José Cruz Herrera, el ilustre artista de La Línea, puede considerarse una de las personas más icónicas de la ciudad, por lo que cuenta con muchas referencias hacia él, en forma de reconocimiento, a lo largo del municipio, siendo algunos de ellos una calle, el museo o una plaza, en la que se centra esta pieza. Tampoco hay que olvidar que algunos de sus trabajos están expuestos en lugares como la iglesia de La Inmaculada.

La Plaza de Cruz Herrera es uno de los enclaves más emblemáticos del centro de La Línea. Lleva el nombre del prestigioso pintor linense al situarse la espalda de su casa natal orientada hasta este lugar. Cruz Herrera nació en la calle Real número 11 el 1 de octubre de 1890, una vivienda que a día de hoy no existe.

En un primer momento, el espacio se denominó Plaza Chiston y Plaza Vieja. Se originó como consecuencia de las primeras casas construidas detrás de la antigua línea fortificada y del edificio de la aduana, contando con cinco barracones de madera a su alrededor que servían como tiendas de alimentación, por ello adoptó su configuración y distribución llegando a albergar los puestos del mercado con anterioridad.

No fue hasta julio de 1924 cuando tomó el nombre del insigne pintor. Ha sufrido numerosas remodelaciones con el paso de los años, aunque conserva su forma original y la pilastra central. No puede decirse lo mismo de sus azulejos originales, sustituidos durante una de las reformas que se llevaron a cabo en 2011 y que fue objeto de polémica.

La plaza es desde hace décadas un epicentro de ocio en La Línea. Actualmente se encuentra aislada del tráfico de vehículos, convirtiéndose en uno de los rincones con más solera de la ciudad. A su alrededor se concentran locales gastronómicos y pubs que mantienen la actividad durante todo el día creando un punto de atracción de la población.