La algecireña Eugenia Sánchez, Medalla de Oro de la Educación
Recibe la distinción andaluza por su implicación con alumnado en riesgo de exclusión
María Eugenia Sánchez Guerrero (Algeciras, 1967) lleva 25 años dedicada en cuerpo y alma a enseñar a estudiantes en riesgo de exclusión social. Una opción elegida, no impuesta y cuyos resultados en cada centro en el que ha sembrado ilusión le han valido para recibir la Medalla de Oro al Mérito en la Educación, distinción de la Junta de Andalucía que recoge esta tarde en Sevilla junto al sociólogo Ramón Flecha y Gloria Ramos, de Almería.
Diplomada en Magisterio y Licenciada en Psicopedagogía por la Universidad de Sevilla, Sánchez lleva diez años como directora del Centro de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Paulo Osorio de Sevilla, que corresponde a una zona con grandes necesidades de transformación social: Tres Barrios-Amate. Se trata de un colegio catalogado por la Junta de especial dificultad, "los maestros saben que vienen a un centro difícil, el personal no viene de oficio". Cuando la algecireña llegó había un 47% de absentismo y hoy día es cero. Se han disipado los problemas de convivencia; las familias están integradas; se trabaja con otra metodología primando los proyectos por encima de los libros de texto, que son un apoyo; los niños no salen de las aulas, los maestros son los que entran para reforzar favoreciendo la inclusión.
Estas medidas han conllevado que el alumnado, de ser un centro con una tasa de abandono "preocupante y deprimente", promocione y sea preparado. Esto lo ratifican las evaluaciones externas, las pruebas de diagnóstico, algunos años por encima de Andalucía.
Cuando Sánchez llegó al centro dio un paso al frente. "Soy una persona de sueños, cuando llegué la situación que había no me gustaba, pero sabía que se podía cambiar y que lo único que hacía falta es que alguien abanderara el cambio, pero tenía que producirse entre todos". Había que arriesgar, atreverse a quitar libros y trabajar con proyectos.
Reconoce que no esperaba la distinción, aunque también reconoce que se ha valorado bastante la labor que desempeña fuera de las aulas, su impulso en el entorno de la barriada implicándose en todas las asociaciones. "Entiendo que el barrio tiene que estar dentro de la escuela, no debe ser una labor sólo del centro".
Estudió en Algeciras en Huerta de la Cruz y los Salesianos. Su primer destino como maestra fue en su tierra en el García Lorca, en El Saladillo, entonces de Primaria. "Siempre he estado en centros difíciles", incluso la destinaron al colegio Alfonso XI de La Piñera pero solicitó seguir en el citado. También estuvo en Chiclana y San Fernando. En Algeciras tiene a toda su familia y cada verano se escapa a disfrutar en El Rinconcillo.
Sobre los centros de educación compensatoria, preguntada por este diario sobre la polémica que suele rodearlos a la hora de que los padres deseen que sus hijos se formen en uno, como ocurre ahora en Algeciras con el IES Gargía Lorca, no dudó en arrojar una lanza a favor: "Apuesto siempre por un centro donde estén reflejados todos los sectores de la sociedad". García recuerda que en la calle está la diversidad, "los niños aprenden lo que viven no lo que leen en los libros". Considera que así de mayores cuentan con las herramientas para "vivir en paz". "Veo aquí -sobre el colegio que dirige- a niños de Infantil que ayudan a compañeros con discapacidad motórica, que respetan al que tiene dos mamás en vez de un papá y una mamá". Además subraya que estos centros tienen más recursos. La algecireña ha coordinado diferentes Grupos de Trabajo sobre convivencia y resolución de conflictos, elaboración de materiales curriculares y competencias lingüística. Así, ha presidido comisiones de escolarización desde que esta tarea se le encomendó a los directores y ofrecido multitud de conferencias. Sin lugar a duda una abanderada y ejemplo de igualdad social y de apoyo escolar.
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