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Un joven, J. J. G. F., acusado por un delito de tráfico de drogas, atribuyó ayer "al Mohamed" los paquetes intervenidos durante el operativo policial que se saldó con su arresto y el del otro hombre implicado supuestamente en los hechos (F. J. R. L.). A preguntas del fiscal, el primer imputado relató que se encontró con dicho individuo dos días antes de su detención -efectuada el 15 de enero de 2010 por el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA)- en una cafetería de Palmones.
Allí, según la versión de este acusado, Mohamed le habría pedido que le hiciera un favor y recogiera en la sede de una empresa de mensajería, situada en San José Artesano, un paquete dirigido al propio J. J. F. G. "Es un hombre que conocí en Tenerife, donde yo trabajaba de peón en una obra", explicó el imputado, quien añadió que desconocía más datos de dicho sujeto y que tampoco tenía su número de teléfono. "Después de recogerlo, quedamos en que se lo entregaría en Palmones", apostilló el joven, que incidió en que nunca más ha contactado con dicho Mohamed y que no sabía que los bultos contenían droga.
A este respecto, el fiscal le preguntó cómo podía ir dirigido el paquete a su nombre, si éste se había enviado desde Argentina mucho antes del supuesto encuentro en la cafetería. "No me explico eso", respondió el imputado.
Los efectivos del Aduanas resaltaron ayer, durante la vista celebrada en la sesión séptima de la Audiencia Provincial, que el SVA interceptó en Barajas un paquete sospechoso procedente de Buenos Aires, dirigido a Algeciras al primer acusado. Los agentes organizaron una entrega vigilada de la mercancía en la sede de la empresa de mensajería, donde les indicaron que existía otro envoltorio a nombre de este joven.
Entonces, según testificaron los agentes ayer, esperaron que J. J. G. F. fuera a recoger el envío. El imputado acudió junto al segundo acusado; y, tras recibir los paquetes, los efectivos de Aduanas procedieron a su detención. Según recoge el escrito del fiscal: el pesaje realizado finamente arrojó que los dos bultos contenían 2,1 kilos de hachís, repartidos en 22 pastillas ocultas junto a DVDs; y 243 gramos de cocaína, dispuestos en una finísima capa de la envoltura de uno de los paquetes, donde se encontraban camisetas deportivas y un llavero.
El segundo imputado por los hechos, F. J. R. L., destacó que solamente acompañó al otro joven hasta la sede de la empresa de mensajería porque éste le había pedido que le llevara en coche desde San Roque -donde residían ambos-. Según la versión de ambos detenidos, este segundo acusado prestó dinero al primero para que pagara el envío; ya que J. J. G. F., siempre según su testimonio, carecía de euros suficientes para abonar el contrarrembolso.
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