Miradores antiguos de Algeciras (III)
OBSERVATORIO DE LA TROCHA
Los miradores de madera, muy abundantes en Tarifa por la influencia ejercida por Cádiz en su arquitectura, también tuvieron ejemplos en Algeciras
Varios de estos cierros fueron eliminados por demoliciones o reformas
Miradores antiguos de Algeciras (II)
Miradores antiguos de Algeciras (I)
Mencionaré los miradores de hierro fundido que adornaban el edificio que fue sede del hotel Anglo -Hispano y que fueron eliminados en una reforma en los años sesenta del pasado siglo, para “modernizar” el edificio. Según se aprecia en una fotografía de los años veinte, aquellos ocho cierros se componían de unas cristaleras divididas en su frente en tres partes a las que se unían la de ambos laterales. En su parte superior figuraban sendos arcos de medio punto con radios y la cornisa de sus tejadillos se embellecían con cresterías de metal. Sus antepechos se adornaban con un vistoso diseño con flores de lis, arcos y filigranas de metal; sus voladizos se apoyaban en dos ménsulas adornadas con motivos foliares. Estos antepechos y voladizos se conservan en los actuales balcones ya desprovistos de las cristaleras.
Miradores de madera
Estos miradores son de procedencia gaditana. Abundan sobre todo en Tarifa, población muy influida por Cádiz en su arquitectura. Algunos no poseen un alto valor artístico, pero sí son importantes como ejemplos de un tipo de arquitectura diferente al resto de los otros miradores. Varios son de estilo gaditano, pero otros reflejan la influencias modernista y regionalista.
Los cuatro miradores del edificio nº 4 de la plaza Alta no son los originales, pues sustituyeron a los primitivos en los años ochenta. Los antiguos, también de madera, tenían ligeramente achaflanadas las aristas, sobresalían más de los antepechos y estaban cubiertos con tejas vidriadas de color azul. Los actuales son más simples, no avanzan sobre el antepecho y sus tejas no están vidriadas. En 2014 sus sofitos se revistieron de azulejos vidriados policromados y se dotaron de unas ménsulas de hierro.
La casa nº 12 de la calle Tarifa contaba con un mirador en el centro de su planta alta, que fue eliminado en el año 2015. Su antepecho, conservado en el balcón, es de rejería, con volutas en su centro. Había que destacar las pequeñas mensualitas que sostenían el armazón de madera en el antepecho y la especie de crestería ondulante de la parte inferior del bastidor. Se cubría con un tejadillo de tejas árabes.
La casa nº 14 de la calle Cristóbal Colón, citada anteriormente, tenía dos cierros de madera a cada extremo del magnífico balcón corrido de su planta alta, en cuyo centro se abría el vano con molduras de sección escalonada. En los años setenta se sustituyeron por dos de aluminio y en 2017 fueron eliminados. La finca contigua, nº 12, también poseía en su fachada unos miradores iguales, con el vano del balcón en medio; fue demolida en los años setenta del siglo XX. Semejantes a estos y con la misma disposición a cada lado del vano central eran los de la casa nº 10 de la calle Muñoz Cobo, que también fueron sustituidos por otros fabricados con materiales más modernos y se cubrieron con tejas árabes, que originariamente no poseían. Sus antepechos eran de hierro forjado con volutas en su centro esquinas. La casa se demolió en 2006.
La casa nº 14 de la calle Emilio Burgos mantiene un mirador bastante destacable, aunque hoy día se encuentra en un lamentable estado de abandono y ruina. Se cubría con un tejadillo de tejas vidriadas de color verde, sostenido por unos canecillos de madera y su antepecho, de hierro fundido, se decora con aros y volutas; bordeado con una hilera de ladrillo visto. Destaca su sofito, cubierto con azulejos vidriados policromados de tradición mudéjar, algunos de los cuales se han desprendido.
El mirador de la casa nº 24 de la calle C. Colón era de estilo muy gaditano. Su ancho ocupaba todo el de la fachada del edificio. La cornisa de su tejadilla mostraba varias fajas de sección escalonada y las aristas presentaban un perfil curvo. Su antepecho es de hierro fundido con barrotes de perfil sinuoso, que nos recuerda vagamente el estilo isabelino de los años sesenta del siglo XIX, con adornos en forma de crestería en la parte superior y de calado, en al inferior. Su voladizo se sustenta sobre una incipiente repisa adornada con molduras de diseño foliar, muy elegantes. Desgraciadamente, este cierro fue eliminado en 1998 y sustituido por uno de moderna factura, de aluminio lacado, al que se le dotó de un tejadillo cubierto con tejas árabes.
El edifico nº 4 de la calle Muñoz Cobo contaba con dos miradores de madera con cristaleras, situados a cada extremo de la fachada, flanqueando el vano del balcón, que ya había perdido sus molduras. Sus tejadillos mostraban unas cornisas de varias fajas y los cuadros de sus cristaleras estaban ligeramente biselados, lo cual le confería un diseño octogonal. Sus antepechos eran de hierro fundido y combinan varias figuras geométricas. Sus voladizos carecían de elementos sustentantes. Sus armazones de madera sobresalían con respecto al antepecho. El edificio fue demolido en 1997 y en el nuevo se construyeron dos miradores que, en gran medida, reproducen el modelo original y se conservaron los antepechos primitivos.
La casa nº 13 de la calle Cristóbal Colón contaba con un cierro en el centro de su planta alta. Destacaban las molduritas de sus aristas y la crestería de su alféizar. Se cubría con una simple plancha de metal, sin cornisa . Su bonito antepecho es de hierro forjado y se adorna con haces de volutas en su frente y esquinas. Su voladizo se apoya sobre tres cartelas de hierro forjado con haces de volutas igualmente. En 1997 perdió la parte central de su cristalera y en 2017 fue eliminado, así como las molduras y cornisas de los vanos de sus balcones . Imperdonable desde el punto de vista del arte y del patrimonio arquitectónico.
Muy parecido a este es el mirador de la casa nº 6 de la calle José Román, la vivienda natal de Ramón Puyol. Su tejadillo muestra una delgada cornisa de sección escalonada. El edificio está abandonado a la espera de que se caiga. La casa nº 4 de la calle Cánovas del Castillo, demolida en 1999, contaba en su fachada con dos miradores: uno que ocupaba todo el ancho de su balcón corrido, en la primera planta, y otro más pequeño, en la segunda, al lado de un balcón. El de la primera planta fue eliminado y sustituido por otro de aluminio; el que se mantuvo hasta la demolición del edificio estaba adornado con unos canecillos que sostenían a la delgada cornisa de su tejadillo y con una crestería en su alféizar, su antepecho, de hierro fundido, estaba decorado con pequeñas volutas que se combinaban para formar diversos dibujos. Sus voladizos carecían de elementos sustentantes. La casa nº 12 de esta misma calle lucía en su fachada dos miradores en el centro de las dos plantas superiores. El del primer piso fue sustituido por uno de aluminio, mientras que, en la segunda, tras la eliminación del mirador, quedó el feo hueco. El edificio fue derribado en 2007.
El edificio de la casa nº 19 de la calle General Castaños posee un cierro en el lado derecho de su primera planta. No es la estructura original, sino una reconstrucción del año 2000. La cornisa de su tejadillo se apoya en tres canecillos bastante prominentes; las esquinas están achaflanadas. En estas esquinas y en la parte superior cuenta con vidrios de colores. Su antepecho es de hierro forjado, con volutas en su centro y esquinas; su voladizo se apoya en dos ménsulas acanaladas.
La vivienda nº 26 de la calle Cayetano del Toro disponía de un mirador en el centro de la planta alta, que fue eliminado en el año 2000. Actualmente la fachada presenta un paramento en cemento sin enlucir, lo que afea considerablemente el edificio. Su tejadillo tenía la cornisa ribeteada por una crestería hacia abajo y la parte superior de la cristalera contaba con un friso de vidrios de colores, combinando rombos y triángulos. Su antepecho es de hierro forjado con escasa decoración y su voladizo carece de elementos sustentantes.
En la casa nº 5 de la calle Río podemos ver un cierro con vidrios de colores en la parte alta de la cristalera y cuyo tejadillo tiene una cornisa de varias fajas; su bonito antepecho es de hierro forjado con varios haces de volutas en todo su frente y esquinas. Su voladizo se sostiene sobre una repisa escalonada decreciente y en dos cartelas a los lados. El inmueble se encuentra en un estado de abandono, desgraciadamente.
El inmueble nº 1 de la calle Teniente García de la Torre, esquina a la calle Joaquín Costa, antiguo hotel Rit, cuenta con dos originales miradores en la primera planta de la fachada que da a esta calle. En la parte superior de las cristaleras cuenta con arcos apuntados y destacan unos modillones en cada extremo de las cornisas de sus tejadillos. Sus antepechos muestran un bonito trabajo de fundición, cuyas rejas combinan los diseños rectos y curvos, y sus voladizos se apoyan en dos artísticas ménsulas con molduras de motivos vegetales. Por fortuna, el edificio ha sido restaurado hace pocos años.
El edificio nº 14 de la calle Prim luce dos cierros en su primera planta. Sus tejadillos se asientan sobre unas cornisas de varias fajas .Sobre todo destacan los preciosos antepechos de estilo modernista, que lucen un artístico diseño de volutas y flores de metal. Sus voladizos se apoyan sobre dos mensulones de perfil lobulado, con roleos en sus caras laterales. En uno de estos miradores, uno de sus mensulones se desprendió hace tiempo y queda a la vista el apoyo de hierro que estaba oculto; no se ha repuesto. El edificio muestra signos de abandono, lamentablemente.
El edificio nº 2 de la calle General Castaños, esquina con la de Radio Algeciras se levantaba un elegante edificio, demolido en 1992. Se reconstruyó unos años después, intentando imitar al original, del que solo se conservó la planta baja. En la fachada que da a la calle Radio Algeciras sobresalían dos miradores en las plantas primera y segunda. Sus tejadillos, de cierto vuelo, sostenían su delgada cornisa sobre unos canecillos de madera. Según observé en una foto antigua, sobre estos tejadillos se extendían unas marquesinas a modo de viseras, que fueron eliminadas a mediados del siglo XX. En la parte superior del armazón de madera mostraban una original labor de palillería con vidrios coloreados. Los marcos de la cristalera tenían un perfil sinuoso, al gusto modernista. Sus antepechos son de hierro fundido, con perfil curvo. Originariamente eran de madera maciza. Sus voladizos se apoyan sobre exiguas cartelas de hierro fundido. Los actuales son de aluminio lacado en color marrón para imitar la madera y han reproducido bastante fielmente a los originales.
La casa nº 5 de la calle Emilio Castelar, demolida en 1992 y reconstruida en 1995, muestra dos cierros a cada extremo de la fachada de la planta alta, que son reproducciones de los originales. En el armazón de madera destacan la combinación de vidrios de colores, que en la parte superior se encuadran en unos bastidores rómbicos. La parte inferior de su alféizar luce una crestería de madera, y originariamente, el perímetro de sus voladizos estaba ribeteado por crestería de metal, que se ha reproducido con aros entrecruzados.
Juan Carlos Martín Matilla. Licenciado en Filología, vocal de Patrimonio de la Asociación Cultural La Trocha y miembro de la Sección 2ª Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura del Instituto de Estudios Campogibraltareños.
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