Algeciras

El síndrome del nido vacío tiene cura

  • La asociación que lleva por nombre la sensación que sufren las mujeres cuando los hijos echan el vuelo tiene previsto trasladarse a un local de la barriada de El Arroz que les cede el Ayuntamiento algecireño

Hay vida después de que los hijos se marchen de casa. Eso defiende un grupo de mujeres que se reunió en asociación bajo el nombre de Nido Vacío. La presidenta, Antonia Pérez Gómez, más conocida como Toñi, fundó el colectivo hace cinco años. Su primera ubicación fue el instituto Miguel Hernández pero por la ampliación del conservatorio se tuvieron que marchar al Casino de Algeciras. "Allí estuvimos poco tiempo porque se llovía y gracias al altruismo de una familia hemos podido seguir con nuestra labor en la calle Convento", comenta desde la exposición de los trabajos realizados este año que ha tenido abierta sus puertas toda la semana como colofón del fin de curso.

Pérez Gómez celebró a colación que el Ayuntamiento de Algeciras les haya cedido un local en la barriada de El Arroz. "Compartimos la ubicación con la asociación Ataxia", precisa. En varias ocasiones este colectivo trasladó a los responsables municipales la necesidad de poseer un local para el desarrollo de una labor que tanto ayuda a superar el síndrome. El colectivo está formado por unas noventa mujeres. De hecho, esta crisis afecta principalmente a las mujeres. También pueden sufrirlo los hombres, aunque apenas hay incidencias.

La cuota anual que abonan las socias asciende a 12 euros y con eso hacen el carné, pagan la merienda de la apertura y la de la clausura y abonan los desayunos de los viajes que realizan. "Somos una asociación sin ánimo de lucro", apostilla. Entre las obligaciones para irse al nuevo local está el alta de la luz y el agua así como abonar la comunidad. Por supuesto con esos 12 euros al año no se podría pagar a los profesores que dan clases a las socias por lo que las que están interesadas en una materia abonan 12 euros al profesor en cuestión. Un abanico de posibilidades tienen sus integrantes desde pintura, canastillas de bebé, patchwork, manualidades de todo tipo, restauración de muebles, corte y confección, encaje de bolillos, baile de sevillanas y de salón, informática y hasta taichi.

Los excursiones de Nido Vacío forman una parte importante de las actividades que realizan. Este año han visitado Yerbabuena, el Museo Thyssen de Málaga, Jerez para ver cómo bailan los caballos andaluces y el pasado martes fueron a visitar la Refinería Gibraltar-San Roque. "Todos los años hacemos entre dos y tres viajes", explica la presidenta.

En el local donde llevan dos años realizando actividades sólo han tenido horario de tarde pero cuando se trasladen a la barriada de El Arroz las socias podrán acudir por las mañanas y por las tardes. El estereotipo de una socia de Nido Vacío es el de una mujer de mediana edad que cambia su rutina cuando sus hijos se marchan de casa. "Por muy buenos que sean los hijos cuando abandonan el hogar la carga de trabajo se reduce mucho y hay más tiempo libre. Esa serie de horas hay que invertirlas en algo productivo", dice.

La presidenta comenta que sólo tiene un hijo y cuando empezó a marcharse poco a poco pensó en qué iba a ser de ella. "Entonces supe que había que moverse y hasta ahora nos ha ido fenomenal", celebra. Los trabajos que realizan las socias suelen ser para uso personal o para regalos. "Yo pinto mucho y tengo una colección en casa, de hecho, ya no sé dónde poner más cuadros", comenta sonriendo Toñi.

Los estudios realizados han hecho hincapié en que la independencia de los hijos acarrea a las madres lo que se denomina síndrome del nido vacío. Sin embargo, hay padres con muchos hijos que pueden ver con muy buenos ojos sentir ese síndrome y celebren incluso que los hijos se marchen de casa más pronto que tarde. Son casos excepcionales pero los hay y cada vez más teniendo en cuenta cómo está de difícil emanciparse.

Cuando los hijos emprenden el vuelo las mujeres que han sido madres por encima de todo y han aparcado su vida en beneficio de la familia notan que ya no tienen tantas responsabilidades y que su vida se llena de incertidumbres. Este mal tiene cura y pasa obligatoriamente por llenar esos espacios y recuperar la felicidad, que es en definitiva lo más importante. Las socias de Nido Vacío en Algeciras tienen toda la pinta de haber superado esta fase. Disfrutan con las clases que reciben e intentan ser útiles. Con orgullo muestran sus cuadros, sus colchas realizadas a base de trozitos de tela con la técnica de costura denominada patchwork, sus tocados, los batones y capotas para bebés y un sinfín de manualidades. Pasan muchas horas juntas y hay mucha complicidad y amistad entre ellas.

Los psicólogos observan que cuando los hijos se van de casa los padres pueden experimentar cierto desánimo por su ausencia.

No obstante, los tiempos han cambiado y se ha retrasado considerablemente la independencia de los hijos. Aún así, tarde o temprano ese momento llega. Depende del afectado que este periodo se supere rápidamente o de forma más lenta. Una cosa está clara, el síndrome tiene en esta asociación su mejor antídoto.

12

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios