CRÓNICA DE UNA COMARCA

Juan José González

'La Roca'

EL pasado miércoles tuve la grata satisfacción de acudir al teatro Juan Luis Galiardo de San Roque para presenciar uno de los multitudinarios y exitosos pases del documental La Roca, cuyo estreno en la comarca ha superado todas las expectativas de público y crítica, hasta el punto de que hubo que improvisar una función extraordinaria debido a las numerosas personas que no pudieron acceder al recinto para ver la prevista ese día.

Por supuesto, el trabajo realizado por el equipo que dirige el algecireño Raúl Santos no sólo agrada al espectador -técnicamente es una excelente obra cinematográfica, como lo demuestran su reciente premio en el Festival de Cine de Sevilla y sus tres nominaciones a los Goya-, sino que además provoca en él emociones encontradas pues su visualización se convierte para el público en un cúmulo de sensaciones contrapuestas que provocan a la vez risa, tristeza y añoranza, según los testimonios que relatan distintos personajes de uno y otro lado de la Verja sobre las relaciones de dos pueblos vecinos y hermanos, mezclados en innumerables familias, como son el linense y el gibraltareño.

A mi modo de ver, creo que por encima de las muchas cualidades que posee el documental destaca la sabia utilización del factor humano que ha conseguido Santos, con el que ha logrado reflejar los avatares de esa relación prescindiendo de la versión oficial, de las políticas de Estado y de las declaraciones institucionales, para dejar paso al protagonismo absoluto de quienes no sólo soportaron aquellas, sino que además forjaron esa verdadera vinculación que las decisiones gubernamentales únicamente pudieron interrumpir físicamente. Y creo que es aquí donde radica el principal éxito de la obra, en que retrata a la perfección a miles de familias de La Línea y Gibraltar que se sienten identificadas en ella.

Por eso creo que La Roca es mucho más que un trabajo cinematográfico, para convertirse en una obra documental necesaria para comprender de primera mano lo que ha sido la evolución de La Línea y Gibraltar desde la fundación de la primera como municipio independiente, en la que además se exhiben curiosas imágenes, sospecho que inéditas para muchos, sobre hechos históricos que han marcado las relaciones entre ambos pueblos. Y, aún por encima de ello, pasa por ser una obra que pretende remover conciencias y recordar que aquí también padecimos nuestro particular Muro de Berlín y que separó a familias enteras y hundió a una ciudad, como La Línea, que disfrutaba de una de las mejores economías andaluzas. El propio Raúl Santos lo proclamó como lema: "Que nunca más los veamos separados". Pues eso.

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