Cultura

Fito Páez, en genuino estado

  • El argentino llena la Politécnica de Algeciras para ofrecer un buen concierto con la complicidad de sus seguidores y su piano. El músico repasa en un recital que encanta las mejores cosechas de su trayectoria

Tiene algo cuando un artista comparece únicamente acompañado de su instrumento. La música se despoja de cualquier tipo de aditivo, por enriquecedor que resulte, y la imagen remite tal vez a ese momento en el que se crea, a solas con la letra y las notas. Es un estado genuino, el rostro que ofreció anoche en Algeciras Fito Páez, mano a mano, a dos manos, con su piano.

El salón de actos de la Escuela Politécnica se llenó para ver al músico argentino, un público que se confesó incondicional desde el minuto uno, saludando cada tema como si fuera el que hubiera estado esperando toda la función o en el que hubiese estado pensando durante la tarde. La intangible complicidad que a veces se alumbra entre un músico y su afición quedó patente, un camino que fue fácil de transitar con la cercanía y el modelo de velada que propuso el artista.

11 y 6 fue el tema con el que Páez inauguró un repertorio con el que recorrió las mejores cosechas que ha conseguido a lo largo de su trayectoria. Una selección de esos temas emblemáticos de Páez están recogidos en el álbum No sé si es Baires o Madrid, la excusa para la gira que arrancó el martes por la noche en Molina de Segura (Murcia) y con la que aterrizó en la Politécnica.

El disco reúne 16 éxitos del argentino grabados en directo el pasado mes de abril en el Palacio de Congresos de Madrid hace ahora justo un año. En ese concierto estuvo con su piano como ayer, aunque entonces con la participación de gente como Joaquín Sabina, Pablo Milanés, Marlango, Pereza, Ariel Rot o Gala Évora.

Páez recapituló y al tiempo que lo hizo se contó a sí mismo, con una historia pegada a cada canción, como la de la dificultad que le costó componer la música del poema de Lorca Romance de la pena negra, que quiso interpretar porque ayer estaba cerca de Granada, según justificó.

Fue un Fito sencillo, pero no plano y por ello fue un buen concierto. Se puede uno volcar sentado delante de las blancas y de las negras y entregar rock aquí, algo más pop allá, un medio tiempo o una balada. Sin aditivos y genuinamente, a solas con el piano, como el Fito que se descubrió, mejor dicho que se plasmó, en Rodolfo (2007), primer y único álbum de su hoja de servicios en el que el músico sólo comparte protagonismo con su instrumento.

Un territorio en el que ha avanzado con su último trabajo y que ahora recrea en directos como el que ayer pudo disfrutar Algeciras, una de las pocas ciudades de España -en concreto nueve-, por cierto, que ha conseguido traer tal convocatoria, anhelada para los muchos seguidores con los que cuenta quien desde hace años también ha abierto su faceta de cineasta.

Páez puede presumir de una prestigiosa y larga trayectoria, que en solitario cuenta ya unos 25 años, con más de tres millones de ventas de sus más de quince álbumes. Es una referencia en Argentina y también logró hacer carrera en España.

Después de un par de años repasando esa carrera con directos, Páez sacó en 2006 un nuevo disco de estudio, El mundo cabe en una canción. Ese álbum, Rodolfo -el siguiente- y No sé si es Baires o Madrid los ha lanzado con Sony.

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