Capitanía Marítima abre expediente al ferry Jaume I por su “nube negra” en Tarifa
La investigación por las emisiones anómalas y la caída de carbonilla al mar confirma las denuncias ecologistas de Agaden
Baleària construye los primeros ferris 100% eléctricos que unirán Tarifa y Tánger en 2027
La sombra de humo que el pasado verano rodeó al ferry Jaume I vuelve a escena. Capitanía Marítima de Algeciras ha comunicado oficialmente a Agaden–Ecologistas en Acción la apertura de un expediente administrativo sancionador contra la embarcación de Baleària por el episodio de emisiones irregulares registrado en el puerto de Tarifa, un punto donde conviven un tráfico marítimo intenso y un entorno protegido.
Según explica la organización, la decisión llega tras la denuncia presentada en agosto por las nubes de humo oscuro que el buque generó durante sus maniobras. Diversos medios de comunicación se hicieron eco en su momento de las quejas por la contaminación visible en la dársena tarifeña y por la caída de restos de carbonilla al mar.
Capitanía Marítima ha recopilado la información necesaria y confirma que el procedimiento sancionador sigue adelante con fundamento en la normativa de contaminación marina. Para Agaden, este paso supone “un reconocimiento formal de los hechos” y un avance que, aunque valoran positivamente, no disimula un problema estructural: la falta de vigilancia ambiental eficaz en el estrecho de Gibraltar, especialmente en Tarifa y Algeciras, donde operan buques veteranos que exigen controles rigurosos.
El episodio más grave ocurrió el 12 de agosto, cuando la emisión anómala de humos provocó la caída al mar de partículas de carbonilla. Capitanía recuerda que en situaciones similares, siempre que se logra identificar al buque, se inician expedientes por contaminación marina. En este caso no había margen para el misterio: el Jaume I, construido en 1994 y con más de treinta años de servicio, cuenta con un historial conocido por los ecologistas, que ya advertían en agosto que sus emisiones podrían equivaler al impacto de “más de 300 vehículos funcionando de forma continua en un mismo punto”.
La asociación conservacionista subraya una contradicción llamativa: Baleària publicita esta ruta como el “primer corredor 100% verde entre España y Marruecos”, un horizonte previsto para 2027 gracias a la incorporación de los primeros fast ferries eléctricos. Sin embargo, el Jaume I no solo acumula décadas de servicio, sino que arrastra antecedentes como un incendio en la sala de máquinas en 2013 por una rotura en las tuberías de combustible. Todo ello refuerza, según Agaden, la necesidad de una revisión exhaustiva antes de seguir operando en un puerto situado en pleno Parque Natural del Estrecho.
Desde agosto, la organización había reclamado la paralización cautelar de la operativa del ferry hasta corregir las emisiones, así como inspecciones de motores y sistemas de control. Las quejas ciudadanas y de negocios situados frente al puerto —por el humo denso, el olor persistente y los restos visibles en el agua— alimentaron la presión social que finalmente ha desembocado en el expediente.
Para Agaden, este caso es el síntoma de algo más amplio: la urgencia de reforzar los controles ambientales en el Estrecho, un corredor marítimo crucial y extremadamente sensible. La ONG insiste ante Capitanía y la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA) en tres líneas de actuación: mayor supervisión de los buques, debido a la diversidad de flotas y a su antigüedad; respuesta rápida y proporcionada ante cualquier emisión irregular, y transparencia informativa para que la ciudadanía conozca los procedimientos y resultados.