Don Manolo, de pies a cabeza
Manolo García se entrega a su público en Algeciras, donde ofrece un estupendo concierto ante unas cinco mil personas. El ex de El último de la fila se mete a la gente en el bolsillo con un recital de músico de oficio
Plantado en mitad de Las Palomas como los viejos árboles con savia nueva, Manolo García primero dignificó su profesión de músico y luego saltó como un espontáneo disléxico del albero a los tendidos. La gente le gritó torero mientras entonaba coplillas de El último de la fila. Subidón. La noche arrancó algo tibia, pero don Manolo se llevó al público a su huerto de huracanes azul cobalto.
El músico catalán convocó en Algeciras a unas cinco mil personas, ante las que desgranó Saldremos a la lluvia, la excusa de la visita, pero también un generoso y agradecido abanico con sus temas más celebrados, incluidos los montados en su época de El último. No fue García de los que reniegan de donde vienen y dobló el peso de su pasado levantando un El loco de la calle distinto.
Le costó a la parroquia arrimarse al ascua de la lírica aflamencada del ex de Los Burros, pero el artista nunca cejó en su empeño. La kilométrica Sabrás que andar es un sencillo vaivén, a mitad de la cual el ídolo se descamisó, comenzó a prender al personal, del que salió al escenario una joven con mucho arte para bailar con quien le dijo "cosa más guapa".
Se caldeaba una noche calurosa mientras García, con un pie de micro mohicano y cromático, decía "sin vosotros la vida no es lo mismo". Esa vida se hacía placentera, paso al ansia de vivir, cuando los que salieron a esa lluvia recibían un tema aquí y otro allá para tararear, cantar o bailar. Manolo recogió toallas sudadas y besadas por su fans, hasta ramos de flores y oraciones para que siguiera, construidas con las rimas de Arena en los bolsillos.
Manolo García obró ese pequeño milagro de los músicos de oficio, de lo que presume predicando con el ejemplo, como quedó patente en Algeciras. A cada nota de laud fue ganando adeptos algo perezosos a su causa justa, musical y ahora también medioambiental. García se trabajó el jornal para poner la plaza patas arriba, de lo que ya se jactan algunos de los que empiezan. A ver dónde están esos dentro de 25 años y si bailan como se movió anoche don Manolo.
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