Miles de personas celebran en el centro de Algeciras la Nochebuena
La ciudad cumple la tradición y se llena de ambiente para saludar la Navidad · La Policía Local calcula que en la hora de máxima afluencia la zona del Llano Amarillo llega a concentrar a 3.500 jóvenes
Miles de personas llenaron las calles de Algeciras durante la jornada de Nochebuena, por lo que, un año más, se cumplió la tradición en la ciudad, cuyas calles del centro se convierten en un hervidero de gente y ambiente de fiesta en el preludio de la Navidad. Es difícil calcular el número de ciudadanos y de visitantes que ocuparon las arterias céntricas de la localidad desde mediodía hasta la hora de la cena. Sirva la estimación que realizó la Policía Local. Aproximadamente a las seis de la tarde se llegaron a concentrar en la explanada del Llano Amarillo habilitada como la única área autorizada para beber en la vía pública unos 3.500 jóvenes, fundamentalmente jóvenes, como es también habitual.
Superado el mediodía, en torno a las 13.00 horas, las personas que salieron a celebrar la Nochebuena se empezaron a confundir con las que culminaban una mañana de compras en los comercios abiertos. Se notó en los bares y en los restaurantes del centro, puesto que en ese momento el movimiento todavía no era notorio en el Llano.
A medida que se acercó la hora del almuerzo fue más complejo encontrar un hueco en algunos de los establecimientos de restauración para tomar algo. Los interiores de los bares estaban llenos, por lo que la gente ocupó las mesas de fuera y comenzó a tomar colorido la calle, color fundamentalmente rojo, por los gorros de Papa Noel. A eso de las cinco de la tarde no eran pocas las personas que aún estaban comiendo.
El ambiente se registró fundamentalmente en cuatro zonas, la calle Sevilla y en particular la plaza Neda, la calle Sevilla, sobre todo en el tramo más cercano a Blas Infante, la calle Trafalgar y el Llano Amarillo.
A media tarde los pubs del centro ya funcionaban a pleno rendimiento, por lo que era difícil dar un paseo y no encontrar gente por todos los lados.
El Llano Amarillo recibió a la gente, en goteo y llegada inexorable, desde la hora de comer. Poco a poco se fueron ocupando más metros cuadrados. En los quioscos y tiendas de ultramarinos más cercanas se formaron colas.
Los más jóvenes apostaron por el Llano. Los grupos se fueron formando y moviendo por la zona, con las botellas y refrescos a los pies. La mencionada hora de las seis de la tarde representó seguramente el punto culminante de afluencia y concentración.
Otros años en el Llano se había montado una carpa que sirvió para guarecerse de la lluvia. No hubo este año y desde luego no hizo falta porque el tiempo acompañó en todo momento. Comentar que no pocos festejaban la venida de la Navidad en mangas cortas lo dice todo.
Parejas de la Policía Local vigilaron la zona habilitada para beber e invitaban a los que decidían tender el campamento cerca pero fuera a que ocuparan un sitio dentro del área autorizada. También había presencia de la Policía Portuaria, que se encontraba en el paseo Muelle de Ribera controlando que nadie se aproximara demasiado al agua.
En resumen, que mucha gente y mucho ambiente se congregó tanto en el Llano como en las calles del centro. Algunos relataban que quizá se apreciaban algunas personas menos que otros años. Otros observaron más o menos las mismas. De cualquier forma, fueron muchas.
La Policía Local así como la Policía Nacional se movieron en patrullas igualmente por las vías céntricas, así como lo hicieron equipos de limpieza en plena celebración para ir recogiendo los residuos más evidente.
A eso de las nueve de la noche la mayoría de la gente había enfilado el rumbo de los hogares para pasar en familia, como manda la tradición, la cena de Nochebuena. Fue entonces cuando los servicios de limpieza pudieron desarrollar su labor en óptimas condiciones para devolver el centro a las condiciones en las que había amanecido.
Los locales por supuesto también abrieron en la madrugada de la Navidad. Los que no pudieron asistir a las celebraciones de la mañana y la tarde aprovecharon. Los más decididos volvieron a salir tras la cena.
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