El levante reduce en 10.000 toneladas la llegada de algas invasoras a las playas de Tarifa este verano

Los temporales han limitado la acumulación de esta especie asiática, que sigue siendo una amenaza para el ecosistema marino y obliga a un gran esfuerzo económico y logístico en su retirada

Rescatan a un kitesurfista en Tarifa tras una intensa búsqueda nocturna con un helicóptero y una embarcación

Retirada del alga invasora de las playas de Tarifa, el pasado verano.
Retirada del alga invasora de las playas de Tarifa, el pasado verano. / Erasmo Fenoy

El verano de 2025 ha traído un respiro a Tarifa. Las playas de la localidad han recibido hasta ahora unas 2.500 toneladas de algas invasoras, una cifra muy inferior a la del año pasado, cuando la acumulación superó las 12.000. El protagonista del alivio ha sido el viento de levante, que ha soplado con fuerza en el Estrecho de Gibraltar y ha frenado la llegada masiva de esta especie asiática a la orilla.

El descenso se ha notado tanto en la carga de trabajo de los servicios municipales de limpieza como en la imagen de las playas en plena temporada alta, un aspecto clave para el turismo. Aun así, las cifras siguen siendo de gran envergadura: retirar y gestionar estas algas implica el uso de maquinaria especializada, camiones de transporte y su depósito en vertederos autorizados, con el consiguiente gasto económico y logístico.

En años anteriores, la acumulación de estos bancos oscuros en la arena había generado quejas entre bañistas y empresarios de la zona, además de dificultar la práctica de deportes acuáticos. Este verano, el litoral ha lucido más limpio y accesible, algo que se ha agradecido especialmente en la localidad más turística del Campo de Gibraltar.

Sin embargo, la amenaza persiste bajo la superficie. Expertos advierten de que el alga Rugulopteryx okamurae, originaria del Pacífico y que probablemente llegó al Estrecho en las aguas de lastre de un buque mercante, continúa expandiéndose en los fondos marinos. Un solo ejemplar es capaz de generar hasta 600 nuevos, formando densas alfombras que desplazan a la flora autóctona y restan recursos a la fauna local, con un impacto directo también en la pesca.

Las administraciones insisten en que, aunque este verano el viento haya jugado a favor, el problema está lejos de resolverse. El control y seguimiento de esta especie invasora seguirá siendo uno de los grandes retos medioambientales del Estrecho en los próximos años.

stats