Flamenco

José Canela electriza al Cante Grande de Algeciras

  • El artista sanroqueño traza un recorrido emocional y dominador en un recital memorable

José Canela arranca por tonás y martinetes ante la mirada del tocaor José de Pura

José Canela arranca por tonás y martinetes ante la mirada del tocaor José de Pura / E.S

Muy pocas veces logra un artista poner al público de la veterana afición de la Sociedad del Cante Grande de Algeciras en pie al terminar sus letras de presentación. José Segovia Cortés, José Canela, lo consiguió este viernes por la noche a través de unos martinetes y tonás majestuosos. Cortaban el aire y el silencio. Sonaban a dolor y lamento puros. El martinete y la toná se interpretan sin el acompañamiento de la guitarra. Son cantes de fragua que trasladan a los gitanos y a los aficionados a este arte y su cultura a uno de sus escenarios más sufridos y profundos. Sones para aliviar horas y horas de trabajo duro y esforzado hasta doblegar el hierro con el fuego y los golpes para ganarse el pan. 

Todo eso recreó con su voz el cantaor sanroqueño en el arranque de su recital, con el que fue esculpiendo sin apenas altibajos un monumento al flamenco. Transportó al respetable, pocos retos más difíciles de culminar. Lo ayudó inestimablemente en la tarea el tocaor chiclanero José de Pura. El guitarrista está en un momento absolutamente imperial y dominador de la sonanta. Creativo y preciso, también fue aclamado en multitud de ocasiones. 

Superada la conmoción de la fragua, José Canela, quien está a punto de sacar a la luz el segundo disco de su carrera profesional, interpretó unas alegrías inspiradísimas, frescas, llenas de gracia y muestrario claro de una madurez cantaora, por el momento, imparable. "Solo entiendo mi trayectoria dando el alma cada vez", lanzó en forma de manifiesto. Y así fue, se vació por completo. Sin dejarse nada. 

La primera parte de su intervención la cerró por soleá. Dedicó este palo decisivo a los numerosos miembros de su familia presentes en la sede de la entidad flamenca algecireña y a su presidente honorario, José Vargas. El padre de José, Alejandro Segovia Camacho, Canela de San Roque (1947-2015), estableció un vínculo sin fisuras con la Sociedad del Cante Grande y deleitó con su arte en ella infinidad de veces. Él y su familia cantaora son considerados de la casa y eso llena de emotividad cada recital que un integrante de esta familia ofrece en Algeciras. 

Por eso el momento culminante del recital hay que situarlo en las seguiriyas que José Canela concluyó inundado de lágrimas tras besar uno de los retratos de gran formato en blanco y negro de su padre que velan por el flamenco en una de las paredes del mismo escenario. Alta tensión emocional. 

El cantaor hizo muy bien los cantes de Levante, con originalidad y sentido, dedicó la bulería por soleá a su hermano, el también artista Fernando Canela, y convirtió el final por bulerías en una fiesta preñada de soniquete y compás. Así cerró otra página de la enciclopedia que escriben hace décadas, de forma conjunta, esta casa gitano-andaluza y sanroqueña y la Sociedad del Cante Grande de Algeciras. Así, paso a paso, se escribe la historia. 

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