En 1989 Telemadrid y Canal Sur ofrecían en las tardes de los fines de semana un espacio de entrevistas en profundidad a cargo de tres personajes populares y reconocidos en sus facetas: el dibujante Forges, el comunicador Andrés Aberasturi y el cineasta José Luis Garci. El programa se llamaba Tres más una y, efectivamente, eran tres caballeros acompañando en sus confesiones a una dama.

Si esa invitada era Lola Flores las confesiones y declaraciones daban para varias portadas. Al cabo de los años lo vertido por la jerezana en aquel espacio sigue siendo testimonio de lo que era la Faraona en los escenarios y en la vida privada. Su grandeza y humanidad tanto en el arte como en el afecto familiar.

En plena conversación de Tres más una se hablaba de la relación de Lola con Manolo Caracol, su primer compañero estelar en los escenarios, y más allá. El éxito de la Faraona vino a afectar a uno de los grandes del cante, quien le dio el espaldarazo al joven talento de Jerez. Su madures tuvo una decadencia precipitada por el alcohol. "Fue muy vicioso", lamentaba de una persona como Caracol a la que había tenido tanto afecto.

Es en ese contexto de la conversación en el que los entrevistadores charlan con Lola Flores sobre el consumo de drogas. La artista habla de haber estado en fiestas de Barcelona donde la droga se servía en platos en el centro de la mesa. Coca "pura", en platos. Lola señala que las drogas estaban ahí desde antes de su expansión en los años 70, pero había más "pudor" en su exhibición en el consumo en el caso de la cocaína. Lola habla de la "desfachatez" en las discotecas (de aquel año ya, 1989) donde en los servicios la gente se echa encima para ofrecer o para consumir, "te caen como abrigos". Un testimonio que a la jerezana le llegaba por "un amigo mariquita".  (En el minuto 14 de este vídeo de aquel programa está toda esa conversación).

Sobre los porros, lo que le pregunta Aberasturi, Lola confesó entonces haber probado los porros, pero le caían mal, con un efecto como si se le aplastara la frente. Y también probó la coca. "Tiene su momento, si estás a gusto, en una reunión simpática, un toquecito", explicaba Lola.

Forges le recomienda que no entre en ese mundo. Lola respondía: "yo siempre he mirado mucho por mí". Los efectos adversos de la droga los vivió de cerca con su infortunado hijo Antonio.