Todo el que haya viajado por las carreteras españolas reconoce uno de sus símbolos: el Toro de Osborne. La gran silueta del animal se ha convertido en un emblema, a pesar de que su intención principal fue una campaña de publicidad, y ahora, 25 años después de que el Gobierno "firmara su indulto", se siguen conservando las estructuras de 92 astados por todo el territorio nacional, 24 de ellas en Andalucía. En el Campo de Gibraltar, concretamente, se ubican dos de ellas, una en Tarifa y otra en Los Barrios.

La bodega gaditana de Osborne repartió los elementos por todo el país para promocionar su brandy Veterano. Lo hizo con las grandes estructuras de color negro, acompañadas de rótulos rojos y una copa de vino en el torso del toro.

En Los Barrios se encuentra en uno de los puntos más altos del casco urbano de la Villa, junto a la autovía A-381, rodeado de viviendas. El toro puede verse desde la carretera gracias a sus grandes dimensiones. Mientras que el de Tarifa se ubica camino a Facinas por la N- 340.

La historia del Toro de Osborne

La figura de el Toro de Osborne nació en 1957. El publicista Manuel Prieto fue el encargado de diseñar una estructura de madera de unos cuatro metros que destacaba por su color negro, grandes pitones y postura firme.

La presentación del primer astado de la campaña fue en Cabanillas de la Sierra (Madrid), concretamente en el kilómetro 55 de la N-I. Pese a su éxito, tuvieron que empezar con los primeros cambios, puesto que la normativa estatal de carreteras apuntaba a que podían distraer a los conductores.

Así pues, el toro se alejó de la carretera y aumentó su tamaño. Ahora la construcción alcanzaría los 14 metros de altura y estaría hecha de metal. Desde ese momento, las estructuras quedaron repartidas por el país, aunque fueron desapareciendo para conservar en la actualidad un total de 92.

25 años del indulto al Toro Osborne.

El Toro de Osborne ha ocupado portadas de revistas como la de The New York Times Magazine, además, ha inspirado a grandes artistas como Salvador Dalí, Annie Lebovitz o Keith Haring, entre otros, se ha transformado en una escultura de cristal de 500 kilos con 2.000 piezas de Swarovski, formó parte de la escenografía del musical Viva Forever inspirado en las canciones de las Spice Girls en Londres y ha estado integrado en películas icónicas del cine Español como Jamón, jamón. 

Sin embargo, para llegar hasta ahí ha tenido que solventar problemas legales a través del borrado de las letras rojas que publicitaban la bodega de Osborne, por ejemplo, además de presentar un recurso por parte de esta para evitar el derribo de las esculturas.

Finalmente, el "indulto" al Toro de Osborne llegó en 1998 con la sentencia del Tribunal Supremo que establecía que la famosa silueta había superado "su inicial sentido publicitario" y se había convertido en "un elemento decorativo del paisaje".