Feria de Algeciras

Miguelín vuelve a su Feria por la puerta grande

  • El diestro algecireño demostró su genialidad en su toreo, marcó una época en la historia taurina de la ciudad y se convirtió en un torero de toreros

La Feria Real de Algeciras está dedicada este año a Miguel Mateo Miguelín, la gran leyenda del toreo algecireño, al torero de toreros, al gran conocedor del toro, al genio, al hombre solidario. En la semana grande algecireña se volverá a recordar las grandes tardes de Miguelín en la plaza de toros de Las Palomas. Un coso que inauguró el diestro en 1969 junto a Paquirri y Ángel Teruel junto al rejoneador Fermín Bohórquez.

Esta es la feria de Miguelín, la que tantas tardes vio el torero tras salir a hombros por la puerta grande del coso algecireño.

Miguelín

La trayectoria profesional de Miguelín comienza el 7 de diciembre de 1947 cuando mata su primer novillo de Miura en un festival organizado en el patio del colegio Salesianos de Algeciras. Ese día comienza a fraguarse el mito. Luego vendría en 1956 su presentación como novillero con picadores en la desaparecida plaza de toros de La Perseverancia de Algeciras.

Pero es el 9 de septiembre de 1958 cuando Miguelín se convierte en matador de toros. La alternativa la recibió de manos de Luis Miguel Dominguín en la plaza de toros de Murcia con una corrida de Francisco galache y con César Girón como testigo. Ese día el diestro algecireño cortó cuatro orejas, un rabo y una pata.

A partir de ahí comienzan los triunfos y las grandes tardes en plazas como Sevilla, Madrid, Málaga, Bilbao y como no en su plaza de Algeciras, donde hubo ferias en las que se anunciaba cuatro tardes y en todas ellas se colocaba el cartel de no hay billetes.

Le tocó torear en una época de grandes toreros. Los 60 fueron los años de El Cordobés y de su hegemonía, pero Miguel Mateo se convirtió en el rival más difícil del diestro de Córdoba. Esa rivalidad tuvo su momento cumbre en Las Ventas en 1968, una de las mejores temporadas de Miguelín. La tarde del 18 de mayo, tratando de demostrar la impostura de El Cordobés, Miguelín se tiró de espontáneo, vestido de traje y corbata para evidenciar que lo que mataba Benítez no eran toros.

Días más tardes, el del 3 de julio de 1968 en Las Ventas de Madrid en la tradicional Corrida de la Prensa, el diestro algecireño cortó seis orejas y cambió el rumbo de la plaza madrileña, una hazaña que hasta el día de hoy no ha igualado un torero. Ese día Miguelín se consagró como un torero de multitudes. Luego vendrían triunfos en plaza como Málaga, Vistalegre, Sevilla y Barcelona.

En 1979 decide retirarse en la plaza de toros de Granada y pone fin a una trayectoria profesional admirada entre otros por el gran Antonio Ordóñez, al que definió como un torero exquisito, poderoso y completo en todos los tercios.

La Feria Real de Algeciras rinde homenaje al genial torero y a los miguelinistas, partidarios y apasionados del torero más importante de los últimos años que ha tenido la afición, no solo de Algeciras, sino de toda la comarca. La portada de la feria de este año refleja las dos plazas de la vida de Miguelín: La Perseverancia y Las Palomas, donde se vivieron tardes y momentos gloriosos de un torero que a pesar de fallecer hace cinco años está más presente que nunca.

La leyenda de Miguelín tras su fallecimiento fue mayor y comenzó a fraguarse. Fue un torero completo, respetado y admirado por los profesionales y al que todavía el mundo del toro no le ha hecho justicia. La sombra de Miguelín está más presente en la feria y en la memoria de esta ciudad.

Fue un torero de toreros, con un cabeza privilegiada para ver al toro. Una de sus grandes virtudes fue la claridad con la que veía el comportamiento de los toros y sus reacciones. Dominaba con profundidad todos los tercios y para muchos, fue un adelantado a su tiempo.

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