La pintura es una arte universal que ha servido para poder estudiar y conocer cómo era el mundo hace miles de años. Son un recurso testimonial y creativo que nos muestra las inquietudes de la sociedad en otras épocas, y también nos sirve para conocer cómo era el entorno. En Tarifa podemos encontrar uno de esos lugares que albergan tantos años de historia.

En el bello entorno natural de Bolonia se halla la Cueva del Moro, un tesoro arqueológico donde las pinturas rupestres atesoran una historia milenaria, superando los 20.000 años, lo que las hace más antiguas que las conocidas representaciones de bisontes dibujados en las paredes interiores de la famosa Cueva de Altamira. Fue descubierta por Lothar Bergmann en 1994, y desde entonces la cueva se erige como un santuario paleolítico, un abrigo rocoso de dos niveles ubicado en el Parque Natural del Estrecho, que alberga grabados de caballos de un valor histórico incalculable.

La Cueva del Moro se integra en el conjunto del Arte Sureño, conformado por más de 160 cuevas y abrigos en la provincia de Cádiz que exhiben manifestaciones únicas de arte rupestre. El elemento más destacado de esta gruta es una impresionante representación de una yegua embarazada, la más grande entre todas las figuras, con dimensiones que se aproximan al metro cuadrado, rodeada por otros equinos. No obstante, no solo los animales ocupan el protagonismo, sino que también se observan áreas con conjuntos de puntos de color rojos.

Cueva del Moro

La edad de piedra

El Paleolítico abarca desde aproximadamente 2 millones de años hasta el año 10.000 a.C. y se divide en tres etapas: el Inferior, donde Homo habilis y Homo erectus utilizaron herramientas de piedra; el Medio, marcado por la presencia de neandertales y el desarrollo de herramientas más avanzadas; y el Superior, con la llegada de Homo sapiens, utilización de tecnologías más sofisticadas y manifestaciones artísticas en cuevas, como las pinturas encontradas en Altamira y la Cueva del Moro en Bolonia, que ilustran la rica diversidad cultural y evolutiva en la península ibérica durante este extenso periodo prehistórico. En esta cueva los grabados se distribuyen en dos niveles que marcan distintas etapas históricas: mientras que en el nivel inferior se encuentran los animales, datados en el Paleolítico Superior, en el segundo nivel emergen puntos que podrían remontarse a una época posterior, el Post Paleolítico.

A pesar de encontrarse a más de 40 metros de altura y contar con protección mediante vallas, la Cueva del Moro ha sido víctima de actos vandálicos en diversas ocasiones, siendo objeto de grafitis que amenazan su integridad histórica. Frente a esta joya arqueológica se alza el Mirador del Ojo del Moro, desde el cual se puede deleitar con impresionantes vistas de las Sierras de Fates y San Bartolomé, así como de Bolonia y su majestuosa Duna.

Cuando vayas a la playa de Bolonia busca esta cueva en el horizonte. Estarás observando el hogar de la civilización que se bañaba en aquellas playas hace miles de años.