El precio de lo intangible

La seguridad alimentaria es la capacidad de una población a tener acceso a alimentos, nutritivos, suficientes y seguros. Es el eje central de la Estrategia Europea de la Granja a la Mesa, que junto con otras, como la de biodiversidad, energía, clima, economía circular, etc., conforman el Pacto Verde Europeo con el objetivo de lograr la neutralidad climática para el año 2050.

Estas estrategias políticas surgen como respuesta a la extrema vulnerabilidad de los sistemas agroalimentarios respecto al futuro escenario de cambio climático, con nuevas amenazas de plagas, sequías, heladas, inundaciones, olas de calor, escasez-degradación de recursos naturales y pérdida de biodiversidad, indispensable para la producción agrícola. La pandemia y la invasión de Ucrania por parte de Rusia impactan en el comercio internacional, suministro de materias primas, insumos agrícolas y energía, que ha producido un escenario de inflación que afecta a todos los productos, frutas y hortalizas incluidas.

La subida de precios es una primera evidencia de la vulnerabilidad del sistema agroalimentario ya que puede comprometer el acceso a alimentos sanos y nutritivos de población con menos poder adquisitivo. También cabe la posibilidad de que a medida que los precios aumenten, la población general opte por productos más baratos, producidos en países donde los costes de mano de obra sean menores o las normativas sociales y ambientales sean menos exigentes que en Europa, logrando justo lo contrario de lo que pretenden los objetivos del Pacto Verde Europeo. Este escenario debe ser considerado en la planificación de las políticas europeas, siendo prioritario ajustar el valor al precio.

La evolución histórica del modelo de producción de Almería está fuertemente ligado a la innovación. La innovación es convertir las ideas en valor, en productos, bienes o servicios que la población esté dispuesta a comprar. Si consideramos un coche, es fácil convertir el valor de cada innovación en precio, por ejemplo todos estaríamos dispuestos a pagar más por una batería que se recargue en pocos minutos en un coche eléctrico. Si hablamos de un producto como un tomate es difícil poner en valor toda la innovación que lleva incorporada porque es invisible, por lo tanto el precio nunca va a reflejar el auténtico valor de nuestros productos.

Almería está incorporando los principios de la Bioeconomía Circular a su sistema productivo reflejando la preocupación y el compromiso de la sociedad para avanzar hacia la sostenibilidad de la agricultura, aportando valor al producto. Esta transición en el modelo productivo se plasma en diversas acciones, por ejemplo el nacimiento de empresas innovadoras en gestión y eficiencia de agua asociado a la digitalización; empresas del sector bio (mejora de semillas, control biológico, biofertilizantes); economía circular de biomasa y plásticos; gestión de la cadena de valor, etc.

La innovación, basada en una I+D fuertemente orientada a minimizar la explotación de recursos naturales y el uso de fuentes de carbono no renovables, es un intangible de la agricultura de Almería donde el futuro pasa por continuar armonizando la convivencia entre las actividades económicas y la protección de los espacios y recursos naturales, que hoy son el verdadero valor de una agricultura que no tiene precio.