Guardianas del Estrecho: Las Torres Almenaras del Campo de Gibraltar
Historia
Estas construcciones cuentan con cientos de años y se ubican en la costa de la comarca
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El Campo de Gibraltar, conocido por su estratégica ubicación entre dos continentes, guarda en su paisaje costero uno de los legados históricos más silenciosos y al mismo tiempo más elocuentes de su pasado defensivo: las torres almenaras. Estas antiguas estructuras de vigilancia, esparcidas a lo largo del litoral, fueron piezas clave en la defensa de la costa andaluza durante siglos.
Las torres almenaras comenzaron a construirse en época musulmana, aunque su desarrollo y consolidación llegaron durante los siglos XVI y XVII bajo la monarquía hispánica. Su misión era clara: proteger la costa de los ataques de piratas berberiscos y otras incursiones desde el norte de África. Desde estas torres, los vigías podían dar la alarma mediante señales de humo durante el día y de fuego por la noche.
Estas señales se transmitían de torre en torre, permitiendo que la noticia de un ataque llegara con rapidez a núcleos urbanos como Tarifa, Algeciras o San Roque, donde se podía organizar la defensa o evacuar a la población.
Patrimonio que resiste el paso del tiempo
En el Campo de Gibraltar aún se conservan varias de estas torres, como la Torre de Guadalmesí en Tarifa, la Torre del Fraile en Algeciras o la Torre Carbonera en San Roque. Aunque muchas han sido restauradas o están en estado de ruina parcial, todas ellas siguen siendo testimonio de una época en la que el Estrecho era una frontera viva y en eterno conflicto.
Su construcción era sencilla pero eficaz: muros gruesos de mampostería, planta circular o cuadrada, y una plataforma superior para las señales. En algunos casos, estaban acompañadas por pequeños destacamentos de soldados que se turnaban en la vigilancia.
Un legado olvidado (y redescubierto)
Durante mucho tiempo, estas torres pasaron desapercibidas, consideradas meras ruinas sin importancia. Sin embargo, en las últimas décadas ha crecido el interés por su valor histórico y arquitectónico. Diversas iniciativas locales y asociaciones culturales han promovido su estudio, conservación y puesta en valor.
Hoy, recorrer las torres almenaras del Campo de Gibraltar es también una forma de leer la historia en el paisaje: una historia de conflicto, pero también de conexión, entre Europa y África, entre pasado y presente.
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