncineas de este periodo provienen de los santuarios jiennenses, Almería, Murcia y todo el levante español. Están realizados con la técnica de la cera perdida, mediante un molde, consiguiendo los detalles anatómicos mediante cincel y buril. Estas piezas presentan una aleación de cobre, estaño y plomo y aparecen patinadas de un característico color verde oliva.

Detalle.
Detalle.

La pieza, de 5,6 cm. de altura, procede de las sierras de Almería y fue depositada en el Museo por la familia Ortiz Velasco. Se expone en la Sala La Tierra y el Hombre, dedicada a la Prehistoria y tiene número de inventario 1.827.

Representa una figura masculina con manos juntas, muy deformadas y enormes sobre el pubis con las que sustenta uno o dos pequeños objetos cilíndricos a modo de ofrendas. Presenta una particularidad que llama mucho la atención: unos ojos almendrados muy grandes, sinónimo de arcaísmo, que podemos encontrar en piezas típicas de la orfebrería Tartésica e incluso fenicia, lo que la haría extremadamente antigua, de los siglos VIII o VII a. C. Sin embargo, dichos ojos, junto a la cabeza y al cinturón, también recuerdan a los marfiles efesios de época jonia del siglo VII a. C. Cubre su cabeza una capucha y lleva una túnica corta o faldellín con cuello en V, con cordeletes y cinturón de hebilla cuadrada, típico de la vestimenta ibérica arcáica de los siglos VI y V a. C. La ausencia de armas junto a los objetos que sostiene con ambas manos lo coloca como oferente. Aparece descalzo y sin grebas.

Con estos elementos, situaría la pieza dentro del grupo de los oferentes, tan común en los bronces figurados de los santuarios ibéricos de Despeñaperros. Los elementos resaltados como los ojos almendrados, la túnica corta y el cinturón con broche cuadrado lo enmarcaría dentro del grupo de los más antiguos de la cultura ibérica, en torno a los siglos VI o V a.C.

Aunque es una pieza descontexualizada, se trata de un elemento que enriquece y mucho la Colección de Arqueología del Museo Municipal.

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