Paisaje urbano

Eduardo / osborne

Cataluña a lo lejos

COMO la vista del puerto que se aleja a medida que el barco va dejando la bahía. El paisaje cada vez es menos nítido, las casitas del pueblo son diminutos puntos blancos sobre el fondo azul del cielo, y en la playa los bañistas apenas parecen hormigas en la franja marrón que bordea la costa allí donde el mar acaba. Cataluña es ese pueblo costero cada vez más lejano, y nosotros el barco que se aleja, o viceversa, que cada cual se ponga en el lugar que le resulte más oportuno.

Así veo yo la cuestión catalana, cuando aún no se han apagado los fuegos de las pasadas elecciones. No creo que haya cambiado gran cosa, si acaso la confirmación de que se pongan como se pongan los irreductibles no hay material suficiente para dar alas al movimiento secesionista, que al Partido Popular este tema se le va de las manos y que el Partido Socialista es capaz de decir una cosa y la contraria. Pero también que el catalanismo en su mayor expresión sigue gozando de buena salud, lo que de alguna forma traerá consigo propuestas de reforma hasta ahora no contempladas. Quizá los únicos que se han dado cuenta son Albert Rivera y su gente, de ahí su éxito. Un discurso moderno, liberal y unionista con origen, no se olvide, en la misma Cataluña.

Durante la campaña electoral, cansina como un discurso de Mas y aburrida como un domingo sin fútbol, me he entretenido mucho, y lo recomiendo, leyendo el libro del director adjunto de La Vanguardia Enric Juliana, España en el diván, en realidad la recopilación de tres ensayos sobre nuestra recientísima historia, vista desde la óptica de una de las voces más serias y reconocidas del catalanismo moderado. Si he sacado alguna conclusión, es que Cataluña no se independizará, pero desde luego no cejará hasta conseguir un estatus diferente al actual, más en línea con vascos y navarros (por cierto, para los escépticos, el autor otorga un papel importante a Andalucía en la configuración autonómica del Estado).

No nos engañemos, existe un catalanismo de corte soberano, extendido, pujante, heterogéneo, no necesariamente independentista, que ha puesto la proa hacia una relación bilateral con España. Éste es el que verdaderamente ha ganado las elecciones, y al que después de las generales habrá de enfrentarse con serenidad, claridad y acierto. Más nos vale, si no queremos que el barco se siga alejando, y al final sólo veamos una raya en el horizonte.

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