Brindis artesanal en el Campo de Gibraltar: Dosmares y Aguaviva, dos cervezas con alma local

Si hay un motivo perfecto para levantar el vaso y brindar, ese es hoy: 1 de agosto, Día Internacional de la Cerveza. Y si además lo hacemos con cerveza artesanal del Campo de Gibraltar, el brindis sabe mejor. Entre mares, fronteras y mucha personalidad, Dosmares y Aguaviva son las dos marcas artesanas que están poniendo sabor local a esta bebida milenaria. Hablamos con sus creadores y descubrimos un universo que va más allá del simple “¿rubia o negra?”.

Dosmares: del amor a la IPA al sueño cervecero

La historia de Dosmares arranca con un flechazo. En 2010, Daniel Toledano probó por primera vez una cerveza artesanal en Palmones (Los Barrios), en la desaparecida fábrica Kettal, y su vida cambió. Años después, tras dejar su trabajo en la industria petroquímica, apostó por su pasión: hacer cerveza. Así nació Dosmares, oficialmente en 2016.

Inspirado por sabores potentes y lupulados, Toledano elabora cervezas sin filtrar ni pasteurizar, lo que permite conservar todos sus nutrientes. “Nos gustan las IPAs y todas sus variedades, por sus aromas y sabor”, comenta. Las referencias van desde Pilsner y Red Ale hasta variedades negras con cacao, lactosa o avellana.

Las etiquetas, obra de Rebombo Estudio, son ya seña de identidad. “También elaboramos por temporadas y en distintos formatos: botella, barril o lata de 44 cl”. Puedes encontrarlas en bares y tiendas especializadas de Algeciras, Tarifa y otras partes de Andalucía, Madrid y el norte de España. El precio, entre 3,5 y 4,5 euros.

Una experiencia que marcó al fundador fue colaborar con Black Sand, la primera fábrica artesana de Bali, en 2019. Desde entonces, el proyecto Dosmares lleva el sabor del Campo de Gibraltar a cualquier rincón del mundo.

Aguaviva: palabras linenses y cerveza con identidad

Más que una cerveza, Aguaviva es un homenaje líquido a La Línea de la Concepción. El proyecto nace del dúo creativo David (maestro de Educación Física) y Sergio (diseñador gráfico), que comenzaron haciendo catas con amigos y terminaron fundando la cervecera en 2017, alentados por el propietario del restaurante Barbas.

“Queríamos que cada receta tuviera un carácter marcadamente local, así nació Rolipó, con un sabor suave y toques dulces que recuerdan a los caramelos de nuestra infancia”, cuentan. El resto de variedades sigue esa línea: Focona (cuatro maltas y lúpulos como las cuatro esquinas de la frontera), Liquirbá (stout con regaliz), Cuécaro (una IPA con avena como las papillas de Quaker Oats), Ciro (alta graduación con especias y syrup inglés), y la reciente Barbuda, dedicada a un amigo de Tesorillo con toques de naranja.

Aunque son una cervecera nómada —elaboran sus lotes en El Puerto de Santa María—, controlan todo el proceso y miman cada detalle. Sus cervezas pueden encontrarse en restaurantes y bares de La Línea como Barbas, La Chimenea, TPOP o La Pilar, y su precio es muy asequible, similar al de una cerveza industrial, pese a su carácter artesano.

El nombre Aguaviva es un juego de palabras entre la medusa linense y la levadura viva que habita en la botella. “Es una cerveza viva, como nuestra tierra”. La web está en camino, y prometen que pronto será una vía más para difundir su pasión.

Desde Aguaviva son claros: sí hay demanda, pero muchas veces no hay oportunidad. “El hostelero no se preocupa de ofrecer cervezas artesanas locales, apuesta por lo fácil y rápido, aunque sea algo sin personalidad. A menudo estamos vetados por los acuerdos de exclusividad de las grandes marcas de barril. Sin recursos para competir en esa liga, necesitamos catas, ferias, eventos gastronómicos y espacios donde explicar y compartir lo que hacemos”, reivindican. Porque cuando el cliente descubre este mundo, se enamora. Solo falta que se lo acerquen.

Más allá del sabor, estas cervezas cuentan historias del territorio. En cada etiqueta, en cada sorbo, hay parte de nuestra cultura, palabras que nos representan, aromas que nos identifican. Apostar por Dosmares y Aguaviva es brindar también por la creatividad, el emprendimiento y el arraigo. Y en un día como hoy, no hay mejor excusa para probarlas.